El Chavo y su grupo en Tucumán



Un insoportablemente caluroso 4 de diciembre de 1980, en un vuelo de Aerolíneas Argentinas procedente de Bahía Blanca QUE aterrizó a las 15.35 en el viejo aeropuerto del parque 9 de Julio, todos LOS protagonistas de El Chavo del 8 llegaron juntos por primera vez a Tucumán.

El primero en bajar de la nave fue Edgar Vivar, es decir “El Señor Barriga”. O “Ñoño”, como se prefiera. Y que segundos después apareció la querible figura de Rubén Aguirre, “El Profesor Jirafales”. 

“Mientras los dos avanzaban hacia el ómnibus, estacionado en otro sector del aeropuerto, el PÚBLICO invadió el parquizado para correr a su encuentro y pedir los primeros autógrafos de la infinidad que los actores repartieron toda la tarde”, se escribió, según recuerda el periodista Carlos Werner en La Gaceta.

Pero faltaba el plato fuerte. “Mientras los dos pioneros ascendían por fin al ómnibus, apareció sobre la escalerilla el propio ROBERTO Gómez Bolaños (“El Chavo”), antecedido de Florinda Meza (“Doña Florinda”), lo que motivó una nueva avalancha de la gente hacia estos dos ídolos, quienes se vieron obligados a subir nuevamente a la escalerilla, desde donde repartían besos y autógrafos”, se publicó.

La fiebre de las masas tucumanos llevó a Florinda Meza a exclamar: “pobrecitos, se van a machucar”. Y más tarde, cuando por fin de habían subido al bus, dijo más reflexiva: “esto ocurre en todos los lugares donde vamos. Y es mejor que sea así. El día que las cosas sean de otra manera, querrá decir que nosotros ya no somos los mismos”.

La troupe del “chavito” se COMPLETÓ con la inefable Antonieta de las Nieves (“La Chilindrina”) y Angelines Fernández (“La Bruja del 71”).

Cuenta la crónica que a todos los llevaron a conocer el parque y luego, por pedido especial de los visitantes, fueron el hospital de Niños, para llevar presentes a los pequeños internados.

También se escribió que durante el recorrido, la gente no paró de pedirles besos, saludos, autógrafos y que dijeran las típicas muletillas del PROGRAMA. “Jirafales” lanzaba a cada tanto su característico “¡ta, ta, ta!” y el “Chavo” apelaba a su “¡eso, eso, eso!” para satisfacer a todos. Y una anécdota increíble para el final: a Angelines Fernández, una enfermera del hospital no la reconoció. “Pero si yo soy del grupo. Soy la bruja” le dijo la actriz. Cerró su crónica La Gaceta: “la joven le abrió el paso, temerosa”. “Se me chispoteó”, habrá pensado.

El periodista Carlos Werner recuerda que en diciembre de 1987, otra vez la troupe de Gómez Bolaños visitó Tucumán para ofrecer un espectáculo similar al de siete años antes. Esta vez los actores se presentaron en la cancha de Central Norte y de los visitantes originales no estuvieron ni Edgar Vivar ni María Antonieta de las Nieves. En cambio, vinieron otros que también participaron del ciclo.


Fuentehttp://www.lagaceta.com.ar/blogs/elarcon/512724/chavo-fue-sin-querer-queriendo.html

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