Nicolás Scarpino: "No mostraba mi verdadera identidad"


El favorito de ExtraShow.
El actor de “Los 39 escalones” se casó el viernes con su novio Sergio. “Tuve que superar mis temores y barreras”, confiesa.

Creciste en el medio y de tu vida personal nunca se supo nada. ¿Por qué?
Siempre hubo mucho respeto de los medios. Nunca me pusieron en una situación incómoda por hablar o no de mi homosexualidad, y eso lo valoro mucho. Creo que soy un actor del que no es necesario o no interesa qué haga de su vida privada. Puede ser por mi perfil: soy popular, pero no mediático. Lo más maravilloso fue que tuve que superar mis propios temores y barreras. Siento que todos, indirectamente, me ayudaron a que el proceso fuera natural y en el momento que tenía que ser. Nadie me puso en jaque. Nunca me hice el macho, pero tampoco mostraba mi verdadera identidad.
¿Por qué reprimiste todo hasta ahora?
Vengo de una tradición muy obtusa y cerrada como es la intaliana. Uno puede trascender los miedos desde lo personal, pero no puede terminar de relajarse. No sólo con el círculo más directo, que serían mis padres y mi hermana, sino con una familia en la que mi papá tiene cinco hermanos y mi mamá cuatro. Cada tanto, cuando veía a mis tías, la primera pregunta era: “¿Y, cuándo te pones de novio? ¿cuándo te casas?, ¿cuándo le vas a dar un nieto a mi hermana?”. Cuando estás a punto de reunir a todos para contarles...esas indirectas te anulan.


¿Cómo es enfrentarse con todo eso?
Ya no reniego. Después de la decisión de casarme creo que agradezco todo lo anterior. Tengo 42 años y hay gente que lo puede resolver más joven. Ahora hay una generación donde el tema de la sexualidad está más naturalizado. Pero, grandote y boludo, recién en enero del año pasado pude sentarlo a mi viejo. Aunque no había que decir nada, necesitaba sacarme de encima el peso y quería que él lo escuchara de mi boca. Su respuesta fue que él quería que yo fuera feliz, que eso le daba felicidad. No es fácil. Uno está siempre más preocupado por el qué dirán que por uno mismo. Después de tener la bendición de mi papá y mi mamá, para mí fue suficiente.
No fue camino fácil para vos...
Hay estadios en la vida íntima sexual, cuando uno elige “diferente”, en los que uno sufre. Hoy, el que solo recibe la información de que me casé, está viendo el final de la historia. Comienza una nueva, pero es el final de otra que arrancó en mi adolescencia, cuando empecé a tener las inseguridades, los conflictos, la represión, el querer esconderme. Es muy loco crecer pensando que me iba casar de la manera “tradicional”. Luego, pensar que no me iba a casar nunca. Y llegó el matrimonio igualitario y volvés a tener ese pensamiento de poder hacerlo.
Empezaste de muy chiquito en la actuación. ¿Fue por qué querías o te llevaban tus padres a los castings?
Siempre quise ser actor, de muy chiquito les pedía a mi padres que me llevaran. A los cuatro años estuve en Cantaniño y a los 13 comencé a estudiar teatro, a grabar publicidades. En mi boda estuvo Tulio de Rose que era el director artístico de Cantaniño, él fue quien me eligió. A él le debo todo, es mi auténtico padre artístico. Este juego arrancó por mí pero él fue el ángel que me dio la oportunidad.
¿Cuándo te diste cuenta de que era un trabajo y no juego?
Por consejo de mis padres había comenzado a estudiar la licenciatura en Publicidad, en la facultad de Lomas de Zamora. Un día de lluvia torrencial manejaba mi Fiat 600 y quedé tapado por el agua. Y pensé: “Está tormenta me está marcando que no es por acá”. Y, me jugué con todo a la actuación. Así, me salió una audición para Perdidos en Yonkers, obra que protagonizaban Soledad Silveyra y Lidia Lamaison, con dirección de China Zorrilla. Quedé elegido.
Con familia tan conservadora, ¿Cómo tomaron que dejaras la facultad para ser un artista?
Tuve apoyo incondicional de mi padres. La lucha era más con mis abuelos. Los cuatro abuelos italianos, no naturalizados, que escaparon de la guerra muertos de hambre y querían que sus nietos tuvieran una profesión con la que consideraban que nunca les faltaría la comida o el trabajo.
¿Cuándo lo aceptaron?
Al principio lo veían como “ya se la va a pasar”. Creo que eso lo entendieron más mis padres que mis abuelos. Era chico y capaz me enojaba escuchar que mi abuelo paterno quería que fuese Juez. Hoy a la distancia lo comprendo muchísimo y no lo juzgo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Jorge Rojas fue papá: "la familia feliz y agradecida por este milagro de la vida"