Oona Chaplin: "El poder es la ilusión más ridícula"
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Entrevista
La nieta del célebre Carlitos es la protagonista de "Taboo", la serie de Fox Premium.
Oona Chaplin, tal como aparece en la serie que produce Ridley Scott. FOTO: FOX
Oona Chaplin sonríe en inglés y español, pero agita sus amores en un tono sin fronteras: “¡Que viva Latinoamérica! Es el corazón y la cordillera de este planeta”, jura la prestigiosa actriz de 30 años, con varias memorias en su suave rostro cetrino. Es nieta de Charles Chaplin y bisnieta del dramaturgo Eugene O’ Neill, y sus padres son Geraldine Chaplin y el director de fotografía chileno Patricio Castilla. Ella nació en Madrid y se crió entre España, Escocia, Suiza y Cuba. “Nací en España, pero soy mapuche, chilena, rumana, inglesa. Soy un cóctel de culturas. De mis antecesores saqué la curiosidad y la falta de prejuicios frente al ser humano”.
Su voz se abre con soltura al otro lado de la línea telefónica, en diálogo con Clarín y otros cuatro medios de Latinoamérica. Tras su labor como Talisa Maegyr en el drama medieval Game of Thrones, Oona Chaplin encaró un desafío igual de potente. Encarna a Zilpha Geary, la sufrida aristócrata y amante de su hermanastro James Keziah Delaney, el protagonista a cargo de Tom Hardy en Taboo: la miniserie y thriller histórico con producción ejecutiva de Ridley Scott, que va por FOX Premium. Ella expone las intrigas perpetradas en 1814 por la trasnacional East India Company del Imperio Británico, en guerra post-colonial con Estados Unidos. “Lo que me atrajo del proyecto fue cuando conocí a Tom Hardy: me senté ante ese hombre para dar el casting y la fiera que él tiene adentro me cautivó. Me dije: ‘A este hombre le sigo hasta el fin del mundo’”.
Tom Hardy es famosísimo tras sus roles del villano Bane en Batman: El caballero de la noche asciende y en The Revenant, como el enemigo de Leonardo di Caprio. En Taboo, junto a los cocreadores Chips Hardy y a Steven Knight, ideó a otro ser sin grises: James Keziah Delaney. Fue parte de la East India Company, conjuró sus demonios y se recluyó en Africa diez años. ¿Qué secretos nativos abrazó allí? Taboo, que dura ocho episodios (y acaba de confirmar una segunda temporada) arranca cuando regresa a Londres para reclamar la herencia del imperio naval de su padre y enfrentar a la East India Company oliendo la sangre.
¿Y Zilpha Geary? Cuenta Oona Chaplin: “Construir a este personaje fue un lujo y lo hice a través de la vestimenta de época. Cuando me puse la ropa de Zilpha, supe quién era”. Entonces la ve: “Es una mujer feroz y horrendamente reprimida. El corset le aprieta hasta la garganta en un mundo en el que los hombres no tienen la mínima consideración por ninguna mujer. Ella tiene adentro la contradicción de querer amar a su hermanastro, aunque esté prohibido”. Ahí gira el tabú (o uno de ellos) en esta miniserie histórica. “El incesto es de los pocos tabúes que quedan en la televisión. Sigue siendo algo que la sociedad condena como algo inmoral, sucio o asqueroso. Pero Zilpha y James se aman: no es una relación de abuso. Por eso se complica la cosa aún más”, sonríe Chaplin.
Taboo abarca misterios, violencia y también ciertos planos místicos que no valdrá develar. “Esta serie es sobre las naturalezas jodidas del ser humano”, capta Chaplin. Y piensa en los enclaves de la East India Company británica, hoy. “Es una asquerosidad el control y el miedo que le mete el mundo financiero a la gente. East India Company es muy parecida a Monsanto ahora: tiene mucho poder, fuerza y soldados entrenados para matar a cualquiera”. Amplía, Chaplin: “En Taboo es bueno explorar el mundo de la East India Company desde hoy. Parece que no tenemos esclavos, pero sí los tenemos. Parece que tenemos libertad y democracia, pero no tenemos. Las grandes corporaciones siguen controlando el mundo. Es lindo pensar que un hombre pueda oponerse a ellas. Espero que Taboo inspire a muchas personas”.
Tras Game of Thrones y ahora Taboo, Chaplin aprendió “que en todas partes se cuecen habas. El poder es la ilusión más ridícula y peligrosa que existe. En Game of Thrones todo el mundo quiere el trono. ¿Qué van a hacer con tanto poder? Y aquí en Taboo, igual. ¡Dejen de intentar apoderarse del mundo! Las dos series son interesantes porque nos enfrentan a nuestros propios deseos de poderío”.
En estos desafíos actorales, el brillo de toda su familia late en ella. “Eugene O’ Neill, Charlot y mi madre Geraldine supieron meterse adentro de lo que significa estar vivos. Eso me inspira constantemente. Como humanos, podemos ser inútiles pero también tiernos; patéticos pero también extraordinarios. Ese arco iris compone el alma de cada uno”. Con su madre siempre vuelven sobre ello. “Hablamos sobre la curiosidad del mundo: a dónde se encuentran las maravillas, el arco iris, el pavor, el monstruo. O sino, de lo jodido que está Hollywood y de lo ridícula que es la industria”, ríe otra vez.
Frente a ella rió por años Charles Chaplin. Su nieta Oona conecta en vibraciones afines. “Me influyó muchísimo haber estado expuesta al mundo del gran cine que intenta elevar el alma y llegar al corazón. Estoy muy orgullosa de formar parte de esta familia. Ojalá que el día yo me muera pueda mirar atrás y decir: ‘Yo honré aquello que heredé’”.
Comentarios
Publicar un comentario