Diego Olivera: "El público me debe estar olvidando"


El favorito de Extrashow.Galán del momento en México, el actor argentino cumple una década en ese país.

Con una farándula cada vez más grande, la memoria del público suele ser más frágil. ¿Temés a que pronto se pregunten quién es Diego Olivera?
Debe estar pasando. El público me debe estar olvidando. La realidad es que si bien el mundo está globalizado, no creo que los argentinos se tomen el trabajo de hacer un seguimiento casi periodístico para saber qué fue de la vida de. Llegué a México en 2006, estoy haciendo la telenovela número 30 de mi carrera (Corazón que miente) y la séptima en este país. La verdad, no tengo el objetivo de que en la Argentina no me olviden. Cumplo con un oficio. Tengo contrato con Televisa hasta 2018.
¿Cómo se vive fuera del sistema de las redes sociales? ¿Por qué la decisión de mantenerte lejos de las redes aún sabiendo que puede achicar distancias?
No estoy en contra, es parte de la vida, pero personalmente tomé la decisión de tener una relación con el público solamente desde el trabajo. Siempre me reclaman que me abra un Facebook o un Twitter. Me parece que lo hago para preservarme, que no se confunda lo público con lo privado.
¿El medio artistico televisivo funciona en México igual que acá?¿El escándalo es considerado como un vehículo rápido de acceso a la televisión?
El morbo es internacional. No se salva ninguna cadena. Pero un productor no tiene ese pensamiento de que si tal está muy mediatizado puede trabajar en una telenovela. En México se producen unas 12 novelas por semestre. Es cierto que la forma de consumo de televisión se modificó, pero no el consumo. Creo que Argentina no supo adaptarse a ese nuevo modelo de negocio.
¿El argentino tiene buena prensa allá?
Tiene buena prensa. Pero tenemos la prensa del soberbio que se las sabe todas y eso es un problema. Sin querer, el argentino puede pasar por desubicado, quiere tener la razón todo el tiempo.
¿Un argentino en Europa es más noticia que uno en México? Para muchos, irse a España es “legitimarse”, pero no se piensa igual de Sudamérica. ¿Notás esa mirada despectiva todavía?
España hace cosas maravillosas y desastres también. Y en México pasa igual. Pero ojo, la ola de renovacion de Hollywood la está dando México: Iñarritu, Benicio del Toro, Cuarón. Ese prejuicio lo tenemos nosotros. Es esa visión europeizante argentina, ese fuerte arraigo italiano y español.
¿Si tuviera que volver a presentarte a un casting en la Argentina, lo harías? 
¡Por supuesto! No se me caen los anillos. Nunca me fui ofendido de la Argentina, sino con ofertas de trabajo, con la diferencia de que en México se dieron cosas que tal vez nunca me iban a suceder en la Argentina. Esta expansión internacional me llevó a construir una nueva realidad. Pero juro que no sé cuál es el final de toda esta historia.
¿Cómo imaginás que termina? ¿O cómo vuelve a empezar?
De a poco lo iremos procesando con Mónica (Ayos, su esposa). Federico Ayos, el hijo de Mónica, entró en la novela que yo voy a protagonizar, sin saber nadie que era mi hijo, a través de los castings necesarios. Me veo proyectado en él. Mónica fue la que más garra le puso a toda esto. Es una marca registrada en la Argentina y sólo yo sé cuánto ha rechazado en la Argentina cuando las oportunidades no sobran. Hoy trabaja exitosamente en la telenovela Antes muerta que lichita.
Debutaste en el San Martín a los 12 años, estudiaste con Alejandra Boero, con Gandolfo. Hay una historia poco conocida que no tiene que ver con un golpe de suerte... 
Sí, la remada fue desde abajo. A mis 12 Boero le comentó a mi mamá que había audiciones en el San Martín para Escenas de la calle. Quedamos mi hermano Federico y yo. Vivíamos en San Cristóbal, me tomaba el 102 en San Juan y Luis Sánz Peña. Doble función hasta las dos de la mañana en la Sala Coronado. Al otro día, en el colegio, nos dormíamos del cansancio. Epocas en que nos robábamos el plomo de la calle para vendérselo al ferretero por un peso. A los 10 yo pensaba que el teatro era de maricones. Lo primero que vi fue chicas que me gustaron. 
¿Y después?
Después de estudiar Beckett, Shakespeare, fue maravilloso encontrar una vocación. Las chicas pasaron a un tercer plano. Para agarrar mis primeros mangos fui asistente de producción en publicidad. Mi primer trabajo televisivo fue "Dos al toque", por Telefe. Más tarde "Montaña Rusa" me catapultó. Ojalá se me recuerde con cariño. No gané un puto premio, pero mi premio fue la continuidad laboral.

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