Los campeones de los movimientos prohibidos
Soledad Martino y Diego Castro se consagraron mundialmente en cha cha chá, pero reconocen que hay resistencia cultural en el país a los ritmos latinos.
Hace 21 Hs
La primera vez que fueron a competir internacionalmente, en 2011, Diego Castro y Soledad Martino se anotaron en salsa. De paso y como opción, lo hicieron también en cha cha chá. Les fue tan bien que salieron segundos en esta disciplina de los ritmos caribeños, en la cual se especializaron hasta llegar a ser los actuales bicampeones mundiales de la especialidad.
“Desarrollarnos profesionalmente en este género fue una apuesta estratégica, porque pocos lo hacían. Además, aprendimos a competir, para lo cual se requiere mucha inversión económica”, confiesa Castro. Martino agrega: “el que no está metido en esto piensa que estamos locos, pero esta es nuestra carrera”. La pareja estuvo en Tucumán como jurado del World Salsa Summit, que anoche cerró su instancia selectiva regional.
- ¿Cómo definirían al cha cha chá?
- Diego Castro (DC): es un ritmo que te llega o no al corazón, no se puede bailar impuesto. Tiene la velocidad y la cadencia justa para danzarlo. Nuestro mensaje para la gente, el que queremos dejarle, es que vuelva a divertirse a través de este arte.
- Soledad Martino (SM): puede ser de muy divertido a muy sensual para la mujer. Es una combinación mágica. La idea de la competencia es secundaria.
- En Tucumán están más popularizadas la salsa y la bachata que el cha cha chá. ¿Por qué?
- SM: no sólo en Tucumán, en todo el país. Hay una combinación de factores, y el primero es la moda. Hace cinco o seis años, la bachata provocó un boom a nivel mundial, todos van atrás de ella y el resto quedó en segundo plano por un tiempo, hasta la salsa.
- DC: decimos que la bachata le robó el abrazo a la salsa romántica, que apareció en los 80. En esa época no prevalecía la cantidad de vueltas que el hombre le daba a la mujer, sino simplemente la cercanía y el compartir el movimiento. Ahora la salsa es cada vez más complicada y la bachata la reemplaza en el contacto. Lo nuevo ahora es la kizomba (ritmo de Angola).
- SM: el cha cha chá y el mambo son la primera evolución del son, y para algunos son lo más difícil. Esa idea jugó a favor de la bachata, pero es clave el rol del docente. Falta educación, porque el que conoce el cha cha chá queda encantado.
- Ustedes son docentes...
- DC: formamos sobre cómo enseñar, desde dónde se aborda, el dominio del grupo...
- SM: lo hacemos lo más fundamentado posible y desde la visión de la danza, no de la del gimnasio. Mostramos las diferencias con el fitness, porque no es lo mismo.
- ¿Hay ayuda institucional para el desarrollo de estos ritmos?
- SM: hemos tocado muchas puertas, pero pocas se abren. Siempre aparece la familia para ayudar. Tampoco hay un fuerte respaldo social por fuera de la gente del circuito.
- ¿Se ve a la música caribeña como un género menor?
- SM: nos pasa que cuando decimos que somos bailarines, nos preguntan de qué y al aclarar que de ritmos latinos, recibimos como respuesta un gesto de decepción. Si dijésemos tango o folclore, habría aceptación.
- DC: todos los géneros sufrieron rechazo antes de ser aceptados como bailes de salón. Todo lo caribeño es de calle y popular, sobre todo los de contacto con sensualidad. Las danzas argentinas no tienen acercamiento. Somos la segunda generación que rompe el hielo.
- En el tango también hay contacto entre los cuerpos.
- SM: pero no hay movimiento pélvico, sólo cercanía. La cadera queda rígida. Socioculturalmente pesa mucho en el inconsciente, es lo prohibido. También se transmite una imagen desde los vestuarios y los movimientos que no siempre es así. No es un género chabacano.
- DC: nuestra posición es llevarlo al baile de salón.
“Desarrollarnos profesionalmente en este género fue una apuesta estratégica, porque pocos lo hacían. Además, aprendimos a competir, para lo cual se requiere mucha inversión económica”, confiesa Castro. Martino agrega: “el que no está metido en esto piensa que estamos locos, pero esta es nuestra carrera”. La pareja estuvo en Tucumán como jurado del World Salsa Summit, que anoche cerró su instancia selectiva regional.
- ¿Cómo definirían al cha cha chá?
- Diego Castro (DC): es un ritmo que te llega o no al corazón, no se puede bailar impuesto. Tiene la velocidad y la cadencia justa para danzarlo. Nuestro mensaje para la gente, el que queremos dejarle, es que vuelva a divertirse a través de este arte.
- Soledad Martino (SM): puede ser de muy divertido a muy sensual para la mujer. Es una combinación mágica. La idea de la competencia es secundaria.
- En Tucumán están más popularizadas la salsa y la bachata que el cha cha chá. ¿Por qué?
- SM: no sólo en Tucumán, en todo el país. Hay una combinación de factores, y el primero es la moda. Hace cinco o seis años, la bachata provocó un boom a nivel mundial, todos van atrás de ella y el resto quedó en segundo plano por un tiempo, hasta la salsa.
- DC: decimos que la bachata le robó el abrazo a la salsa romántica, que apareció en los 80. En esa época no prevalecía la cantidad de vueltas que el hombre le daba a la mujer, sino simplemente la cercanía y el compartir el movimiento. Ahora la salsa es cada vez más complicada y la bachata la reemplaza en el contacto. Lo nuevo ahora es la kizomba (ritmo de Angola).
- SM: el cha cha chá y el mambo son la primera evolución del son, y para algunos son lo más difícil. Esa idea jugó a favor de la bachata, pero es clave el rol del docente. Falta educación, porque el que conoce el cha cha chá queda encantado.
- Ustedes son docentes...
- DC: formamos sobre cómo enseñar, desde dónde se aborda, el dominio del grupo...
- SM: lo hacemos lo más fundamentado posible y desde la visión de la danza, no de la del gimnasio. Mostramos las diferencias con el fitness, porque no es lo mismo.
- ¿Hay ayuda institucional para el desarrollo de estos ritmos?
- SM: hemos tocado muchas puertas, pero pocas se abren. Siempre aparece la familia para ayudar. Tampoco hay un fuerte respaldo social por fuera de la gente del circuito.
- ¿Se ve a la música caribeña como un género menor?
- SM: nos pasa que cuando decimos que somos bailarines, nos preguntan de qué y al aclarar que de ritmos latinos, recibimos como respuesta un gesto de decepción. Si dijésemos tango o folclore, habría aceptación.
- DC: todos los géneros sufrieron rechazo antes de ser aceptados como bailes de salón. Todo lo caribeño es de calle y popular, sobre todo los de contacto con sensualidad. Las danzas argentinas no tienen acercamiento. Somos la segunda generación que rompe el hielo.
- En el tango también hay contacto entre los cuerpos.
- SM: pero no hay movimiento pélvico, sólo cercanía. La cadera queda rígida. Socioculturalmente pesa mucho en el inconsciente, es lo prohibido. También se transmite una imagen desde los vestuarios y los movimientos que no siempre es así. No es un género chabacano.
- DC: nuestra posición es llevarlo al baile de salón.
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