Elogio del cabecita negra
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Televisión
Ramón "Palito" Ortega y Carlos "La Mona" Jiménez grabaron juntos la cortina musical de "Educando a Nina", que saldrá al aire pronto por Telefe. Una charla con las dos grandes figuras de la música popular, y las intimidades de la grabación.
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La cortina de un programa hoy pude ser el tema más importante de la carrera de un músico, ¿no? Ya casi no se venden discos y una tira del prime-time con pretensión de rating, puede dar una difusión impensada..
Mona: Yo saco dos discos por año. Lo compran pibes y abuelos. Tienen discos, compacts, magazines. Sigo vendiendo porque los demás siguen comprando. Muchos acomodan mis discos como en una biblioteca. Una biblioteca cuartetera.
¿Cuántos discos tenés?
87.
¿Estás en el Libro de los Records?
Nunca me van a dar bola. Vivo en Córdoba y soy argentino.
¿Y vos Palito? ¿Qué decís del hit televisivo? En tu caso ya tenés experiencia con “El sodero de mi vida” (2001). ¿Tendrás que cerrar tus shows con la cortina de “Educando a Nina”?
Palito: Primero quiero aclarar que si un hijo te pide algo, es muy difícil decir que no... (Educando a Nina es una producción de Underground, de Sebastián Ortega). A mí me pidieron la de El sodero de mi vida mucho tiempo. Y la canté con Lucía Galán porque la habíamos hecho a dúo. Me invitaron a un concierto en Ferro y esa noche la gente la cantaba sin parar. Esa clase de difusión es enorme, es todos los días...
¿Son buen público uno del otro?
Mona: Yo lo escuché a Palito cuando cantaba La felicidad y cuando cantaba la chevecha que me quema la cabeza…
Palito: Yo le presté atención cuando me enteré que Córdoba tenía su propia industria musical con su propio sonido y sus propios ídolos. Ahí fue imposible no saber de La Mona.
¿Por qué estabas tan contento cuando escribiste “La felicidad”?
Palito: Porque por primera vez en mi vida me sentí enamorado sin presentir, como dice el tango. Yo vengo de una historia muy difícil y no pocas veces confundí el amor con la necesidad de amor. Cuando encontré a Evangelina, ella me llevó a confiar de verdad. La gente del Interior, yo llegue a los 15 años a Buenos Aires, era desconfiada. Fue un momento personal difícil...
Mona: Eramos cabecita negra.
Palito: Sí, es cierto. En la calle te gritaban “cabecita negra”.
Cabecita negra suena sutil. ¿O en realidad les gritaban “negros de mierda”?
Mona: Eramos los negros de mierda. En Córdoba me gritaban negro de mierda porque cantaba cuarteto. El cuarteto era para los negros, para los humildes... Una vez recuerdo que vi una camisa de McGregor, la fui a comprar y me dijeron: eso no es para vos.
¿Cuál es la revancha del “cabecita negra”? A vos, Mona, las minas se te regalan en el escenario...
Mona: ¡Es que me acerco y me agarran las huevos! Yo les digo: chicas, no me agarren los huevos. Pero también van familias, quinceañeras, chicas que hacen despedidas de solteras en mis bailes.
Acá van al Golden y en Córdoba van a tus shows.
Mona: Sí, es un clásico.
¿Nuestra verdadera música nacional es la cumbia?
Mona: Cumbia y cuarteto.
Palito: Acá hay artistas de culto como el Indio, que siempre está arriba de las cien mil personas. Charly García, si va a cualquier provicia, llena un estadio.
Mona: Modestamente, yo llevo más gente que el Indio. Por año me ven entre 800 mil personas y un millón.
Palito: Yo pienso que la Mona y yo tenemos que agradecerle a Dios que en un mundo de consumo y descarte sigamos vigentes.
¿Por qué te dicen Mona y no Mono?
El Córdoba, donde me decían negro de mierda, hoy vivo en un barrio muy caté. Cuando compré el terreno y los vecinos sabían quién era el que iba a mudarse, firmaron un petirorio para que yo, un negro de mierda, no viviera en ese barrio... ¿Lo de Mona? A mí me gustaba hacer de Tarzán y cuando le tiré una piedra a uno que me peleó, me dijo: qué Tarzán ni Tarzán, vos sos la mona Chita. Después quedó lo de Mona.
Palito, últimamente grabaste con distintos rockeros. Da la impresión de que el rock te reconoce tarde o que te debe algo. ¿Esto tiene que ver con una gratitud por lo que hiciste con Charly?
Se terminó esa división que existía. Cada uno hace lo suyo. Lo que pasó con Charly es que al estar nueve meses en Luján conmigo venían muchos amigos de él a los que yo conocía de vista, y se quedaban a pasar el día. Lo acompañaban a Charly y así, de a poco, nos fuimos descubriendo y nacieron amistades o relaciones. Un día me llamó Andrés Calamaro y después Andrés grabó con mi hijo Emanuel. Así.
¿De dónde sale esa piedad tuya?
Sale de una necesidad que está dentro mío.
Pensar que el mismo Charly había dicho que ni en pedo grababa con vos…
En un época pasaban esas cosas. Ciertos prejuicios que estaban en todos los órdenes de la vida, también estaban en la música. Quizás el hecho de no cantar una canción testimonial o de protesta... Pero yo pensaba que de donde venía era mucho más importante cantar para sembrar una semillita de esperanza.
¿Hacés cosas como las que hiciste por Charly todo el tiempo?
Sí, pero no me gusta andar difundiéndolo. Cuando algo se filtra, bueno, yo no tengo problemas en hablar de eso. Cacho Castaña contó que cuando estuvo inconciente veintipico de días yo no estuve ausentes en un solo momento. Ni un solo día.
¿A qué ibas?
Le hablaba, le hablaba al oído todo el tiempo. Largo, largo, le hablaba largo porque yo sé que en el fondo siempre hay una antenita receptora. El supo todo lo que pasó porque se lo contó su mujer.
Es raro... sos raro.
Tengos sentimientos que me empujan a determinadas cosas.
Una grabación para transpirar la camiseta
El tema de la tira Educando a Nina suena hasta el cansancio y el cansancio es una meta que no llega nunca. La Mona desconoce lo que es el cansancio y Palito, digamos, tiene años de oficio. “¡¿Qué piensa de esto el Ortega hijo?!”, quiere saber la Mona durante la grabación del tema de difusión de la tira. “Si está bien, hacé así. Si está como el orto, hacé esto”, pide. Palito canta y toca acordes perfectos en una guitarra firmada por Norah Jones. “Ella es amiga de mi hija Rosario. Cuando estuvo en la Argentina vino a comer un asado, vio la guitarra y la firmó”. La Mona, meta estribillo bajo el telón de tirabuzones. Canta y suda su cara de Neandertal. Nos informan que el tema que podría ser de los Auténticos Decadentes, en realidad es de Palito y Lalo Fransen. Pero aquí y ahora la Mona transpira la camisa y un colaborador destaca una entrega que ni Blas Giunta en un Superclásico. A su lado, Palito Ortega parece una gacela. Lo popular tiene demasiados matices. Ramón y la Mona están jugando parecido pero son muy distintos. Uno es el futbolista que pegó un pase a Europa; el otro es el metedor que estuvo toda su carrera en la B Metropolitan. A cuál más querible.
“Vos deberías decir, ¡muy bueno Mona!”, pide el cordobés. “Muy bueno, Mona”.
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