Renée Fleming: “El Colón es intimidante y a la vez inspirador”


Música. Entrevista a Renée Fleming
La soprano, que canta mañana en Buenos Aires, habla de su alejamiento de la ópera, de su defensa de las artes clásicas y de sus intereses musicales.
La soprano estadounidense Renée Fleming, una de las glorias del Metropolitan Opera House y una de las grandes figuras de la escena lírica mundial, llega por tercera vez a la Argentina para una nueva actuación en el Teatro Colón.
La primera vez fue en 1991, cuando Fleming estaba despuntado su gran carrera operística y deslumbró como la Condesa en Las bodas de Fígaro, de Mozart; en 2012 volvió para un recital de canciones con el exquisito pianista Gerald Martin Moore (no guarda ningún parentesco con el mítico pianista-liederista Gerald Moore, que era inglés), el mismo que la acompañará en el recital de mañana a las 20 en el Colón, para la apertura del Abono Verde, en un recital estilísticamente muy abierto, que va desde Mozart y Haendel hasta el mexicano Manuel Ponce (el autor de Estrellita). Renée Fleming mantiene un diálogo vía mail conClarín un día antes de emprender su vuelo.
El repertorio que ofrecerá en este recital es particularmente amplio y variado. ¿Cuál es su criterio a la hora de armar un programa?
Programar es un proceso que me tomo con detenimiento y minucia. Trato de ofrecer un amplio panorama en términos de estilos, lenguajes y épocas. Es una expresión de mi propio gusto musical, que es por cierto muy amplio. Pero también obedece a mi deseo de que toda la audiencia pueda escuchar algo que ame, tanto si eso remite a su gusto personal, o bien a algo nuevo. De modo que en este recital voy a hacer arias y canciones, un programa que incluye Mozart, Haendel, Massenet, Rachmaninoff, además de un buen número de grandes aunque menos conocidos autores italianos, y del compositor mexicano Manuel Ponce. Agrupo las canciones de modo de -al menos eso espero- poder crear el marco emocional apropiado para cada una de ellas, y llevar a la audiencia por una travesía.
Vuelve de nuevo en buenas compañías. ¿Cúal es su forma de trabajo con Gerald Martin Moore?
Gerald y yo venimos trabajando juntos desde que nos encontramos ensayando Alcina, de Haendel en la Opera de París, en 1999. El era asistente del director William Christie, y también el preparador vocal de la producción. Gerald es un pianista superlativo, que puede adaptarse a cualquier tipo de música, y además es un reputado maestro de canto, perfectamente conectado con las necesidades del cantante. Diría que tenemos una comunicación por signos mínimos, casi taquigráfica, acaso de naturaleza telepática. Gerald tiene un gran conocimiento sobre la tradición del canto, de modo que solemos tener largas y animadas conversaciones sobre cantantes históricos y sus diferentes abordajes.
Usted ha hecho ópera y un recital en el Colón. ¿Cómo se siente en ese escenario?
La primera vez que vine tenía un especie de temor reverencial debido a la historia del Teatro, y en cierta forma eso no ha cambiado para mí. Es algo intimidante y a la vez inspirador. Ahora siento un gran entusiasmo para volver a cantar para una audiencia musicalmente tan apasionada. Aguardo con ansias volver a encontrarme con la calidez y sofisticación del público de Buenos Aires.
Se oye por ahí que usted dejará la ópera para dedicarse a los recitales. ¿Qué hay de cierto?
En esta temporada cantaré el rol de la Mariscala en El caballero de la Rosa (Richard Strauss) en el Covent Garden y en el Metropolitan de Nueva York, pero mi carrera se está deslizando más hacia los conciertos y recitales, con menos dosis de ópera tradicional. Realmente disfruto la libertad que ofrecen los conciertos y recitales. Trato siempre de seguir el camino al que me llevan mis intereses artísticos, por lo tanto no se sorprenda si me oye cantar otros géneros. Además, estoy muy dedicada al apoyo institucional, fuera de escena, de la ópera y el canto clásico, y amo hacer ese trabajo. En 2010 fui nombrada Consultora creativa de la Opera de Chicago y, más recientemente, Consejera artística del John Kennedy Center for the Performing Arts de Washington DC. Las artes clásicas se encuentran hoy en una situación de mucha competencia frente a otras formas de espectáculos en formatos digitales. Me gustaría hacer lo que pueda para que artes tan antiguas como la ópera y el canto clásico puedan encontrar nuevas audiencias y seguir siendo vitales y vibrantes, mantenerse como hechos relevantes en el mundo actual.
Sus intereses musicales no excluyen el campo del jazz ¿no es así?
Me interesa mucho el jazz. He trabajado y grabado con grandes artistas como Billy Childs, Kurt Elling, Charlie Haden, Wynton Marsalis, Gregory Porter, Fred Hersch, Bill Frisell y Brad Mehldau. Ya desde que estaba en la facultad, soñaba con ser en una cantante de jazz.
Sin embargo en “Love Sublime”, su disco con Brad Mehldau, su voz se sigue oyendo como una preciosa voz de soprano lírica. No se perciben mayores cambios de estilo.
Love sublime Renee Fleming
En realidad, mi abordaje vocal para Love Sublime fue idéntico a mi forma de encarar la canción clásica. Si bien Brad es conocido principalmente como un artista de jazz, sus piezas están escritas en un registro y un estilo que requiere una técnica clásica. Las canciones de Love Sublime desafían toda clasificación, y esto es algo que me interesa especialmente y que yo admiro muchísimo de Mehldau. Son difíciles de clasificar, pero no diría que son canciones populares. Para un tipo de producción vocal muy diferente, le aconsejaría que escuche Dark Hope, mi álbum de indie rock y canciones populares. En este álbum, mi forma de canto está mucho más cerca de mi forma del habla, no exactamente en el registro, pero sí en términos de impostación y producción.
Fleming & Mehldau
Alta sociedad
Love Sublime es una incursión de Brad Mehldau en la canción de cámara: dos ciclos de canciones, compuestas por Mehldau sobre poemas de Rilke (en inglés) y Louise Bogan, más una versión con letra (debida a su esposa y cantante Fleurine) de una formidable pieza instrumental (Paris, del disco Places) que, rebautizada Love Sublime, da nombre al disco. En algunas piezas se oye un eco de Charles Ives, aunque eso no es lo único que las vuelve interesantes. “Este disco tiene una historia interesante -cuenta Fleming a Clarín-. Yo había ido al Village Vanguard a escuchar tocar a Brad, y el director del Carnegie Hall también estaba allí. A los dos se nos ocurrió la idea de pedirle a Brad que escribiera algo para mi voz. El se interesó de inmediato. El resultado fue Love Sublime. Brad es un compositor de habilidad ilimitada. Si bien él viene de la tradición del jazz, también está formado en el piano clásico. Tiene una increíble facilidad para borrar las barreras entre el jazz y la canción clásica, y eso me fascina”.

Cuándo y dónde
Miércoles 29, a las 20, en el Colón. Arias y canciones de Mozart, Haendel, Massenet, Saint-Saëns, O. Strauss, Rachmaninoff, Donaudy, Tosti, Boito, Leoncavallo, Manuel Ponce y Castellano Gómez.

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