Narda Lepes, cocinar y pasarla bien

Negocios
Programas de TV, libros, consutoría, publicidad y productos para la cocina forman parte de su universo emprendedor. Crece con un modelo de negocios basado en el disfrute y no le va nada mal.
Narda Lepes
  • Stella Bin
  • Publicado en Revista Pymes
Comer y pasarla bien. Así se llama el primer libro de Narla Lepes y también su consultora. Pero la repetición del nombre no es caprichosa, sino que es la frase que mejor sintetiza la misión de esta cocinera que busca, a través de distintos negocios y medios, contagiar a la gente ese amor por la cocina y el festín que para ella es hacer y disfrutar una comida.
Su espíritu emprendedor parece inagotable y es fuente de inspiración para muchos. Es desacartonada y asegura que si la idea le gusta, no piensa en si va a ganar dinero. Sólo trata de no perder, de salir hecho en el peor de los casos. De todos modos, sostiene: "Por mi experiencia, cuando emprendo en algo que me apasiona y pongo horas, muchas horas de trabajo, salgo ganando. A corto o a muy, muy largo plazo, salgo ganando".
Se dedica a la gastronomía desde 1992, cuando empezó a estudiar cocina mientras trabajaba en el Hotel Presidente. Hizo pasantías en reconocidos restaurantes de París y cuando regresó a Buenos Aires creó Club Zen y Ono San, dos restaurantes que cerró, en parte por inexperiencia y en parte por la crisis de 2001.
Poco antes, en 1999, debutó en el canal de televisión especializado en gastronomía, El Gourmet, donde realizó diversos programas en los que desplegó sus recetas y su música favorita, además de realizar varios viajes gastronómicos a lugares como Japón, Londres, Marruecos, Brasil, Grecia, Vietnam y Camboya.
En 2004, cuando Revista Pymes hacía su aparición en el mercado gráfico, buscando dar respuesta a una demanda cada vez mayor de hombres y mujeres que se animaban a fundar sus propios negocios o empresas que volvían a levantar sus persianas tras años de inactividad, Narda ya era una emprendedora que sabía encontrar nichos de mercado insatisfechos.
Seguía haciendo televisión, pero ya había sumado otros emprendimientos: colaboraba en la revista dominical de Clarín, Viva, y había creado, junto a Juan Paronetto, la empresa Comer y Pasarla Bien, que entre otras cosas hacía los caterings para músicos como Oasis, REM, Beck, Neil Young, Red Hot Chili Peppers, Aerosmith, Ozzy Osbourne, Santana, Robbie Williams, Ricky Martin y The Doors, cuando ellos se presentaban en el país. Además, "en los recitales, montábamos un puesto de venta al público con un menú sano. Queríamos que la gente tuviera la opción de comer una banana, una manzana o una comida elaborada, que no fuera una salchicha o un choripán", describe Lepes.
En 2007, publica su primer libro: Comer y pasarla bien. Dos años después, presenta su segundo título: Qué, cómo, dónde. Guía de compras, en el que buscó responder todas esas preguntas que la gente le hace cuando se la cruza en el mercado o en la calle.
Actualmente, tiene tres unidades de negocio que dependen totalmente de ella –los programas que hace para Fox Life, los libros para la editorial Planeta y los contratos para dar charlas, clases o hacer presentaciones de marcas como Hellmann's o Nespresso– y tres unidades de negocios que lleva adelante en sociedad con otros emprendedores (Narda Lepes Casa & Cocina, en sociedad con Pablo Pinkus; Comer y Pasarla Bien, que es una consultora y productora de contenidos gastronómicos para proyectos propios y de terceros; y una productora de programas televisivos –en sociedad con Ezequiel Borovinsky–, con la que realizan el reality para televisión Café San Juan y tiene varios proyectos en etapa de desarrollo).
En las sociedades, Narda ha optado por compartir el negocio en partes iguales. Ella participa con el 50% y pone su nombre, sus contactos y un porcentaje minoritario de su tiempo, aunque está muy presente en las decisiones que se toman. De hecho, Pinkus contó, en 2012, que para el proceso de aprobación de productos, Narda degusta cada una de las muestras que mandan los proveedores de las distintas regiones.
Con este esquema, la emprendedora ha logrado avanzar, concentrando sus esfuerzos en la televisión y usando su fama para apalancar otros negocios de la mano de personas talentosas de su círculo de confianza.
Los emprendimientos son independientes uno de otro, producto de una estrategia deliberada. "Ya aprendí, en 2001, que para hacer negocios en la Argentina se requiere contar con la capacidad de reaccionar rápido y adaptarse a las circunstancias que el país te impone. Y siendo pequeños, tenemos más cintura, podemos rever rápidamente la gestión o negociar con los proveedores."
Otra ventaja es que facilita la innovación, ya que ningún proyecto es desestimado. Si hay ideas y talento, se arma una nueva estructura y se pone en marcha. Mientras que su propuesta de valor, en todos los casos, se traduce en la forma sincera y sin filtro con la que presenta sus recetas, productos y conceptos. Como bien sintetizó su compañero de trabajo, el fotógrafo gastronómico Eduardo Torres, para la nota de 2012, "ella muestra las cosas tal cual son".
Así fue desde el comienzo. De hecho, la forma en la que ingresó a la televisión es ilustrativa de este aspecto en ella. Corría el año 1999 cuando se presentó a un casting de cocineros y, al encender la cámara, frente a una variedad de ingredientes, le pidieron que hiciera un sándwich. Entonces, Narda no pensó en algo sofisticado, tan sólo hizo el sándwich que quería comer en ese momento: pan con ajo y aceite, tomate frotado y bollos de jamón crudo. Al terminar, se lo comió. Su estilo auténtico y descontracturado cautivó a los productores, que la contrataron junto a otros dos cocineros, para hacer uno de los primeros programas del canal El Gourmet.
Pero, para que la propuesta de "pasarla bien" sea coherente, es fundamental el equipo de trabajo. "Armarlo es lo que más tardé en aprender", afirma Narda. "Primero, es estómago, instinto, saber ver qué potencial tiene cada persona. Después, entendí que el problema no es aprender a delegar, sino que a la gente hay que formarla y ofrecerle el espacio para que crezca", reconoce la cocinera. Al tiempo que aclara: "Hacemos programas que nosotros veríamos, no hacemos chorizos. Eso, en cuanto a la gente, significa que a veces tenés que generar proyectos para poder mantener al equipo que ya formaste y que no se vaya a otros proyectos".
De todos modos, pensar nuevas ideas no es un problema para ella. De hecho, "la parte creativa de los proyectos, ponerlos en marcha es lo que más disfruto. Los contratos, los trámites en la AFIP, lo burocrático es lo que más me cuesta. Lo hago, pero no me gusta", suelta.
Narda, además de cocinera exitosa, es mamá de Leia, de tres años. ¿Cómo compatibiliza tantos emprendimientos con la crianza? "Desde que soy mamá, siento que soy más efectiva, resuelvo en menos tiempo y veo que el resultado es mejor", responde. Y explica: "Tuve a mi hija a los 38 y siento que a esa edad me encontró mejor parada en lo laboral. Sé que si no trabajo por un tiempo, o bajo un poco el tiempo de dedicación, no pasa nada. De hecho, durante el embarazo tuve que hacer reposo por meses y, luego, decidimos con mi esposo –el director de cine Alejo Rébora– no tener niñera y no mandarla al jardín antes de los tres años. Entonces, busqué una asistente que se llevara bien con ella y pudiera dar una vuelta con ella si yo tenía una reunión. Eso sí, con mi marido compartimos la crianza, no es que 'me ayuda'. Ahora, por ejemplo, que voy a viajar bastante por trabajo, me la llevaré un tiempo; luego, se volverá con su papá y yo seguiré el recorrido pautado".
A todos los emprendimientos que tiene Narda, hay que agregarles las tareas que realiza ad honorem para la Asociación de Cocinero y Empresarios ligados a la Gastronomía Argentina (Acelga), que más allá de la diversidad de perfiles y recorridos de cada uno de los miembros que la componen, comparten una cierta visión de la riqueza y el potencial de la cocina argentina, así como de los principales desafíos que hoy tiene por delante. Por eso se agruparon y juntos intentan promover una serie de valores y objetivos comunes. Por caso, promover el consumo de productos locales y de estación, difundiendo su origen y su calendario. Para ello, buscan sobre todo ayudar a que los productores regionales lleguen a los cocineros y a los comensales, superando el triple obstáculo de las distancias geográficas, la falta de infraestructura y la escasa información.
Tanto a Acelga como a Masticar –la feria gastronómica que realiza la asociación, en Buenos Aires–, Narda les dedica gran parte de su tiempo.
Cada negocio del que participa, actividad sin fines lucro y la maternidad misma, aparecen como partes de un todo en la vida de esta emprendedora que, mientras responde algunas preguntas de esta entrevista telefónica, termina de prepararle un sándwich a su hija y piensa en cómo organizar el próximo viaje, durante el que grabará una serie de programas televisivos.
Es que, como ella misma se ocupa de aclarar en las charlas: "La variedad es lo que más me gusta de todo lo que hago, porque me aburro rápido. Es que si bien los emprendimientos de los que formo parte pueden ser muy disímiles, a la vez tienen una cosa en común: la cocina, la comida en general. Y con todos, en lo posible, busco contagiar las ganas de cocinar, de fijarse qué se está comiendo, de prestar atención a la alimentación nuestra y de nuestra familia".
Es ése también el punto del que parte Narda para pensar un nuevo negocio o para hacer un programa. "Siento que, si a mí me gusta, a mí me interesa y la estoy pasando bien, a la gente le va a pasar lo mismo." De ahí surge Comer y Pasarla Bien, porque es lo que a ella le gusta hacer y a lo que le es fiel.

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