La carta con la que García Márquez ofreció Cien años de soledad
"Estoy trabajando en mi quinto libro. Es una novela muy larga y muy compleja", anunció el escritor a un editor de Sudamericana.
México, 30 de octubre de 1965. La carta viajaba a Buenos Aires, con destino a Francisco Porrúa, editor de editorial Sudamericana y con la firma de Gabriel García Márquez. Dos carillas en las que el inolvidable escritor colombiano fallecido ayer, hacía un repaso por las obras que estaba escribiendo y ofrecía una nueva pieza: Cien años de soledad. Nada menos.
México, 30 de octubre de 1965. La carta viajaba a Buenos Aires, con destino a Francisco Porrúa, editor de editorial Sudamericana y con la firma de Gabriel García Márquez. Dos carillas en las que el inolvidable escritor colombiano fallecido ayer, hacía un repaso por las obras que estaba escribiendo y ofrecía una nueva pieza: Cien años de soledad. Nada menos.
"Estoy trabajando en mi quinto libro: Cien años de soledad -comenta García Márquez-. Es una novela muy larga y muy compleja en la cual tengo fincadas mis mejores ilusiones", advirtió.
"A pesar de las dificultades con que trabajo en este libro que he planeado durante unos 15 años, estoy haciendo esfuerzos para terminarlo a más tardar en marzo", explicaba el colombiano al editor. Y reconocía que la obra podía derivar en otra editorial. "Lo tengo comprometido verbalmente desde hace unos seis meses, pero le prometo seriamente que trataré de deshacer el compromiso para contraerlo con usted".
La historia finalmente tuvo final feliz y la histórica novela fue publicada por Sudamericana. Ayer, al enterarse del fallecimiento del escritor, el actual director general de la editorial escribió una carta a sus empleados lamentando el triste hecho.
"Es muy triste compartir con ustedes la noticia de la muerte de Gabriel García Márquez. Como saben, su relación con nuestra editorial no sólo ha sido histórica sino particularmente entrañable, desde que en 1967 Sudamericana publicara en Buenos Aires la primera edición de Cien años de soledad", escribió Javier López Llovet.
"Hace dos años tuve el privilegio de visitarlo en su casa de México DF y pude comprobar que su amor por Argentina, país desde donde había sido lanzado al mundo, seguía intacto. Todos, seguiremos siendo los orgullosos editores de su obra, a la que cuidaremos como uno de los tesoros que hacen de este oficio un privilegio", resumió.
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