Adiós al Buen Pastor: el Arzobispado decidió demolerlo porque teme un colapso
La centenaria propiedad, ubicada en Salta y Mendoza, ahora está vallada. Se prevé que la obra comience antes del 5 de julio. El futuro.
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CON CUIDADO. Ante el posible desprendimiento de parte de la cornisa, el la Iglesia decidió instalar vallas en todo el frente de la propiedad. - LA GACETA / FOTOS DE HÉCTOR PERALTA.-
“¿Qué harán ahora acá?”, preguntó una mujer a un ambulante ubicado en una de las veredas de la nueva semipeatonal de Mendoza al 800. El vendedor de praliné, Juan López, le respondió que van a demoler el edificio del Buen Pastor o, por lo menos, eso es lo que le ha dicho una mujer cuando colocaban la semana pasada las enormes vallas plateadas en toda la esquina de Mendoza y Salta. “Mirá esa ventana. Se ve que el techo de adentro está destruido. Con la obra de la semipeatonal arreglaron la fachada. Pero parece que por dentro está en ruinas”, agregó mientras señalaba hacia arriba.
MAL ESTADO. Desde una ventana se ve el techo destruido.
No es un rumor. Ya está decidido: ese antiguo edificio -que alguna vez albergó a jóvenes y mujeres en situaciones vulnerables- tiene contados sus días. El arzobispado de Tucumán, propietario del inmueble, solicitó en la Dirección de Catastro Municipal de la capital la demolición parcial. No será total, ya que el templo y una pequeña dependencia contigua seguirán en pie. La razón es el mal estado general de la propiedad que en 1889 fue habitada por las religiosas de la congregación del Buen Pastor, y que hoy representa un peligro para los transeúntes.
NO SE TOCA. La iglesia seguirá en pie, según informó el arzobispado.
“Hay que aclarar que no integra el listado de edificios de valor municipal (herramienta que busca proteger edificios representativos para la ciudad). Pusimos vallas porque se está desmoronando. Tiene estructuras que están en mal estado. Gran parte del techo de adentro se ha caído y por ello nos han hecho un pedido de permiso para demolición parcial. A medida que se vaya demoliendo verán qué partes se pueden rescatar”, contó a LA GACETA Pablo Lazarte, director de Catastro y Edificación. Hasta ahora -añadió el funcionario- la Iglesia no les ha presentado un anteproyecto sobre el futuro de ese espacio.
Con el permiso municipal que ya fue concedido y que lo tienen en mano, Lazarte explicó que el arzobispado es el que ahora tiene que determinar cuándo comenzará la obra en la que se tendrá que “tomar precauciones para resguardar el tránsito peatonal, el tránsito vehicular y el equipamiento urbano (la nueva semipeatonal y el arbolado urbano de ambas arterias)”. Por otra parte, el funcionario consideró que quizás esta decisión tomó por sorpresa a los vecinos, ya que a simple vista la propiedad luce bien, sobre todo después de la limpieza que se hizo cuando se construyó la semipeatonal de Mendoza al 800. Pero aseguró que detrás de la fachada hay un gran deterioro.
Después del Parravicini
El 23 de mayo de 2018 fue un día trágico para los tucumanos: tres personas murieron cuando se les cayó encima la fachada del ex cine Parravicini. Desde entonces, cada grieta genera temor, denuncias o pedidos de demoliciones por parte de propietarios y de cualquier vecino de la ciudad, explicaron en el Municipio en varias oportunidades. De hecho, unas semanas después del derrumbe, el Arzobispado de Tucumán solicitó un estudio sobre el estado estructural del inmueble ubicado en Mendoza y Salta. El trabajo fue encargado a Raúl Benito, un ingeniero tucumano experto en edificaciones antiguas. Eso es lo que explicó a nuestro diario el vicario general de la arquidiócesis de Tucumán, el padre José Abuin.
“En el informe nos dio un año de vida, un año de validez. Después de ello podría colapsar el edificio. Nos entregó ese trabajo el 5 de julio de 2018. Queremos empezar la obra antes de que se cumpla el año ¿Y por qué se deterioró tanto? Sufrimos un robo hormiga de los techos. Entonces comenzaron las filtraciones de agua y empezaron a colapsar las estructuras”, detalló.
Sobre el futuro del edificio, Abuin dijo que analizan un proyecto que propone armar una casa con finalidades pastorales, pero que se podría incorporar también “algo comercial”.
Técnicos y urbanistas cercanos a la Municipalidad ya “sueñan” con la posibilidad de que ese terreno se convierta también en un paseo integrado a la semipeatonal.
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