Un arte textil con técnicas ancestrales y japonesas
En una nueva etapa del festival, dos proyectos apuntan a la realidad sobre contaminación e inclusividad. Entre Amaicha y el Riachuelo
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EN LOS VALLES. Artesanos de Quilmes aplicaron el tejido skiori con tintes naturales en sus producciones. GENTILEZA Alejandra Mizrahi
Una nueva etapa se inauguró en la Bienal Sur, ahora en Buenos Aires, en donde el gran artista de arte póvera, Michelangelo Pistoletto, realiza una instalación sobre las aguas del Riachuelo entre La Boca y la Isla Maciel, para reflexionar sobre su contaminación.
El artista japonés Katsuhiko Hibino continuará con el festival en Tucumán el 5 de julio, con una exposición en la sala central del Museo Timoteo Navarro con obras realizadas en Amaicha del Valle con tres artistas y artesanos de la región.
Uno y otro integran la exposición organizada por la Untref y también participaron en 2017. Sus propuestas son comunes en cuanto a sus objetivos:
1- ambos artistas tienen en común privilegar el contenido social de la producción artística: “el arte funciona como herramienta de integración social, sirve para desarrollar redes, propiciar la comunicación entre entidades, profesionales y comunidades extramuros”, fundamenta el decano de la Facultad de Artes de Tokio, al explicar su proyecto denominado TURN.
En el Riachuelo hay 3.000 botellas de plástico recicladas y pintadas por dentro con los colores de Caminito y están atadas en forma de tres círculos. La obra flotante se podrá ver durante dos meses. Los colores fueron aplicados a las botellas por cientos de niños que participaron desde sus escuelas y jardines en la actividad educativa.
CONTAMINACIÓN. Más de 3.000 botellas pintadas crean un camino.
2- En las producciones, el trabajo fue realizado por alumnos. En Buenos Aires participaron estudiantes de La Boca, Isla Maciel, Barracas y José C. Paz. En Amaicha del Valle, fueron hechas por Mai Sone junto con los alumnos de la Escuela Nº 213 y Escuela Secundaria de Quilmes y miembros de la comunidad de artesanos de Amaicha, Colalao del Valle y Quilmes. “Son trabajos tejidos con técnicas y materiales de Japón y de los valles calchaquies”, contó Alejandra Mizrahi, que por tercera vez integra TURN. También son obras realizadas por Shogo Nunoshita y alumnos de la Escuela N° 217 de El Bañado. Precisó que formaron parte ceramistas de la zona. “En este proyecto se trabajó con arcilla de diferentes lugares para realizar figuras humanas y animales que representan el destierro de los Quilmes -agregó la tucumana-. Hemos trabajado con el tejido japonés sakiori, y con tintes naturales, hilado con huso, tejido de telar. En cuanto a la cerámica, la diferencia se dió sobre todo en la cocción de las piezas. Se cocinaron con técnicas ancestrales tanto japonesas (a leña) como las que que se usaban y siguen usando en algunas ocasiones en los valles, utilizando bosta de oveja y de vaca para cocinar de colores diferentes. Todo se cocinó en la tierra directamente”.
En 2017, TURN se instaló entre niños autistas en Buenos Aires y en Lima.
3- Hibino y Pistoletto le asignan al arte un rol transformado. El japonés destaca que el proyecto se llama TURN porque propone cambiar la mirada y la forma de pensar. Todo el planteo apunta a un arte inclusivo y transformador, sostiene el nipón, quien ha visitado Tucumán en diferentes oportunidades. “Quiero visibilizar los saberes originarios de este grupo de origen quechua”, explica Hibino.
Pistoletto, un artista reconocido en todo el mundo y creador de un movimiento, dice que “la revolución estética no cambió al mundo”. “Y ahora el cambio debe ser profundamente ético. Estamos es un mundo que pide ser transformado a gritos”, asegura. Mientras, aclara que se llama povera no por ser pobre, por no tener dinero, sino por la eliminación en la obra de todo lo inútil, de todo lo superfluo.
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