Sarkechik encontró su identidad en el país


El pianista francés y el tucumano Roberto Buffo interpretarán obras de Brahms a cuatro manos

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A ROMPER FRONTERAS. Nima Sarkechik y Roberto Buffo compartirán piano.
CIERRE DEL JULIO CULTURAL
• A las 21.30, en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265).

A dúo, de la misma forma en que esta noche actuarán en el Centro Cultural Virla, Nima Sarkechik y Roberto Buffo califican de “imposibles” a algunas de las composiciones de Johannes Brahms. Los pianistas saben de lo que hablan: interpretarán dos cuadernos de las conocidas “Danzas húngaras”, la “Rapsodia Opus 79” y “Souvenir de Rusia” (arreglos de piezas populares rusas publicados con el seudónimo de G. Marx, en estreno para la provincia), algunas de sus obras en el concierto “Brahms a cuatro manos”, como cierre definitivo del XX Julio Cultural Universitario, y con auspicio de la Alianza Francesa de Tucumán que celebra su 95° aniversario.
Sarkechik vino por primera vez a la Argentina hace seis años; lo cautivó el país y disfruta en cada visita a Tucumán. “Cuando lo conocí se despertó parte de mi identidad adentro mío. Fue un encuentro mucho más profundo de lo que esperaba, tanto con la gente como conmigo mismo. Regresar fue hermoso, porque me puedo comunicar con otros artistas y con el público desde la música clásica y así armar puentes entre diferentes mundos e idiomas artísticos, para acercar las distancias sociales”, resalta.
El pianista aclara que antes “no sabía nada de español y ahora lo entiendo todo”. No es un tema menor, ya que haber aprendido el idioma le permite “abrir mejor las puertas que estaban entornadas y entender la manera de ser y de sentir la música de los argentinos”.
Su personalidad verborrágica difiere del canon del pianista clásico, ensimismado en la sobriedad; externamente se manifiesta en su pelo largo, en el aro de madera que luce en la oreja izquierda y en la forma de vestir. “No soy el único al que le interesa mostrar otra manera de ser; quiero romper la visión elitista de la música clásica, que hoy parece estar reservada para un grupo pero que en el siglo pasado era absolutamente popular. Ahora hay una frontera que no me gusta. La gente de la periferia de las grandes ciudades no se siente invitada a ir a los conciertos. Intento llevarles los compositores clásicos hasta ellos, para interesarlos y generarles el deseo de escuchar esta música, sin caer en la fusión ni cambiar la identidad de cada género. Prefiero pensar en el casamiento entre dos mundos diferentes, donde cada uno mantiene su personalidad, lo que es difícil”, sostiene. En ese propósito suma a la pintura, al dibujo, al arte urbano, al baile y a otras manifestaciones.
Buffo elogia a su colega, y lo define como uno de los máximos expertos mundiales de Brahms, al punto que está grabando obras del romántico alemán para piano y de cámara. En ese universo, el director de la Orquesta Sinfónica de la UNT remarca que “sus composiciones son realmente difíciles, técnicamente muy comprometidas y hay que darle el contenido folclórico de su origen”.
“La barrera entre lo académico y lo popular es una concepción sociológica antes que musical. Hay resistencias en abrir el juego como lo estamos haciendo con la orquesta, pero estamos convencidos de que no se puede convertir en una pieza de museo. La música sólo se puede calificar de buena y mala, es un fenómeno vivo y efímero”, concluye el pianista tucumano.

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