Emilio Disi: "Hay pocos tipos serios en la profesión"
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
El favorito de ¡ExtraShow!
Elegido en una encuesta en Clarin.com, dice que “los actores de hoy son diez veces mejores”.
La gente te eligió para esta contratapa. ¿Te importa el reconocimiento, Emilio?
Que me elijan los lectores es lindo. Ahora, en cuanto a los premios, si los recibo me gustan. Esta es la décima temporada seguida que hago en Carlos Paz. Estoy en Casa Fantasma, en el teatro Holiday. Y los primeros tres años fui “Mejor actor de comedia”. Al cuarto, dije: “No sé quién estará nominado, pero ojalá lo gane él”.
El humor es popular, pero los críticos valoran más a los actores que hacen drama. ¿Lo sentís así?
Es la realidad. Hay una especie de divorcio entre el drama, que se supone que te da prestigio, y la comedia, que es un género menor. (Luis) Sandrini decía: “Para hacer llorar se inventó la cebolla, para hacer reír no se inventó ninguna verdura”. Tenía las pelotas por el suelo. Hacía películas que metían millones de personas y seguía considerado un actor de un género menor.
¿Qué te parecen los nuevos actores? ¿Te molestan los mediáticos?
Si tienen talento, como es el caso de Lizy Tagliani, por ejemplo, que para llegar en tan poco tiempo mostró que tiene talento y ángel, está bien. Si vos tenés con qué, yo te doy la derecha. Puede joder que de repente una figura mediática que apareció en dos o tres programas, con un escándalo tenga un personaje. Eso no te hace sentir bien a vos. Tirás una pared y te devuelven un ladrillo.
¿Actores eran los de antes?
Vas a encontrar que los actores de mi generación dicen eso. ¡Pero es mentira! Ahora hay muchos más actores y actrices jóvenes que en mi época. Y diez veces mejores. Porque estudiaron, se preocuparon. Los viejos te van a decir que actores eran los de antes. Yo veo televisión, teatro y cine. Y encuentro actores de veinte años muy buenos. Antes, para armar un elenco era un martirio. Hoy te sentás y en dos minutos te saltan treinta nombres.
¿Y por qué los colegas de tu edad piensan diferente?
Hay un problema de ego, de arrastre. Pasan los años y si no te adaptás y escuchás, fuiste. Hoy hay un idioma distinto. Y te vas a encontrar a un actor de mi generación que dice “a mí me importa tres car..., yo hablo como se tiene que hablar”. Es un pelotudo. Vos tenés que escuchar cómo hablan los pendejos de ahora, las nuevas tendencias. Yo escucho. De repente entra Pedro (Alfonso, su compañero de obra) y me dice: “¿Por qué no hacés tal cosa?”. Yo escucho y hago.
¿El respeto se construye así, mostrándose como un par?
Si no escuchás, marchaste. En esta profesión, el peor castigo que tenés es si te la creés. Yo salgo del teatro y me dicen “capo, genio, fenómeno, ídolo”. Si yo me la creyera sería un pelotudo. Atrás mío sale uno que dice sólo “la mesa está servida” y le gritan lo mismo. Entonces...
¿Hay hipocresía en el medio?
La hipocresía la tienen todos. Este es un medio en el que eso está a la orden del día. Hay muy pocos Carlos Rottemberg, que es un empresario teatral que te dice que sí y es sí. Hay gente que habla de cosas y después no las cumple. Hay muy pocos tipos serios en la profesión.
¿Te gustan los elogios?
Una vez estaba en San Antonio de Areco y el intendente nos invitó a comer. El mozo no me sacó la vista en toda la noche. Cuando me iba, me quiso hacer un elogio pero lo terminé puteando. Me dijo: “Antes de irse, por favor, me quiero sacar una foto con una reliquia como usted”. El hijo de p... mandó reliquia. A mí me gusta cuando me paran y me dicen: “Gracias por haberme hecho reír toda la vida”.
¿No te vamos a ver nunca en una pelea mediática?
No hay que engancharse en pelotudeces. A muchos actores les gusta. Pero esta es una profesión que... (suspira). Cuando escucho que hay actores que están agotados, cansados, ¡me da una bronca! Hijo de p... ¡laburás una hora y media por día! Tres, si hacés dos funciones. Hacés lo que te gusta, ganás plata, te va bien. ¿Decís que estás agotado? ¿Qué tiene que hacer un médico o un cirujano que está horas y horas? ¿Cómo te vas a quejar?
¿Hacer humor es cosa seria?
Claro, por supuesto. Hay un mecanismo para los chistes. Vos los ponés en un papel, los escribís. Das vueltas las palabras, buscás otros tiempos, otros verbos. Hasta que los encontrás. Es un laburo de ajedrez. Una vez estaba buscando un gag que se llama efecto catarata. Es jodido porque tenés que ubicarlo bien en la película. Y entró mi mujer y me dijo: “¿Qué te pasa?”. “Nada, no encuentro este gag”, le respondí. “¿Y con esa cara de culo estás buscando un chiste?”, remató. Tenía razón. Buscarlo es un laburo serio.
Comentarios
Publicar un comentario