Las verdades de María Kodama
Cuando se acercan los 30 años de la muerte de Borges, María Kodama habla de su relación con el autor de Ficciones y del “milagro secreto” que hace que siga vivo. También se refiere al juicio que inició contra el autor de El Aleph engordado. “Esa gente sólo pensó en los derechos de autor, no en la obra, no en la justicia”, afirma, refiriéndose a la actitud del Pen Club
Por Alina Diaconú - Para LA GACETA - Buenos Aires
Hace 30 años que nos conocemos. Y hace mucho que somos amigas. María Kodama vive en los aviones. De todas partes la invitan a dar charlas sobre Borges y su obra, y que yo sepa, casi nunca dice que “no”. A veces se va de una punta a otra del planeta, regresa a Buenos Aires por dos días y vuelve a partir. Con una fuerza y una voluntad de hierro. Y cada vez que vuelve es una alegría encontrarnos y charlar. Conozco y aprecio su capacidad, su seriedad, su ética, su sensibilidad, su fina intuición y su amor por la belleza. Su fuerza, detrás de la aparente fragilidad. Conozco muy bien su devoción por Borges y sus denodados esfuerzos por preservar y difundir su obra. Con consecuencias a veces tremendas para ella y para la imagen que muchos se hacen de ella.
Cuando caminamos juntas por la calle, es frecuente que la gente la pare para saludarla y expresarle su afecto. Así como, en las antípodas, aparecen acusaciones, reproches, prejuicios y opiniones adversas.
Parecería ser que el sino de Borges(dividido en vida, entre amores y odios simultáneos ) está proyectado hoy sobre ella.
Tiene que convivir con eso, pero también con la dicha de saber que fue la mujer que Borges eligió como esposa y heredera en los finales de su vida y a quien le dejó un precioso legado para cuidar.
Los últimos episodios que son de conocimientos público acerca de un libro “engordado”, y todos los entuertos que siempre genera la figura de Borges, me llevaron a tener con María esta intensa conversación:
-Han pasado casi 30 años de la muerte de Borges. ¿Cuál sería tu balance acerca de la repercusión de su obra aquí y en el mundo?
-El año próximo se cumplirán 30 años de la entrada de Borges al Gran Mar, como llamaban los florentinos a la muerte. El balance es extraordinario; sin hacer una revisión de estos 30 años, tomando solamente el requerimiento de distintas universidades y Salones del Libro u otras manifestaciones culturales, te diré que en menos de un mes he dado conferencias sobre su obra –no sobre anécdotas- en Brown University, en Harvard, el Instituto Cervantes de New York, en el Salón del Libro de San Petersburgo, en Amsterdam y en Tokio, en la Universidad de Tokyo y en la de Meiji. Proyectá esta actividad hacia atrás y verás no sólo el interés de la gente en su obra, que no necesita nada porque en vida de él ya estaba ubicada en la cima, pero sí mi trabajo en el exterior y en el interior del país, para lograr lo que –según su agente- es una especie de “milagro secreto”, mantenerlo vivo.
- En lo personal, ¿qué significa para vos este tiempo vivido sin él?
- Es que, como acabo de decir, parte de ese “milagro secreto” en el que me ayudan todos ustedes, se cumple porque –aunque sé que Borges partió- , siento que está conmigo. Recuerdo que vi una hermosa película japonesa en la que una pareja se pasea, unidas sus muñecas por una cinta roja, a lo largo de las cuatro estaciones. Ellos se amaban, pero la madre del muchacho quería casarlo con otra mujer. No recuerdo cómo fue el final, pero la cinta roja significaba lo que el destino ata, lo que está predestinado y que nada ni nadie podrá cambiar, significa el amor “for ever and ever and a day”.
-¿Cómo definirías tu historia de amor con Borges, si es que el amor se puede definir?
-Un periodista español, después de la partida de Borges, me hizo esta misma pregunta, y yo le dije que como japonesa, no puedo exhibir mis sentimientos. Entonces encontré en la Ilíada lo que para mí es la más perfecta definición del amor que, de alguna manera, fue tomada posteriormente por las religiones como fórmula para el casamiento. Cuando Héctor va a luchar con Aquiles, Andrómaca sabe que él va a morir. Entonces, para retenerlo, ella le dice: (María recita en griego antiguo la cita y luego me la traduce) “Héctor, tú eres para mí mi padre, mi señora madre y mis hermanos, pero por sobre todas las cosas, eres el amor que florece”.
-Lindo, muy lindo…¿Creés que en la Argentina la obra de Borges es conocida y valorada como se merece?
- Te pregunto yo: ¿ vos qué crees? Por una parte del público te diría que sí, pero cuando ves que ese absurdo poema “Instantes”, atribuido a Borges, fue colgado en una pared nada menos que de la Feria del Libro de Buenos Aires como un poema de Borges, te hace pensar si realmente lo han leído.
-Estoy segura de que tu trabajo de difusión y de preservación de esa obra a través de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges que presidís y de las charlas que constantemente das por el mundo mantienen vivas su figura y su trascendencia. ¿Hay momentos en que sentís ese legado como una carga?
-Ese legado nunca fue sentido por mí como una carga, porque es un legado del amor que nos tuvimos, que continúo sintiendo por él. Son las circunstancias tan increíblemente vulgares a veces que te hacen sentir lástima y vergüenza ajena.
-¿Cuáles son los eventos organizados por la Fundación que más satisfacciones te dieron?
-Son muchos los que hemos organizado desde la Fundación con mis amigos, quizá la más trabajosa fue la gran exposición en Homenaje al Centenario del nacimiento de Jorge Luis Borges, que comenzó en Venecia y recorrió Europa y estuvo en Buenos Aires para el 24 de Agosto en el Museo de Bellas Artes. También un concierto extraordinario dado por el conjunto “La Mala Púnica” en la Merced, o la estatua de arena hecha por un artista de EE.UU, especialista en arte efímero. Este homenaje lo hicimos en Mar del Plata. Asistieron profesores y estudiosos de Borges de todo el mundo y dieron sus ponencias en la Casa de Victoria Ocampo en Mar del Plata. También la emoción del Primer Concurso de Haiku, organizado para estudiantes secundarios por la Fundación, y que ya lleva casi 20 años de vida.
Polémicas
-Varias han sido las controversias generadas acerca de tus decisiones en torno a la publicación o reimpresión de algunas de sus obras. ¿Qué me podés decir al respecto?
-Esas controversias son malintencionadas, la publicación de esas obras no fue algo secreto que Borges tenía escondido y que yo publiqué. El tamaño de mi esperanza, El Idioma de los argentinos e Inquisiciones eran libros que estudié y estaban en las bibliotecas del Instituto de Literatura Argentina. Borges no quería reeditarlos porque decía que tendría que reescribirlos, pero bueno, agregaba, si los estudian en la Facultad ¡qué voy a hacer! Los reedité a pedido de los estudiantes del exterior que están interesados en ellos y no podían conseguirlos.
-Se han dicho tantas cosas sobre esas publicaciones, hubo mucha polémica…
-Como te dije: las obras fueron publicadas por Borges en su juventud. Como todos saben, Borges siempre hacía infinitas correcciones en sus escritos, sobre todo en los poemas, en la prosa menos. Cuando se enteró que en el Instituto de Literatura Argentina estaban esas obras y que las estudiábamos, dijo: “bueno, después de mi muerte se reeditarán, así me ahorraré el trabajo de reescribirlas a través de infinitas correcciones…”
-Quedaste mal con todo eso…
-Con eso y tantas otras cosas que se dicen de mí. Que fui secretaria de Borges, por ejemplo. Yo nunca fui la secretaria de Borges. ¿Cómo voy a quedar? Fijate que esas mismas personas que se indignan por las reimpresiones de algunos textos, ¿por qué no reaccionaron frente a ese poema Instantes, que ya mencioné, falsamente atribuido a Borges? Ocho años de mi vida me tomó el trabajo hasta encontrar a la verdadera autora, cuyo nombre es Nadine Staïr, y que fue publicada por Bantan Press en los EE.UU. ¿Qué pensás que sentí al llegar a la Feria del Libro de Buenos Aires y encontrarlo colgado en un poster a la entrada y con el nombre de Borges? Recuerdo que yo estaba con Hermes Villordo y le pedí que me ayudara a arrancarlo, hice un rollo y me dirigí al escritorio de la directora de la Feria que no supo qué decirme. Luego, a pedido de los estudiantes de distintas universidades, como ya te conté, del país y del extranjero, publiqué lo que Borges había escrito como periodista en diarios y revistas desde los años 20. Como ves, las voces escandalizadas se alzan contra mí cuando hago lo que debo hacer. Guardan, en cambio, silencio, cuando se tiende a destruir esas obras, ya sea con ese poema que trata de mostrarlo arrepentido de lo que fue; cuando, si habría reencarnación, él quería volver a ser escritor, nunca se arrepintió de su trabajo, de sus principios. Ese poema contiene un mensaje perverso para la juventud al tratar de mostrar el arrepentimiento de una magnífica vida para abrazar la tontera, lo banal.
-Bueno, quisiera que me dieras tu versión del gran problema que se generó con el libro “El Aleph engordado”.
-Sí, también hacen un vergonzoso escándalo con el individuo que, sin autorización no sólo “engordó” El Aleph, cuento emblemático de Borges, sino que además quitó palabras, agregó otras al original de Borges. Lo que no tiene nombre es la “defensa” que hace el Pen Club Internacional sobre este tema, acusa, difama, sin siquiera haber intentado conocer qué sucedía realmente. Esto sucedió a través del Pen Club Argentina, quien realmente debía contactarse antes de hacer ese vergonzoso escándalo. Pero la distorsión de la realidad, el demonizar sin averiguar con ambas partes lo sucedido, lleva a esos excesos dignos de gente que atropella con todo, aún con la ley, y quiere imponer su voluntad.
-A ver, explicáme un poco más cómo fue el proceso de todo eso…
-La historia fue así. Se inicia un juicio penal por apoderarse sin permiso del texto de Borges. Esto, legalmente, es considerado un robo. Luego, hay una audiencia de conciliación en la que yo ofrezco –ya que el autor decía que no tenía dinero- pagar mi abogado y como indemnización, por parte de él, yo recibía un peso. El se negó. Entonces el juicio penal continuó. Aclaro que el juicio penal no es sobre la utilización del texto, como salió en el Pen Club de la Argentina, sino por no haber solicitado la autorización.
-Es decir, que tomaron cartas en el asunto tanto el Pen Club Internacional como el Pen Club de Argentina.
-Sí. Y ¡qué decir! que el Pen Club Internacional da su dirección para los que quieran hacer entrevistas o hablar con el autor del Aleph engordado. Creo que con equilibrio y democráticamente debieron preguntarme las causas que presentaron distorsionadas y ofrecerme a mí sus direcciones de e-mail y teléfonos para eventuales contactos. Pero, evidentemente, esto partió del Pen Club Argentina y el propósito está a la vista.
-Se supone entonces que para cualquier recreación o trabajo ligado a los textos de Borges se necesita una autorización, eso es lo que dice la Ley…
-Di en estas casi tres décadas que se cumplen el año próximo de la muerte de Borges, muchísimos permisos para publicar o hacer obras de teatro a personas que, con respeto - que es lo básico en las relaciones humanas-, pedían el permiso y presentaban el proyecto. Esa gente que hizo toda esa payasada sólo pensó en los derechos de autor, no en la obra, no en la justicia, a las que no respetan.
“Fascinación”
-¿Vamos a hablar un poco de tus textos? Leí cuentos tuyos muy bellos. Sé de tu propio trabajo literario que, por ahora, está siendo postergado. ¿Hasta qué punto Borges tiene que ver con esa dilación?
-Borges tiene que ver por su generosidad, quería escribir el prólogo de mis cuentos porque le gustaban muchísimo. Yo no quería, entonces no podía publicarlos, porque hubiera sido como un insulto, o un desprecio. También quería prologarlos Alberto Girri, cosa que agradeceré siempre, pero tampoco podía aceptar por razones obvias. Con respecto a Borges, esperé que dejara la cátedra de Literatura Inglesa y Norteamericana en la Facultad para dar la materia. Cuando la tensión era muy fuerte por mi negativa a publicar, entonces yo lo hacía en algún diario o revista y le decía que él había hecho su camino y que yo quería hacer el mío a mi manera. Además, agregaba que él admiraba a Emily Dickinson y su obra fue publicada por sus hermanas después que ella partiera. Borges exclamaba: ¡Pero no hay por qué exagerar! Lo poco que salió publicado me dio una enorme satisfacción, por ejemplo el cuento “El dinosaurio” sirvió para salvar al argentinosauro, pero esta es otra historia.
-De eso hablaremos otro día, entonces. (…) Sé de tu lucha a lo largo de todos estos años por defender a capa y espada la memoria de Borges. Me contaste hace poco sobre un libro que estás pronta a editar. ¿De qué se trata exactamente?
-Bueno, el libro se llamará “Borges 1986-2016” y estará dedicado a un abogado europeo que me hizo ver una dolorosa realidad en la que yo nunca había pensado y que desató en mí un gran cambio.
-¿Cuáles son tus planes de futuro en materia de viajes y de vida?
-Los proyectos de vida están casi siempre unidos a viajes al exterior o al interior del país. Siempre en contacto con la gente que realmente estudia, quiere y respeta a Borges y que hace ese “milagro secreto” y me ayuda a sentir- aunque racionalmente esto no sea así- que Borges está vivo. También después del libro “Borges 1986-2016” publicaré algunas de mis conferencias y también mis cuentos.
-¿Qué te gustaría hacer que todavía no hiciste?
-Hacer un largo viaje recorriendo los lugares en los que estuve con Borges y dejar que las lágrimas corran hasta hacer ese duelo que no pude llevar a cabo en su momento por el acoso y la agresión de esas pobres personas que, en sus ataques, desnudaban lo más íntimo de sus almas hechas de resentimiento, envidia, rencor, codicia. Recuerdo que hace tiempo di una conferencia en Montenegro, estábamos por almorzar, el restaurante tenía una espléndida vista al mar. De pronto, pensé: ¡qué dolor! Es el primer lugar que conoceré sin Borges, en ese instante el pianista comenzó a tocar una música que creo se llama “Fascinación”. Borges me la cantaba y me dijo un día que era del siglo XIX y que su madre también la cantaba. El tiempo quedó detenido y sentí que había como algo mágico, intangible como la música, que me decía: ¡Estoy aquí, compartamos este instante!
(c) LA GACETA
Alina Diaconú - Escritora y columnista. Su libro más reciente es Aleteos, ilustrado por Guillermo Roux.
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