En el fin de su semana mágica, Delpo perdió pero se llevó la medalla de plata


Juegos Olímpicos
Murray se impuso en la final en cuatro sets y se consagró bicampeón olímpico. Del Potro, en un torneo inolvidable, le aportó la segunda medalla a Argentina. Mirá la fotogalería en HD
El sueño de Juan Martín Del Potro tiene color plateado. Pero seguramente el tandilense se lleva de Río de Janeiro 2016 mucho, muchísimo más que una medalla de ese color. Porque en la mochila acumuló durante esta semana inolvidable infinidad de grandes sensaciones en formato de emociones fuertes y de un ida y vuelta espectacular con la gente como no tenía desde hacía mucho tiempo. Pero también juntó en estos días olímpicos un tenis de un nivel excepcional que le permite estar otra vez en el camino de los grandes. Por eso se fue entre esa ovación impresionante que lo sumergió en una sensación rara: porque entregó todo pero se quedó sin el oro que otra vez fue para el británico Andy Murray, quien lo venció por 7-5, 4-6, 6-2 y 7-5.
El primer set se escapó entre irregularidades, la potencia en el drive de Del Potro, el muy bajo porcentaje de Murray en primeros saques (apenas el 39 por ciento) y la paciencia del británico para simular un “frontón” y devolver cientos de veces los pelotazos que venían del otro lado. Murray golpeó primero al quebrar en el segundo game, Del Potro respondió quedándose con el saque adversario en el siguiente y Murray lo volvió a sorprender en el cuarto game. Pero el tandilense recuperó la diferencia en el séptimo. Cuatro quiebres en siete games. Demasiado para un partido por un oro. Hasta que en el 12° game Murray tuvo dos set points. El primero lo levantó el argentino con un gran primer saque, pero en el segundo el británico se llevó el primer parcial gracias a un passing de revés paralelo hermoso.
El segundo set arrancó con un quiebre de Del Potro y a partir de esa ventaja el argentino pudo manejar el capítulo, que terminó durando una hora y en la que tuvo dos grandes aliados: el 79 por ciento de primeros saques y el 100 por ciento de su corazón. Dispuso de un set point en el 5-3 con el saque de Murray, pero en el duelo en la red se impuso el británico. Y después tres más ya con su servicio. En el cuarto, un drive ancho de Murray le otorgó el empate transitorio.
Murray, lejos de inquietarse y a pesar de un saque que no le funcionaba, siguió firme en su juego, como el ajedrecista que no se deja desconcentrar ni por el menor movimiento externo. Lo suyo estaba muy claro: con sus devoluciones y su tremenda inteligencia para jugar al tenis le aflojó la pelota a Del Potro sobre su revés y luego buscó ángulos bien abiertos por el lado del drive. Así lo fue desgastando y consiguió dos nuevos quiebres consecutivos que le dieron el parcial con relativa comodidad.
El cuarto capítulo empezó con cuatro quiebres consecutivos. A esa altura, Del Potro era pura alma sobre el cemento del Parque Olímpico en un partido que empezaba a ser memorable y no sólo por lo que se estaban jugando sino por el nivel que mostraban los dos. Cada uno con lo suyo y sin apartarse del libreto. Hubo un nuevo break point de Del Potro que aprovechó en el séptimo game para quebrar. Y en el 5-.4 tuvo su chance de ganar el parcial. Pero después de tres oportunidades dezperdiciadas, en la cuarta un revés de Del Potro se murió en la red. Y con el 5-5, volver a empezar. Tuvo dos ocasiones más para quebrar en el game posterior pero Murray las levantó.
Y en el game siguiente llegó el primer match point del partido: la devolución sencilla de Murray ante el primer saque de Del Potro se quedó en la red. Y enseguida, la segunda chance del británico para quedarse con el oro: después del peloteo de fondo el revés flotado del tandilense se quedó en la red. Para que Murray fuera otra vez de oro, como en Londres 2012.
 



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