La trama de mulas y tráfico de drogas detrás de la muerte de una turista inglesa


Laura Hill llegó a Buenos Aires en agosto de 2007. A las siete semanas apareció muerta en un departamento de San Telmo. Nuevas evidencias sugieren que la habrían asesinado.
La trama de mulas y tráfico de drogas detrás de la muerte de una turista inglesa
Laura Hill, enfermera dental británica muerta en Buenos Aires
Cuando Laura Michelle Hill aterrizó en Buenos Aires en el vuelo de Air France 418 desde París el 9 de agosto de 2007, esta joven enfermera dental inglesa no esperaba morir en Buenos Aires. Tenía solo 25 años. Apenas siete semanas después apareció muerta en San Telmo, en el primer piso de Chacabuco 1109, con su cabeza semi apoyada contra la puerta del ascensor y sangre saliendo de su nariz. La Cancillería británica informó a sus padres en Eastbourne que había muerto de “causas naturales” ,supuestamente por una congestión y edema pulmonar , y los urgió a no visitar Argentina. Estaba lejos de ser cierto. Laura probablemente fue asesinada y es lo que está probando la investigación de su familia a lo largo de todos estos años. Por eso, ahora piden reabrir la causa en la Argentina.
Laura era una “mula” junto al búlgaro Vasil Petrov. El proyecto era transportar cocaína, en una operación financiada por el colombiano Angelmiro Cáceres García, alias "El Mago" o "Tabla". El colombiano estaba en contacto con una banda en Londres, que se ocupaba de encontrar “correos humanos” y distribuir droga clase C en Gran Bretaña y Holanda. Así lo investigaron la "Operación Greengage", de la Policía de Lancashire; la holandesa "Operación Guildenroede"; y el departamento de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina. Seguían sus pasos y habían pinchado sus teléfonos. Ella era “Blondie” o “Empty Head" (cabeza hueca), según quien la mencionara. Una chica normal, alumna ejemplar, soltera, y cuya familia jamás imaginó en lo que se había metido. Hasta su muerte.
Poco después de su llegada, Laura fue detenida en Buenos Aires por Drogas Peligrosas de la Policía Federal, cuando vivía en el apart hotel Benco, en Hipólito Yrigoyen 1534. Allanaron el lugar y la interrogaron mientras parte de la banda huía. Allí encontraron drogas, armas y pastillas de éxtasis.
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Desde entonces Laura quedó paranoica, según las escuchas telefónicas. Sentía que en cada esquina había un policía vigilándola. Entonces la banda le informó que no viajaría sola y ella habría anulado su viaje a Europa como “mula”. Así comenzaron los dramas con la banda y los colombianos. El secreto del por qué de su muerte violenta se encierra en lo que habría dicho en el interrogatorio que le hicieron en Drogas Peligrosas, en las sospechas de la banda sobre esto, en una brutal discusión entre ella y Michael Hailwood, su jefe, y el venezolano “Juan Carlos”, que no era otro que Alexander Brayan Córdoba Martínez, que vivía en el departamento de Chacabuco donde aparecería su cuerpo. Esto se sumó al fracaso del envío de drogas a Europa porque ella se habría negado a llevarlas y no subió al avión.
La trama de mulas y tráfico de drogas detrás de la muerte de una turista inglesa
Los sellos en el pasaporte de Laura Hill. El aeropuerto de Schiphol en Amsterdam el 14 de marzo del 2007 y su entrada a Argentina el 19 de agosto del 2007.FOTO NOEL SMART
La del tráfico es una causa que lleva el juzgado federal de Lomas de Zamora en la que extraditaron a Angelmiro Cáceres García desde Colombia, pero lo liberaron. También detuvieron a un coreano que no era Tae Hun Kill, el interlocutor de Laura, y a otro miembro de la banda en su reemplazo. Hasta la embajada coreana intervino para liberarlo.
En el expediente por la muerte de Laura, el fiscal Aldo de la Fuente consideró que había muerto por "causas dudosas", pero nadie las investigó. Alison Hill, la madre de la joven británica, y su familia han iniciado una larga campaña para probar que fue asesinada y buscan la reapertura de la causa 62.252/2007 en Argentina.
La mamá incluso escribió una carta al presidente Mauricio Macri en octubre del 2017, aunque nunca recibió respuesta. “Yo quiero preguntarle si usted puede ayudar”, escribió Alison Hill desde Gran Bretaña. “Nuestra hija murió en muy sospechosas circunstancias en Buenos Aires el 1° de octubre del 2007, con 25 años. Al recibir las trágicas noticias, nosotros fuimos informados por la Cancillería británica de que mi hija murió de causas naturales”.
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Laura Michelle Hill, britanica, 25 anos., nacida en Croydon. Su pasaporte britanico.FOTO NOEL SMART
En un tono respetuoso, Alison buscó sintetizar una larga historia.“Se han escrito muchos artículos sobre Laura en estos años. Algunos de ellos son ciertos y otros totalmente falsos. Laura supuestamente murió de una sobredosis de cocaína. Fue repatriada a Gran Bretaña a fines de diciembre del 2007, lamentablemente sin órganos. Nos habían asegurado que regresaría entera. Aquí la autopsia fue muy difícil. La investigación forense sobre Laura fue en abril del 2016 y el médico no pudo dar un veredicto satisfactorio (...) Laura se involucró en una red de narcotráfico”, admitió Alison Hill. En la conclusión están sus sospechas: ”Nosotros necesitamos que este caso sea investigado porque sentimos que la cancillería británica ha sido siempre obstructiva. En nuestro corazón sabemos que Laura fue asesinada”.
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El departamento donde Laura Hill vivia. FOTO NOEL SMART
Probar su asesinato ha sido un largo y doloroso camino para Alison Hill, una cuidadora de discapacitados británica, sin medios para pagar un abogado en Buenos Aires que participe en la causa como querellante. Pero en estos años se transformó en una detective sin par. Encontró las fotos de la autopsia y las revisó con dolor. Muestran heridas en la cara, en el muslo izquierdo y derecho, en la boca, hematomas en las piernas, semen en la cavidad anal. La cocaína no se había metabolizado en su cuerpo. Podría haber sido inyectada o forzada a tomarla. Tras miles de mails y otras tantas búsquedas en Google, hasta se entrevistó personalmente con los líderes de la banda que involucró a su hija en el narcotráfico para saber qué pasó. Uno de ellos admitió que creía que su hija había sido asesinada. Michael Hailwood, el jefe de la banda (condenado a 24 años de prisión en una cárcel británica), le aseguró: “Voy a averiguar quién lo hizo”.
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La abuela Hill, Laura y Allison, su madre, en Eastbourne.
Laura Hill llegó a Buenos Aires junto a Petrov. Se instalaron en el hotel Esmeralda Palace hasta el 23 de agosto. Luego ella contactó a un colombiano, que la Policía identificó como Angelmiro Cáceres García. Él pagó las cuentas de las habitaciones 402 y 1003, a donde se mudó Laura. De allí fueron a vivir a Hipólito Yrigoyen 1532/1534, exactamente al departamento 7B.
La banda ya estaba en Argentina. Y Laura no tenía dinero. Les pedía por teléfono a sus amigos si le podían devolver dinero que ella les había prestado.
Ni los padres ni sus hermanos ni sus amigos sabían del viaje de Laura a la Argentina. La gran sorpresa se produjo cuando le anunció a su familia que no podría viajar a Portugal con su madre porque estaba en Buenos Aires “escuchando conciertos con amigos”. Nadie sabía quiénes eran, ni dónde se alojaba ni su teléfono. Su padre fue el primero en inquietarse. Luego, sus hermanos y su madre. Pero ella era evasiva en las pocas llamadas que hizo.
Jason Bowley formaba parte de la banda británica. Una suerte de “enforcer” (esbirro) en esa estructura compleja. Visitaba con frecuencia Brasil y en Argentina vivía en el Hotel Bolívar, en San Telmo. Al ser detenido por la Policía de Lancashire en Londres, el 20 de enero del 2009, habló de “Blondie”. Según contó cuando estaba en Ámsterdam, Michael Hailwood (alias “Scouse”) y Michael Williams, dos jefes de la banda, le dijeron que fuera a Argentina, con gastos pagos. La razón de viaje era que había una chica en Argentina llamada "Blondie", que no era otra que Laura Hill, que estaba trabajando para ellos. "Había un problema y el trabajo era ir y amenazarla, pero no en una forma física, para que trabajara para ellos efectivamente”, relató.
Bowley viajó a Argentina. No encontró a “Blondie” por varias semanas. Su celular estaba apagado. Un día ella fue a su hotel. Laura vivía en un departamento con un tal “Juan Carlos” y Bowley se hizo amigo de ella. La describió como “una chica encantadora”. A las dos semanas, fue a su departamento y la Policía había acordonado todo el área. Consiguió acceder y habló con un oficial que, al notar que era inglés, le dejó ver el cuerpo de "Blondie". Laura Hill estaba en el piso, muerta. Recordó que para entonces Hailwood y Leslie Graham, supervisor de las “mulas”, ya estaban también estaban en el país en ese momento. A su familia le dijo que él protegió a Laura, que ella temía no salir viva de Argentina y que la escondió en su hotel. Y que le dijeron que dejara de esconderla.
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Alison y Kevin Hill, los padres de Laura Hill. Una familia normal, trabajadora, con cuatro hijos, que vive una tragedia. FOTO NOEL SMART
No fue el único. Edward McIntosh y Michael Williams fueron grabados en una inusual conversación. En ella se refieren a que“alguien miente” sobre la verdadera forma en que murió Laura y cuentan que “le pagaron a la Policía” argentina para que moviera su cuerpo. Michael William aseguraba que “el novio” decía que la habían encontrado boca abajo y otros, que estaba en un banco de una plaza. “Ellos están mintiendo en alguna parte”, advirtió Williams. ”Ellos no están contando la verdad”. McIntosch criticaba a Hailwood, el jefe de la banda, y “ su frialdad” y sus reproches a Laura. Mientras, hablaban de los excesos de “Blondie” con la cocaína, el éxtasis y el vodka.
McIntosh asegura que uno de ellos le dijo que ella estaba “en una laguna de sangre”“que se cayó por las escaleras". Y señala: "Pero su novio me dijo que no había heridas en ella. Esta versión del novio va a ser la versión oficial de las autoridades”.
Después de mucha presión, la Policía de Surrey reveló a la familia Hill que nadie de la embajada británica había visitado la escena o identificado el cuerpo de su hija. Jim Edwards, un diplomático ya retirado, lo había admitido. Había sido identificada “a través de un amigo”.
Alison Hill escribió al fiscal Aldo de la Fuente pidiendo la reapertura de la causa y él siempre respondió que no había elementos que la justificaran. Hasta ahora.
Durante dos años, Alison Hill se puso en contacto con la embajada argentina en Londres para conseguir un abogado defensor gratuito. Todos la ayudaron. Pero hasta ahora no consiguieron que la cancillería británica tuviera el menor interés en el caso o espíritu de colaboración para que ambas policías se contacten y trabajen juntas en el caso o entrar en comunicación con el fiscal antinarcotráfico. Aunque en el comunicado conjunto de la visita del ministro Sir Alain Duncan el 12 y 13 de diciembre en Argentina sostiene que “la lucha contra la corrupción y el crimen organizado” es el número dos de la agenda común. Gran Bretaña agradeció a Argentina su constante apoyo en la lucha contra el narcotráfico.

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