Ricardo Darín: con las ideas claras


Explosivas declaraciones
Galardonado con el Premio Platino de Honor por su trayectoria, dice que a Macri hay que darle un año de crédito, que todo el mundo está estupefacto por los actos de corrupción y que los que estuvieron cerca de ella hoy dan cátedra de cómo debe ser el país. 

Ricardo Darín acaba de ser distinguido con el Platino de Honor, un premio incuestionable a su brillante carrera. Por algo, en la gala de los Premios Platino del Cine Iberoamericano -realizada en la noche del domingo- generó uno de esos aplausos unánimes y sentidos en los que toda la sala se pone de pie y la emoción pareciera poder tocarse.
Pero ahora es sábado y, antes de la charla exclusiva con Clarín, Darín dice “pará, que quiero pasar por la peluquería, parece que tengo un nido de carancho en la cabeza”. Como era de esperar, el momento coiffeur se demora por varios autógrafos suplicado por las chicas. Enseguida, casi derritiéndose frente esos ojos azules (que ya no son ningún secreto) ellas solicitan “Ricardo, ¿puede ser una foto” y nuestro actor más global se entrega sin chistar, sin abandonar jamás esa impronta jodona tan Darín.
El premio amerita una suerte de memoria y balance. Hablará de momentos determinantes de su carrera, de su debut con Susana Giménez, de la coyuntura política -macrismo vs. kirchnerismo- y también de lo complicado que puede resultar a veces tomar “un café apenas cortado” lejos de casa...
Debutaste muy chico con “He nacido en la ribera”, en el ‘72 si no me equivoco. ¿Sentías muchos nervios, o era como jugar?
Exacto, tendría 11 o 12 años, ¿pero nervios…? No, para nada; pensá que yo ya venía trabajando con mis viejos -actores los dos- más o menos desde los 5, 6 años.
¿Recordás aquel elenco?
Cómo no, lo encabezaba Arturo Puig, y también estaba Susana...
¡¿Giménez?!
Sí, calmate, Susana Giménez. Pero nunca coincidimos en el rodaje. Yo hacía de Arturito, y sus escenas eran todas con Arturo.
¿Cuántas filmaste y cuáles serían las más determinantes?
Inevitablemente voy a ser injusto, pero las claves, las que son como mojones: Nueve reinas claramente es una; El hijo de la novia, otra. Necesariamente tengo que pasar por Campanella otra vez por El secreto de sus ojos, y más reciente, Truman.
Pasemos a los directores. Hablabas de Campanella. ¿Quién más?
Ahí tengo que empezar por Alberto Lecchi: me convocó para su ópera prima, El sueño de Cecilia, y fue el primero que me abrió ese complejo mundo de las cámaras. Debo agradecerle a Mignogna, que incluso me invitó a formar parte de su equipo. También a Sebastián Borensztein y a Trapero. De todos aprendés distintas cosas: tienen una caja de herramientas impresionante No casualmente estos tipos escriben sus propios guiones, el elemento determinante de un filme; ahí sabés si tenés una buena historia o no.
Cuando se habla de actorazos, se suele mencionar a Pacino y De Niro. ¿A quiénes tenés en ese podio?
Bueno, Pacino es un tipo que siempre me interesó; y más acá, Edward Norton, Daniel Day Lewis en otro registro, también Anthony Hopkins. Pero nunca podré olvidarme a los nuestros, con los que tuve la suerte de estar; pienso en Alterio, un gigante; Carlos Carella, otro. Tipos con una caja de herramientas impresionante; otro, Ernesto Bianco.
¿Actrices?
Y... cuando tenés la suerte de tener un mano a mano con Norma Aleandro, lo que se aprende en ese ejercicio es invalorable…
Te llevo a nuestra agrietada coyuntura política. ¿Qué respondés en España, cuando te preguntan cómo ves el nuevo gobierno de Macri?
Mirá, con respecto a esta administración de Macri, veo que no están subidos a la soberbia y que tienen capacidad de reacción: están aprendiendo sobre la marcha. La sensación que da es que son un equipo con algunas mentes muy capacitadas, pero que no tenían muy claro con qué se iban a encontrar; encontraron esto y están corrigiendo rumbo permanentemente. Vamos a ver hasta dónde la sociedad soporta...
Sí, pero ojo que esto que vos marcás como virtud, también se les puede volver en contra. Un gobernante no está ahí para aprender: lo votaron para solucionar los problemas…
Sí, ya sé, la gente se pone muy impaciente y es muy ansiosa; ojo, en la mayoría de los casos, con razón. Sobre todo los más sumergidos, que son los que siempre soportan los ajustes; en cambio hay un segmento que tiene margen de aguante.
Los que se pegan “dos duchas por día”, como le dijiste a Fantino...
Esos, pero hay gente que no puede soportar. Me taladra el cerebro que desde hace décadas se le pide que aguanten a los más excluidos. Y así van pasando generaciones de pibes que no van al colegio, por lo tanto no laburan, y después estamos tratando de averiguar cuál es el motivo de que las cosas ocurren como ocurren. De todas maneras, yo a Macri le voy a dar este año de crédito; necesariamente se los tengo que dar, lo necesitan, ellos y todos. Más allá de que hay una porción de gente interesada en que las cosas salgan mal para demostrar que los que lo pueden hacer bien son ellos, y en realidad, cuando lo pudieron hacer no lo hicieron. Lo que quiero es que se terminen las disputas.
La famosa grieta.
No, la grieta es histórica, viene de los Unitarios contra los Federales. Digo poder mirar más allá de donde rompe la ola, poder planificar el país a 20 años.
Un proyecto de país más allá de la coyuntura…
Claro, y que me lo cuenten. Los podría criticar en términos de comunicación. Y por supuesto no me voy a meter con el tema de las tarifas: todos estamos en contra, pero sabemos también que algo había que hacer porque eran una ficción. Es un momento difícil, hay que tener mucha cintura. Ojalá que esta cintura que tienen para corregir rumbos no se transforme en su espada de Damócles y les termine cayendo en la cabeza. De todos modos, los países no son una empresa que bajan la persiana,. Tendremos que arreglarnos con lo que nos tiren, sea Macri o quien sea. Yo espero que aprendamos lo que es la dinámica democrática, y que si una administración no nos gusta la aguantemos hasta el final de su mandato.
Por último, ¿qué te pasa cuando ves todos los casos de corrupción kirchnerista que están saliendo a la luz?
A ver... Cómo decirlo: no me sorprende, porque lo que imagino es lo que debe haber detrás. O sea, no me mueve la aguja. Creo que todo el mundo está estupefacto. Pero la pregunta no esa, no es lo que vemos hoy… ¿Cuál sería entonces?
La pregunta es quiénes son los que, estando tan cerca, no veían nada durante tanto tiempo. Y que, aunque parezca increíble, hoy nos dan cátedra de cómo debe ser el país. 

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