"Soy más tradicional que mis padres”


El universo de Nacho Viale
El nieto de Mirtha Legrand tiene 34 años y vive solo. Además de producir los programas de su abuela, su primera película, La patota, fue premiada en el Festival de Cannes. Creció en una familia de artistas, expuesto a los medios y hoy dice que “aprendió a jugar el juego”. Se reconoce más tranquilo, con años de terapia y reformulando su estrecha relación con Mirtha, Marcela y Juana.

  • María Laura Santillán
En la foto familiar, hay una abuela artista, un abuelo artista, una hermana artista, tu papá, tu mamá y vos, un chico tradicional en una familia de artistas.
Sí (risas). Así me veo yo también. Nunca podría estar del otro lado por varias razones. Primero, porque no me animo; segundo, porque no me creo capacitado; tercero, sería un desastre y cuarto, hasta donde estoy es la delgada línea que me separa de un lado y del otro. Estoy cómodo así. Es la línea que decido no pasar.
Eso te define.
Claro. Hace poco me preguntaron si dirigiría algo y no me creo capaz de hacerlo.
¿Sos más tradicional que tu familia?
Puede ser. Pero tengo la rama paterna que…
Tu papá era un señor tradicional. Ahora es un chico canchero (risas).
Sí, se modernizó y se relajó, entró en equilibrio entre el esfuerzo y el disfrute. Yo estoy haciendo una nota y él anda en moto por el mundo.
Te imagino casándote para toda la vida.
Sí (risas). A mí me cuesta entender cuando me dicen fulano se casó y se separó a los meses. También debe ser una cuestión de miedo al fracaso que no lo encaro. Pero sí, me gustaría no pasar por todos los periplos, pero uno no sabe si eso es eterno. Yo soy más cartesiano. Soy más blanco y negro. Yo soy más tradicional que mis padres. Por lo menos, en esta etapa. Después en unos años, si nos encontramos, te diré cómo viene (risas).
¿Tu abuela es tradicional ?
No sé. Es diferente una persona que trabaja frente a la cámara. Tiene una relación natural con el diálogo del ego. Es más permeable a la gente, los amigos del campeón. Por ejemplo, me pasó este año en el cumpleaños de mi abuela, yo fui el día anterior, almorcé y tomé el té con ella y cuando llegó el momento del cumpleaños de Mirtha Legrand, me fui. Yo festejé el cumpleaños con mi abuela y le dejé a Mirtha Legrand a todos los demás (risas).
¿Qué pasa con los amigos del campeón cuando lo necesita el que está en cámara?
Hay una alimentación del ego que es necesaria, que está bueno, casi como una arenga profesional.
Estaría careciendo yo de los amigos del campeón (risas). Mis amigas vienen de antes.
Yo lo agradezco. Mi círculo de amigos es un gran cable a tierra. Son los de siempre. Del colegio, de la vida, hermanos de mis amigos del colegio...
Pero, ¿esos te bajan de un hondazo?
Sí. Tampoco me corro mucho de mi eje. Pero la actividad del entretenimiento parece que te da mucho brillo, encandila y podés olvidarte de algunas cosas pequeñas que son mucho mejores. Hay que hacer ciertos esfuerzos. Mejor que quedarte editando hasta cualquier hora, por ahí hay que ir al cumpleaños de un amigo o de la mujer de un amigo, porque para él eso es importante.
¿Por qué decidiste producir ficción?
Hoy trato de encontrar un equilibrio. Con Almorzando encontramos una balanza entre la actualidad y la noche, pero la ficción me encanta. Estoy tratando de apuntar a una escala de nivel mundial. Armamos una estructura, estamos poniendo toda la carne al asador. Puede ser un desastre o buenísimo (risas).
Hacés campañas de ropa, fuiste tapa de revistas, ¿empezaste a hablar más con el ego?
(Risas). Fue un desafío. Hay momentos en que este medio te lleva a asomarte un poquito más. Pero, eso se termina. ¿Cuántas notas me quedan? (Risas). Después hay que bajar a las aguas tranquilas. Es parte de aprender a jugar el juego. Yo era mucho más calentón. ¡Es que hay un tema con la privacidad! Por ejemplo, nunca entró un fotógrafo en mi casa. Son límites.
Se te vio algunas veces enojado con los medios. En la intimidad, ¿te enojás también?
Sí, soy muy calentón.
¿Y te peleás con tus viejos?
Sí, con todos. Pero reculo bastante rápido (risas). Me calmé. Un trabajo psicológico bastante fuerte.
¿Con un terapeuta?
Sí, muchos años. Y cada tanto hago una consulta. Me ayudó muchísimo. Me enojaba por estupideces.
¿Y por cosas serias te quedabas enojado por meses?
Sí. Igual más que enojarme, me perturbaba bastante. Ya duermo poco. Cinco horas máximo.
¿Difícil relajarse?
Si me acuesto a las 11 de la noche, no me puedo dormir. Ahora estoy tratando de dejar todo tipo de pantalla media hora antes de dormir. Leer un poquito más. La adicción al teléfono y a la televisión son terribles.
¿La ficción tampoco te relaja?
No, puedo ver ocho horas seguidas sin parar. Si veo una serie, me hago una maratón; es adictivo.
¿Novia?
Sin novia. Me gusta estar solo. Incluso disfruto los momentos de soledad estando en pareja.
¿Las parejas tienden a pegotearse?
Sí, y extrañarse es una virtud para la pareja.
¿Y hoy extrañás?
Extraño algo de alguna… no tanto. Me pasó algo cuando entré solo a mi casa con el Martin Fierro... Me encantó tener los mensajes de mis amigos, pero estaba en mi casa solo. Y no me gustó (risas).
Compartir.
¿Me entendés? Compartir está buenísimo. Mi casa es súper abierta.
Pero nadie tiene llave.
Hay una sola persona que tiene llaves de mi casa.
¿Quién?
No importa. Una sola persona que se las quedó y no quiero que me las devuelva.
¿Segundas partes pueden existir en una pareja?
Sí. No somos lineales. Yo no estoy igual que hace unos años, seguramente tampoco la otra persona.
Hay pocas opciones, porque tenemos ya a Sofía Reca casada, la China Suárez, Candelaria Tinelli...
¿ Están todas en pareja? ¡No queda nadie! (Risas). Pero pueden dejar de estarlo. Todo puede pasar.
¿Sufriste por amor?
Sí (silencio).
Ok, cambiemos de tema. ¿Cómo es estar entre tantas mujeres fuertes?
Difícil (risas). Sobre todo, cuando era chico porque de alguna manera, pasé a ser el hombre de la familia.
Para tu mamá, tu abuela y tu hermana.
Me llevó a una excesiva protección familiar y hoy, trato que cada una vaya navegando. Trato de dedicarme más tiempo a mí y menos a mi familia. Estuve demasiado tiempo dedicado a ellas.
¿A las tres chicas? ¿Mirtha, Marcela y Juana?
Sí, a las tres chicas. Cada una a su manera. Ahora estoy muy unido a Juana, estuvimos muy alejados y ahora nos encontramos, trabajamos a la par y me fascina trabajar con ella.
¿Quién es la más fuerte?
Mi abuela tiene una fortaleza única por el trabajo. Mi madre por el sentido de familia. Mi hermana ante ciertas adversidades. Son tres personalidades diferentes. Mi abuela no se parece a nadie.
Dijiste varias veces que cuando no esté tu abuela, muchos no te van a atender. ¿El medio es hipócrita?
Si, es muy hipócrita. Hay un gran porcentaje de gente que tiene un cierto interés a la hora de “Nachito esto, Nachito lo otro”. Y, seguramente, haya mucha gente que no vaya a aparecer después. Cuando la limosna es grande, (risas) tenés que sospechar.
¿Te peleás con tu abuela?
Muchas veces. Hoy tengo reunión y, seguramente, me pelee (risas). Pero es laboral. La quiero demasiado como para pelearme.
¿Te peleás a solas o delante de todos?
A solas y delante de todos (risas).
¿Hace caso a tus consejos?
No en todo. Hemos ido labrando un camino juntos desde el 2011/2012. Un camino interesante.
¿Vos qué le decís, abuela o Mirtha?
Abuela, le llego a decir Mirtha y me odia.

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