La reina Máxima recupera su sonrisa
En su primera aparición pública después del funeral de su padre, Jorge Zorreguieta, visitó un hogar de ancianos en laciudad de Delft
Doce días después de despedir a su padre, Jorge Zorreguieta, en el cementerio privado Memorial de Buenos Aires, la reina Máxima (46) reapareció en Delft, una ciudad al sudoeste de Ámsterdam. Fue el martes 22, cuando la soberana de los Países Bajos visitó Jessehof, un centro de día para personas en situación de calle y ancianos solitarios, adonde pueden ir a pasar el día, tomar una taza de té y ser escuchados por una sólida red de voluntarios.
Con una gran sonrisa dibujada en su cara, Máxima –que los últimos días estuvo rodeada por el cariño de su marido, el rey Guillermo Alejandro (50) y sus tres princesas, Amalia (13), Alexia (12) y Ariane (10)– dedicó su mañana a conversar con varios de los visitantes habituales del centro, que le contaron sus experiencias de vida.
Para la visita, la Reina eligió un vestido camisero colorido y se mostró de lo más contenta con el trabajo en Jessehof, una de las quinientas iniciativas solidarias que apoya Kansfonds, un fondo de asistencia creado hace sesenta años para dar ayuda financiera a proyectos destinados a grupos vulnerables.
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