Pepe Soriano narra historias que va atesorando


“El loro sigue contando”, la obra que más acompañó al actor en su carrera, sube a escena esta noche en el teatro Alberdi

Hace 1 Min 14
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SER OTRO. Desde muy joven Soriano tuvo claro que su pasión por el arte se manifiesta en hacer y producir teatro. villadelparqueinfo.com.ar
HOY
• A las 21.30 en el teatro Alberdi (Jujuy 91). Entradas 2x1 con Club LA GACETA.
“Ojalá que, como el trigo, sepamos ser pan un día”.
La frase llama la atención desde el afiche de “El loro sigue contando”, el unipersonal que Pepe Soriano trae al teatro Alberdi esta nocheVale la pena darle la palabra al destacado actor, intérprete, dramaturgo y director que, con su memoria asombrosa, se prodiga en nombres ilustres, historias y recuerdos:
“Esta obra se remonta a 40 años. Es de antes de la dictadura, en la época de José López Rega, cuando empezó la represión que sufrimos miles de ciudadanos, y al haberme quedado sin trabajo porque estaba prohibido. Yo trabajaba en Canal 13. Estábamos grabando el comienzo de un unitario semanal, ‘La batalla de los ángeles’, con un elenco enorme y hermoso. Estaban María Rosa Gallo, Oscar Martínez, Marta Bianchi, Luis Tasca, Leonor Manso y Luis Brandoni. Nos sacaron a la calle, fuimos a un café en la esquina del canal y los compañeros me dijeron: ‘vos, que sos contratado del canal, averiguá’. Fui, en nombre de los compañeros, a ver qué pasaba. ‘Usted no entra’, me tacharon. ‘Pero, si yo estoy contratado’, dije. ‘No entra, ni usted ni ninguno’. Era marzo del 76 y tenían las listas negras. Muchos compañeros, amenazados, comenzaron a irse al exterior, y otros porque ya la situación económica no daba para más”.
Llorar por los caminos
“Yo, sin tener ninguna intención consciente, empecé a trabajar con Juan Carlos Gené. Él me ayudó un día, pero al día siguiente se tuvo que ir. Me quedé solo, armando esto que se llamó ‘El loro calabrés’. Y me largué a los pueblos solo. Trabajaba en pueblitos de 1.000 habitantes. La consigna era que no me pudieran rastrear: llegaba, trabajaba, cobraba unos pesos y me iba esa misma noche. Nunca dormía en ese pueblo. Estuve así, llorando por los caminos, seis años. Era muy joven. Ahora, con 87 años (cumple en septiembre), todavía estoy trabajando porque en lo personal no me dediqué a ganar dinero sino a expresarme, equivocado o no, con lo que yo elegía. Tengo que seguir trabajando. No tengo alternativa, y aclaro que no tengo nada. La casa donde vivo es donde nací; es la casa de mis abuelos, y tengo la ropa que llevo puesta, ni auto tengo”.
La obra
“Históricamente esta es la obra que más me ha acompañado, y además, la que más alegrías me ha dado. Hace unos días, en Buenos Aires, la hice en un teatro grande, pero de extramuros, digamos del off, ¡y fue tan hermosa la ceremonia! Yo digo que no es una obra de teatro, porque realmente no lo es. Es una ceremonia llevada a cabo por un actor, esa es la idea. Y con el final, que es muy conmovedor para el público y para mí, que es el reparto del pan. Hoy, después de cuatro décadas, tiene la misma vigencia. La gente sigue luchando por un pedazo de pan. Cuando le digo a cada espectador ‘paz y trabajo’, se genera un mar de afecto y de emoción”.
Recuerdos de Tucumán
“Voy a Tucumán a hacer esta ceremonia y quisiera leer un texto o un poema de Pancho Galíndez en el escenario, porque lo quise mucho. Fue una época mía muy hermosa que pasé en esa provincia, que compartí con Fernando Arce, con Oscar Quiroga, con Rosita Ávila, con Dardo Nofal, que hacía las críticas... Una época de tantos amigos. Rosita tenía el teatro en su casa, y su mamá hacía las empanadas... Mirá de lo que me acuerdo. Y Pancho, a quien el “Turco” (Ernesto) Dumit le había hecho un cuadro todo lleno de poleas, andaba con el sorbete y el vaso y tomaba más que todos los otros. Tengo hermosos recuerdos de Tucumán. Después ya pasó el tiempo; empecé a trabajar otra vez en Buenos Aires; hice alguna gira, pero volví poco allá. Además, mucho antes de eso, yo ya había trabajado con grandes personalidades del talento de Mercedes Sombra y Boyce Díaz Ulloque. Me acuerdo de todos los nombres. No me falla la memoria porque ellos son marcas en la vida de uno, y porque siempre hice lo que me apasiona”.
Novedades de El loro
“Son buenas las noticias: tenemos un texto de Ernesto Cardenal y ‘La crucifixión de Cristo’, pequeñas anécdotas de mis giras; sólo algunas, como para que la gente se ría un poquito y después pueda arremeter con Cardenal y con lo de Cristo, que es de un programa que hice en TV hace muchos años, que se llamó ‘Rito de Adviento’, en el 70. Lo tomé de ahí porque es la única versión que conozco acerca de un Cristo no yacente, sino muy vivo”.

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