Natalia Oreiro: La venganza será terrible

Televisión.Desde el miércoles protagonizará “Entre caníbales”, la tira de Telefe en la que compondrá a una mujer que sufrió una violación múltiple. Aquí habla de la TV, su vida familiar, su alimentación y su infancia.

En la puerta dice “Ariana”, pero se traspasa el umbral del camarín y Ariana no está. Puede haber alguna ropa de ella, pero ella no. La que está es una mujer que pidió que le alfombraran el piso para poder andar descalza, una mujer que le puso su impronta al lugar, con fotos de su hijo, con aromas en velas y spray, con una heladera pequeña que se llevó especialmente, con una cafetera y sus cápsulas de gustos varios. Ofrece, sirve, se saca los zapatos, elige la música para envolver la charla, suenan las dulces melodías ambientales de Brian Eno, comparte generosamente unos frasquitos de polen, se sienta en el piso y habla suave, natural. No tiene la velocidad discursiva de la Natalia Oreiro de los comienzos. Ni es la niña recién llegada de Uruguay con sus dulces 16. Es una mujer que ha andado, sin por eso soltar el pasado. “De pequeña yo quería ser una chica Hitchcock y, mirá, ahora soy una chica Campanella... no lo puedo creer”, se sincera Oreiro, la protagonista deEntre caníbales, la tira que el miércoles estrenará Telefe.
Charla abierta, sin relojes ni celulares, de pronto la alimentación se convierte en tema. Y en disparador de otros temas: “Ahora, para almorzar, me estoy trayendo raw food, que es algo así como ‘comida viva’. Es comida deshidratada a 45 grados, que le permite conservar todos los nutrientes. Y eso me da energía. Con esta metodología de cocción puedo comer verduras, pan hecho a base de semillas..., bueno, de todo. Y consumo a diario este suplemento dietario de polen y también, equinácea, que es muy buena. Me gusta comer sano, pero me doy mis gustos (ver De la comida...). Yo soy vegetariana desde hace 15 años, más o menos”.
¿No extrañás algún sabor de la niñez?
Las milanesas de mi abuela. Bueno, no la milanesa en sí, sino el hecho de que ella me las preparara. Me hacía eso y cremita de chocolate.
Las abuelas suelen ser protagonistas de las infancias...
La abuela Hilda era lo más. Me acuerdo mucho de ella, está en mi ADN. Los recuerdos están en mi ADN.
Tenés muy presente a la nena que fuiste, ¿no?
Totalmente. Si cierro los ojos y me pregunto ‘¿Quién soy?’ me voy a los 9 años, instantáneamente.
¿Y qué ves?
Me veo en el patio de mi abuela, con el flequillo, jugando con los pollos que criaba, haciendo manualidades con latas de atún, encerrándome en el galpón para disfrazarme y diciendo que era actriz. Yo soy eso y lo siento claramente. Mi ambición siempre fue construir eso que quería de chica y hoy mi ambición es volver a ser esa nena. Y lo logro.
En ese rinconcito privado de los estudios de Telefe, en Martínez, Oreiro cuenta por qué decidió volver a la TV: “Antes de Solamente vos, en 2013, había hecho Sos mi vida, en 2006. En esos 7 años filmé películas, hice trabajos con un ritmo claramente distinto, fui madre. Cuando terminó Solamente... no pensaba en volver a tomarme 7 años, pero sí 3 ó 4 antes de agarrar una tira. Me llamó Tomás (Yankelevich, director de contenidos del canal) y le dije ‘Si es para tira, olvidate’. Me pidió 5 minutos y cuando nos juntamos me contó la historia -una mujer que 20 años después de haber sufrido una violación múltiple vuelve al lugar de los hechos con ansias de venganza y justicia- y me dijo que iba a ser dirigida por Juan (Campanella). Y ya entonces me resultó imposible decir que no. El hecho de que Juan estuviera atrás de todo esto fue definitorio, pero también me impactó la historia como mujer... después entró en juego la actriz. No estamos acostumbrados a que se realice este tipo de proyectos en televisión, con esta carga emocional tan fuerte, todos los días... siendo que 7 de cada 10 mujeres son víctimas de algún tipo de abuso a lo largo de su vida, no necesariamente sexual. Y esta tira, además, no sólo habla de lo que le pasó a Ariana, sino de las injusticias sociales que se cometen continuamente”.
¿No hay ningún “pero” en haber dado el sí?
... Pero extraño mucho. De todos modos, agradezco tener un niño, porque me cuesta mucho salir del personaje, son muchas horas de escenas muy intensas. Yo tengo que estar muy presente en el momento: para mí la actuación es verdad, sea en comedia o en drama.
Fiel a su estilo, preparó el personaje con la dedicación con la que suele moverse en cada previa, sólo que esta vez el trabajo de campo la llevó a contactarse con dos chicas abusadas sexualmente: “Me involucré mucho porque se trata de una mina que fue víctima de un abuso a los 17 años por una cantidad de tipos que ni siquiera sabe, que de ese abuso termina embarazada y que no puede hacerse cargo de ese bebé porque le recuerda la violación (ver Entre caníbales...). Es una chica que está muerta en vida. Laburé el personaje con dos chicas que me traje del Interior. Las alojé en un hotel cerca de casa, les hice muchas entrevistas, y también tengo muchas charlas con una psicóloga de abusos”.
¿Todo corrió económicamente por tu cuenta?
Sí. A mí me pagan muy bien por mi trabajo y yo tengo que invertir para hacer las cosas bien. Yo no me quedo nunca esperando a que me digan lo que tengo que hacer.
Ante tanta intensidad en la coyuntura laboral, confiesa que “mi hijo es lo único que me saca. Tiene 3 años y cuando llego a casa jugamos o le leo cuentos, cosa que le encanta. Ahora está con los ‘por qué’ y los dos -está casada con el músico Ricardo Mollo- le explicamos todo... todo lo que un niño debe saber a esa edad, por supuesto”. Anotado como Merlín Atahualpa, para ella es ‘Ata’ o ‘Atita’. Va a la Salita Osos y “ahora está a full con los dinosaurios”.
¿Suena música en tu casa?
Sí, tenemos un Winco, nos encanta el sonido de los discos de vinilo. Puede sonar desde Frank Zappa, que a Ricardo le encanta, a Led Zeppelin, que me encanta a mí. A mí me gusta de todo, de acuerdo al estado de ánimo. Joni Mitchell me vuelve loca. Pero si estoy llegando tarde a casa en el remís, con la Panamericana atascada, me pongo AC/DC en el walkman y me tranquiliza, te juro.
Mujer con un intenso camino en la pantalla chica -de Inconquistable corazón a Solamente vos, pasando por Dulce Ana y Muñeca brava, entre otras ficciones-, comenta que “veo mucha tele. Me gusta que compitamos con entretenimiento excepto el miércoles, que vamos con la de Facu (Facu es Arana, protagonista de Noche & Día). Estoy en Telefe, pero asumo que me gusta Las mil y una noches (El Trece)”.
Nunca había trabajado ni con Joaquín Furriel ni con Benjamín Vicuña -que completan el trío protagónico- y siente que “a pesar de los nombres fuertes, no es un programa de estrellas. Todos tenemos un modo de laburar muy a la par. Y Juan está en todo”.
Del modo de trabajo de Entre caníbales se pasa a cómo será su imagen y aclara: “Para las fiestas me gusta producirme a lo bestia, pero en el laburo voy atrás del personaje. Además, me agrada la cara lavada. Acá, salvo cuando tomo venganza, que me pongo los ojos negros, estoy casi siempre natural. Hay mucha verdad ahí para mí. A veces el impacto también va por el lado de la sencillez. Yo prefiero salir mal, con un ojo torcido, si querés, pero que la escena salga bien. Y más ahora, que estamos contando la oscuridad”.
Y para brillar en un relato oscuro hay que tener una llama que ilumine, entre otras cualidades que Oreiro tiene.


Recuerdos de la infancia
La niñez se cuela permanentemente en la charla: “Es que yo soy esa nena, a la que tengo siempre presente. Pero, además, tengo el tema muy a flor de piel porque el fin de semana viajé a Uruguay porque estoy haciendo con Martín Sastre un documental para Rusia de mi última gira... Todo está relacionado a una chica de Sudamérica en Rusia. Y estuvimos en el Cerro de Montevideo, me encontré con mi maestro de sexto año y estuvimos en lo que era la casa de mi abuela. Ya no vive nadie ahí, pero nos dejaron pasar y fue hermoso. Me volvieron todos, pero todos los recuerdos. Volví a ser la de los 9 años. En ese patio jugaba, en esa casa vi por primera vez las películas de (Alfred) Hitchcock que ponía mi abuela y que mí me volvían loca. Eran fuertes, pero me dejaban verlas porque notaban que me fascinaban”.

De la comida sana al ritual del chocolate
“De chica comía de todo, pero de grande elegí ser vegetariana. Me importa mucho lo que meto en mi organismo. En casa los tres somos así. Ricardo (Mollo) siempre fue de comer muy sano y el nene, a lo vegetariano, le suma el pescado, que le encanta. Pero ojo, pará, que si voy a un cumpleaños me adapto. No como carne, pero sí el resto. Y amo la pizza y las pastas. Y si hay un placer que no entrego es el del chocolate. Soy fana del chocolate amargo. A la noche siempre como un pedacito”, celebra Oreiro.


Entre caníbales: una de abusos y venganza
En el 95’, Ariana (Natalia Oreiro) decide dejar Neuquén para instalarse junto a una amiga en la provincia de Buenos Aires. Y eligen vivir en el partido de Ingeniero Márquez, una localidad históricamente gobernada por la familia Valmora. Poco tiempo después, las chicas sufren un abuso, por parte de un grupo de “los hijos del poder”. Gente que, gracias a sus recursos, sus apellidos y sus influencias, logran que las violaciones queden impunes.
Ariana salva su vida -que ya no será la misma vida-, pero su amiga no. Y descubre que quedó embarazada. La atormenta tanto la idea de criar un hijo gestado en esas condiciones que deja al chico al cuidado de un sacerdote y vuelve a su pueblo natal. Pero, 20 años más tarde, su hijo queda involucrado en un hecho que la lleva a ella a regresar a Buenos Aires en búsqueda de justicia. Y de venganza.
Protagonizada por Oreiro, Joaquín Furriel y Benjamín Vicuña, Entre caníbales (de lunes a jueves a las 23, por Telefe) está escrita, dirigida y producida por Juan José Campanella.

Lali Espósito: "Ella tiene una luz muy fuerte"
A partir de la explosión de Lali Espósito en Solamente vos -donde trabajaron juntas- y a cuento de su primer protagónico con Esperanza mía, muchas voces salieron a decir que “Lali es la nueva Natalia Oreiro”, frase que la uruguaya ha escuchado. Y entonces dice: “Creo que ella tiene una luz muy fuerte y una energía propia. Yo no la veo parecida a mí, porque tiene mucha personalidad... Vos podés ver a alguien parecido a otro cuando la personalidad no es tan rutilante. Lali es incomparable”, sostiene Oreiro. Y, casi en un susurro, regala que “quizás cometa una infidencia, pero fui yo quien le dijo a Adrián (Suar) que la llamara para hacer la novela de la monja. Sabía que la rompería. Porque no es que llegó ahora, ella viene laburando desde muy chiquita, ya tiene un carrerón encima. Una vez me contó que lo primero que hizo en televisión fue cantar una canción mía, Cambio dolor”. Lo que las emparenta, además, es el talento.

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