Bahiano: “Mi identidad no se perdió”


Entrevista.
El ex Pericos edita nuevo álbum, y dice que pese a haberse volcado a la TV, la música sigue siendo su matriz.

Cuatro años le llevó a Bahiano hacer Celebremos, su cuarto álbum solista, cuyo lanzamiento será el viernes, y que fue tomando forma a la par de su cada vez más consolidada tarea de conductor de televisión y de radio, que comenzó a asumir como propia en 2005, apenas se fue de Los Pericos. Sin embargo, su nuevo rol jamás lo alejó por completo de la música, a la que sigue considerando su espacio natural, en el que, más allá de cualquier tipo de influencia, asegura que sigue siendo él mismo.
¿Pensaste alguna vez en dejar la música y dedicarte de lleno a la televisión?
Nunca pensé en dejarla. Siempre fue mi lugar, donde más me satisface desarrollarme. Entendí que además podía elegir mis tiempos y también he descubierto otras posibilidades y otras formas de expresarme, como es la televisión. Pero la música siempre va a ser mi matriz.
¿Nunca hubo cansancio?
No es cansancio. Ves como va cambiando la escena y a veces te encontrás con momentos que pensás: “No estoy para estos tiempos, no me siento cómodo...”
¿Cuáles fueron los otros tiempos? ¿Cómo te metiste en la música?
Y... Mi primer concierto fue el festival Prima rock (1981), en Ezeiza. En esa grilla estaban Litto Nebbia, Piero; ahí vi a Virus, a los que los hippies les tiraban naranjas. Y a mí la banda me encantó. Me preguntaba por qué les tiraban naranjas, si me había encantado. Después, probablemente siguió B.A.Rock, en Obras (1982), donde vi a Pappo. En ese momento laburaba en la panadería de mi viejo, mientras iba a la vieja Esquina del sol, al Zero bar, hacía base en el café Einstein que estaba en Córdoba y Pueyrredón. Empecé a meterme por ahí...
Salvo por Sumo y las bandas paralelas, nada de reggae, ¿o sí?
No; mucho rock (Se ríe). Pero ahí empecé a tomarle el gustito. Después, en una discoteca que se llamaba Freedom conocí a los Cadillacs. En ese momento -1985- había formado una banda con El Signo, integrada por los hermanos Leo y Gastón Satragno, hijos de Raúl Lavié y Pinky. En esa época, también, empecé a comprar vinilos en El Agujerito. 
¿Qué discos comprabas?
Mis primeros discos fueron Made in Europe y Made in Japan, de Deep Purple; Beatles, Donna Summer, KC and the Sunshine Band... Recuerdo que el primero comprado con mi guita, que me pagaba mi viejo por hacer los repartos de la panadería, fue Rubber Soul, de los Beatles. Luego vinieron Help!, Kaya, de Bob Marley. Y cuando escuché eso... ¡uh!, explotó. “¿Qué pasó acá? ¿Qué viene después de esto?”, me pregunté. Vino otro disco de Marley, después vino la banda Black Uhuru, luego Steel Pulse... y empezamos a alimentar y buscar más allá del rock de los Stones. Genesis, Queen, The Police. Todo lo que venía a la Argentina, lo iba a ver. Era una esponja.
Todas, influencias que confluyen en Celebremos, junto a las que le aportaron sus viajes a bordo del programa MP3. “Los viajes influyeron mucho en mi disco anterior Rey Mago. Esos viajes eran una conexión directa a lugares, más que nada por la elección del repertorio”, explica Bahiano, que duda que su nuevo trabajo mantenga esa particularidad. 
“El primer corte del disco es Sólo necesitas amor, y es una canción más cercana a mi perfil histórico. Celebremos es algo innovador para mí, en el estilo para cantarlo, además, pero tampoco hay tanta variante. Sí es una jugada para dar un paso adelante de apertura musical”, admite.
Pero enseguida, reivindica su personalidad originaria. “En el disco sigo siendo yo. Mi identidad no se perdió. Es cierto que las onomatopeyas, las caracterizaciones de otras épocas y esas cosas ya no están. Siguen estando a lo mejor en otras canciones porque ya son ADN, pero no es parte de mi actualidad. Si bien hay una gran paleta de estilos, hay un sólo reggae”, detalla, en una vuelta de tuerca que devuelve la charla a los buenos viejos tiempos en los que Los Pericos se cruzaron en su ruta. O al revés. 
"A principios del ‘87 me habían invitado para que tocara la pandereta. La primera semana que nos juntamos a tocar un poquito el cantante se había enamorado de una brasileña, se quedó en San Pablo, algo así, y quedó vacante el puesto. Juanchi (Baleiron) me preguntó si me animaba a cantar, respondí que sí, y eso resultó en El ritual de la bananaJamaica reggae y Nada que perder, los tres más grandes hits que tuvo el primer disco. Empezamos a repartir volantes -hacíamos desde Plaza Italia hasta Plaza San Martín de las dos veredas de Santa Fe- y cada vez comenzaba a venir más gente", cuenta.
¿Por qué cuando te hiciste famoso ya no tenías rastas?
Había que mantenerlo, eh. Yo tuve dreadlocks y me los corté en Jamaica después del primer Reggae Sunsplash, al que nos había invitado Rita Marley. Teníamos el disco Big Yuyo, y mientras la EMI no lo quería editar “porque no tenía hits”, nos invitaron al que era el festival más importante de reggae del mundo. Fuimos la primera banda argentina en viajar a Jamaica. No sé si esto es bueno o malo (Se ríe).
Si te digo: “Los Pericos”. En dos palabras, ¿qué me decís?
Mi banda.
¿Hay posibilidades de que vuelvas a ser parte de ella?
Yo creo que no.
¿No te tienta la vuelta, aunque sea por lo económico?
Priorizo la vibración y la onda para compartir algo artístico. Nos separamos hace mucho y obviamente que el tiempo hay veces que lleva, y hay veces que trae... Pero yo no lo veo. Estoy muy enfocado en lo mío, musicalmente. Si pienso en música, me voy enfocando en lo personal; tengo mi otro tipo de faro para plantear música. Tampoco sé si hay intenciones. La verdad, a mí no me llegó ningún tipo de iniciativa, ni nada. Te dicen: “Nunca digas nunca”. Yo sé. A mí me encantaría tocar para la gente que nunca nos vio, tocar para el viejo cincuentón que está extrañando.
Sabés que llenarían...
Hoy no lo sé. Es todo tan volátil que nadie tiene la fórmula. Pero hace tiempo que dejé de ver qué hacían mi ex compañeros. Cuando me fui de la banda fue como que cerré la puerta. No la entorné. Ahí me enfoqué en mi vida y en mi familia. Cuando uno está en una banda, es parte de algo. Cuando sos solista, a lo mejor las cosas son mucho más difíciles porque sos el paragolpe, de lo bueno y de lo malo. Pero también podés ser el dueño de tus tiempos. Y elegir distintas maneras de expresarte.

El conductor de “Una tarde cualquiera”
“Mi carrera no la armé en la TV Pública”
¿Cómo te sentís como moderador de debates de jóvenes en temas políticos?
Es complicado. Pero a mí me llenó de energía; porque todos los días tenía pibes opinando, muchas veces sin red, en vivo, y con mucha participación. Fui madurando en el rol durante los años.
¿Coincidís en que se fue politizando cada vez más?
Ahora están todos más políticos. La calle está politizada. Es un año eleccionario, además; una época muy sensible. Cada uno tiene sus ideales y convicciones, y el lugar para expresarlas es la urna. Yo me crié en dictadura, y ahora veo a muchos chicos que me hablan de eso. Lo bueno que saco de ahí es que hay pibes que se informan, y otros que son más ‘ni-ni’, que a lo mejor no quieren meterse. Pero no es que la juventud está en otra. Y también están los que necesitan expresar sus problemas. El programa es un espacio abierto para hablar de bullying, acoso, drogas...
¿Alguna vez te bajaron línea?
Nunca me golpearon la puerta para decirme nada. Tuvieron un gran respeto conmigo. 
Se dice que sos un artista K.
Son muchos prejuicios. La TV Pública me ofreció un espacio. Si hubiese sido otro, también hubiese aceptado. Como músico, he cantado para todos. No me preocupan esas estigmatizaciones: yo sé quién soy. Soy artista desde hace muchísimos años. Mi carrera no la armé en la TV Pública. 
¿A un artista lo beneficia o perjudica expresarse políticamente?
Si permite que lo afecte eso, tendrá que verlo... Cada político tiene sus artistas preferidos... el FPV tenía a La Mancha, el PRO a Tan Biónica o Dread Mar I. Hay que ver si a ellos les afecta. Hablar siempre se va a hablar, hagas las cosas bien o mal.

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