Diego Topa: “En el medio hay mucha traición”


El favorito de ¡ExtraShow!.El conductor de Disney Junior habla de su futura paternidad y de la devoción infantil por él: “Encontré mi misión en la vida”, dice.

Con tanta dedicación y cercanía a los niños: ¿No tenés ganas de ser padre?
Sí, pero ahora no tengo tiempo. Me encantaría en algún momento, pero cuando tenga un hijo voy a frenar. Como pongo todas las pilas en hacer teatro o una gira, me quedo sin tiempo para otra cosa. Tengo a mi mascota, Tini, que hace dos meses que no la veo y la extraño. Pero para tener un hijo tengo que parar. Y en este momento, no podría. Igual, estoy seguro de que tendré varios.
¿Ya programaste cuándo querés que lleguen?
Con Disney tenés que ir programando todo. Renové mi contrato y voy a grabar una nueva temporada. Y luego seguro que otra más. Hay una película para hacer, hay giras. De acá a cuatro o cinco años, voy a seguir. Estoy soltero y recién cumplí cuarenta. Pero voy a ser un padre joven. De todos modos, tengo a mis sobrinos y a los hijos de mis amigos, que me nutren.
Siempre estás de muy buen humor. ¿En algún momento esa alegría se apaga?
Sí, claro, sobre todo cuando hay cansancio o me enojo. Suele pasar cuando sale algo mal, pero me dura poquito tiempo el mal humor. Tengo un lema: “A mí me gusta que las cosas se hagan de una sola manera: bien”. Y cuando no se hacen bien... ¡Lo encontrás a Topa! No me enojo porque sí, ni de capricho, sino cuando suelo tener razones. Una, por ejemplo, cuidar el producto, el elenco o lo que hago. En las giras muchas veces me enfrento con los productores locales porque a veces terminás un show y quieren que te vayas a otra ciudad y uno quiere volver al hotel a descansar, a comer, a bañarse. Ahí me planto, hay que hacerlo. Pero después tengo un gran poder: me olvido.
¿Entonces es verdad que te llevás bien con todos?
Yo te doy el corazón, soy súper generoso con todo. Ahora, cuando me traicionaste no tengo vuelta atrás. ¡No hay manera! Puedo seguir saludándote, pero ya está. En el medio pasa mucho, hay mucha tración. Es difícil llevarse mal conmigo, porque soy cero complicado, a mí me gusta la buena onda, no convivo con el maltrato.
¿Podés dar algún nombre de los que te traicionaron?
Tengo, pero no quiero dar nombres. Por suerte no son actores. Por ahí hay algún director. Cuando un director quiere ser más figura que uno de los protagonistas: ¡chau, chau, adiós!
¿Cómo te llevás con las redes sociales?
Manejo yo tanto mi Twitter como mi Instagram. Me sirve para ver qué cosas gustan y gracias a eso modifico el show. Es una ventanita al mundo. Me conecto entre funciones o cuando viajo en los micros de las giras, eso me desconecta y me divierte.
¿Siempre pensaste en dedicarte a los chicos?
Sí, pero nunca me imaginé que mi vida iba a estar dirigida directamente hacia el público infantil. A mí siempre me gustó actuar, la comedia. Y siempre hice cosas para chicos en el teatro under e independiente. Pero desde que entré a Disney, en 2000, fue muy fuerte: me di cuenta de que esto era lo que tenía que hacer. Más allá de que se trate de un trabajo, es como una misión en mi vida. Encontré lo que me hace feliz, lo que me hace despertarme contento a la mañana. Hizo que pueda confiar en mí y en mi grupo de amigos y montar mi propia productora con la que Disney se asoció para hacer un espectáculo.
Estás de gira por Latinoamérica con tu show. ¿Cómo te llevás con los viajes?
Lo que está pasando con la gira superó mis sueños. Vengo de estar en Costa Rica, Ecuador, Colombia y en México, donde hicimos cinco ciudades. Luego me voy a Orlando a grabar un especial de Navidad y después seguimos con la gira por Chile. Hacer un programa de Argentina para Latinoamérica fue un gran desafío y lo aceptan en todos lados como en nuestro país. Atravesamos las culturas, la música. No fue difícil adaptar el show, la gente es efervescente. En cada ciudad nos esperan en los aeropuertos con carteles y regalos o averiguan el hotel en donde estoy, y me tocan la puerta de la habitación las madres con sus chicos.
Suena lindo, ¿pero en ningún momento te agobia? 
No, para nada. Al contrario, me sorprende tanto cariño, tanto amor, tanta desesperación. ¡Lo que lloran las mamás! Nuestro programa es como un ícono, es atemporal y tiene eso que tenía El chavo del 8, de eso me di cuenta en México. Es un ciclo para toda la familia.

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