Chaqueño Palavecino: "Soy una mini Pyme poderosa"
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Entrevista.
El salteño canta mañana y pasado en el Gran Rex. A los 56 años, dice que se siente un niño. Su fanatismo por el oro y su negación a la política.
- TAGS
- Chaqueño Palavecino
- opiná
- shares
Tiene hernia de disco, pero todavía juega. Tanto que en su casa salteña construyó “una Bombonerita”, una cancha “anfitriona de gorditos y veteranos”, rebautizada “el cementerio de fanfarrones”. Cada picado de nueve contra nueve, termina en guitarreada y duelo: gana quien mete a la boca más vino y más asado. Pero cada vez que “El Chaqueño” Palavecino pisa la verdadera Bombonera -como ahora-, algún paisano se le abraza a las botas para rogarle un huequito en su palco. No se camufla para ingresar al Alberto J. Armando los días de partido. La policía lo palpa para verificar que no hay objeto contundente debajo del sombrero o la bombacha gauchesca. “Cuando canté acá, en 2006, me temblaron las patas”, dice con tacos clavados en el cemento, mientras intenta la foto del diluvio: “Quiero parecerme a Palermo gritando el gol debajo del agua”.
El Chaqueño en plena Bombonera.
Cortando el aire con el poncho, el salteño nos lleva al mejor escondite: la casa de Julia Fieres, la lavandera de Boca Juniors que tiene su departamentito incrustado debajo de las tribunas. Empanadas con pasas de uva y altares de virgencitas mezcladas con jugadores. Todo azul y oro, más el oro de sus anillos y brazaletes. “Oro contra la envidia”, avisa. “Somos así, por más que no tengamos pa’ comer, nos gusta. ¿Vos decís que no pega?”. De lustrar botas a ostentar joyas: “Son regalos. Este reloj me lo compré en Las Vegas cuando fui por la pelea del Chino Maidana, pero después estas pulseras y demás son regalos. Lo mismo tengo espuelas de oro. Te explico: en la zona nuestra, los criollos tienen su laburo, su ropa de trabajo, y por más pobres que sean, tienen su ropa de salida y sus anillos de oro o rastra de oro y plata. Así se vestían en la historia. Lo ha criticado más de uno. Yo no critico a los demás. Yo nunca tuve nada y ahora con mi trabajo, mi esmero y la posibilidad que me ha dado Dios, me compro lo que siento. No es que uno ostente. Puedo cambiar el color del vehículo, no ando escondiendo esas cuestiones. Tampoco me paso”.
El hombre del pegajoso aviso publicitario de “¡Vamos Manaos!” cantará mañana y pasado en el Gran Rex. La excusa para grabarlo es el disco nuevo en homenaje a Don Atahualpa Yupanqui, pero una tarde lluviosa junto a él nos construye un identikit avasallante. Mientras consuela a un juvenil fisurado en muletas y lustra con aerosol limpiamuebles la guitarra, se pone a improvisar cantitos sobre la República de La Boca. Tal vez algún día reversione el himno de Boca. O lo reescriba.
Enormes anillos. No es bijouterie. ¿Cómo es tu relación hoy con el dinero y lo material? ¿Cómo piensa quien pasó de las máximas privaciones al lujo?
Mis vehículos los presto, gasto. Tengo y cuido. Ahora, no me toques mi sombrero, las espuelas, no me toqués un caballo, que en esas cosas soy mezquino. No me toquen mis botas, mis trajes de gaucho, cosas que tienen sentimiento, porque la señora que me hacía mis trajes ya no vive. Ella hacía arte con la pilcha.
Te das el lujo de ir a una pelea de boxeo en Las Vegas y te subís a una limusina... ¿Si tuvieras que venderlo todo y volver a lo que eras?
He sido desde lustrabotas a lo que quieras. Me gané el pan nuestro de cada día con el sudor de mi frente. De ser empleado pasé a empleador. Tengo alegría, también algunos juicios pagados. Generé trabajo, no ha sido todo para el Chaqueño, eh. Nadie ve el trabajo detrás. Yo genero plata para el otro. Me conformo con vivir bien, sin millones. Soy una mini pyme poderosa. Comen muchas familias. Pienso que con el tiempo, en vez de ganar para un buen vino y un asado, lo gastás en un buen remedio si la vida te da suerte de llegar a viejo. Y es cierto, cuando fui con el Chino Maidana a Las Vegas, me veían subir a la limusina en sombrero. ¡Llamaba la atencion! ¿Pero qué importa todo eso? No pierdo por eso la oportunidad de subir a un caballo. Son oportunidades de la vida que se me han dado y las vivo.
El Chaqueño bajo la lluvia.
Se te nota ajeno a lo politico. ¿Preferís estar en paz y no plantar posición públicamente?
Soy mucho de la parte social. Soy un nexo del político. Siempre los mangueo a ellos. Hoy en Rancho El Ñato, donde nací, tienen luz agua y casas. Sigo luchando para hacer más cosas. Yo gasto plata. Me han ofertado para ser gobernador, diputado, intendente. Hasta ahora no, con todo respeto. Capaz que lo haría bastante bien, porque dentro de lo mío es como que he hecho política. Llegué con algo que tenía esencia, fui ninguneado por hacer algo no académico y logré insertarlo en el cancionero popular. Pero no me pondría dentro del cuero de un político. Si hay mucha gente, no opino de fútbol, religión ni política. Eso sí, soy muy justicialista. Me gusta lo justo.
Se te ha criticado tanto. Uno te imagina ya tan fuerte...
De todo han dicho. Lo jodido es cuando un periodista habla y no verifica. A mí me han culpado de quedarme con tierras del Chaco salteño. ¡No se han tomado el trabajo de chequearlo! Ahora se está regularizando todo lo que es la tierra en la zona. Me dieron con un caño, y yo siempre he sido como un mesías de la zona, ayudo dentro de mis posibilidades. Después, me dieron por la Hummer (camioneta) que me compré (estuvo involucrado en el caso de autos ingresados de manera irregular). Eran 300 famosos y se ocuparon de darme a mí. Fui procesado. La compré de buena fe. ¡Gané el juicio! Nadie sabe que esa camioneta ha hecho de ambulancia llevando nativos y criollos en medio del monte.
Usabas la palabra mesías...
Esa palabra es demasiado, perdón. Hace 14 años llevo gente al Festival Trichaco para generar el mango. Hoy hay un cambio total en la zona. Cuando uno entre en el cuero mío y haga algo, yo me echo pa’ atrás y me voy a casa.
¿Planeás volver a hacer gira por los Estados Unidos, intentar un mercado imposible?
No sé, me va tan bien en mi país. No es fácil el movimiento de la tropa. ¡Canté en Nueva Jersey, en Nueva York! Caminé por la Quinta Avenida. Estuve en Toronto (Canadá)! En Miami, los vi llorar en mi pecho por el desarraigo. Voy por la parte latina. No cantamos para la gringada. Las colonias de inmigrantes están muertas de sed por las cosas nuestras. Pero yo canto y hago de cuenta que estoy en Argentina, y me imagino asado y caballos.
Después de homenajear a Atahualpa en este disco, ¿pensás en un material con invitados que te saque de la comodidad de tu rubro?
¿Por qué no? Los Decadentes, La Renga, a quien llevé y cantamos en el Festival Trichaco. O hacer algo bueno con Charly García. Con Vicente Fernández. Con Jaime Torres. Fito (Páez) me invita a cantar lo de él, hice con Marcela Morelo el dueto en el Teatro Colón. Yo ya no sé qué más puedo hacer. Hice todo.
¿Fantaseás con la vejez?
Ya estoy formando equipos de seis, siete cantores con mi productora (El viejo Mistol). Estoy gastando plata en producir gente. A mí me interesa que el folclore siga en pie. Tengo 56 años, al hombre de 50 ya lo dejé. No está. Ahora soy otro. No sé qué me depara la vida mañana, pero el de 50 hizo todo. Ahora este de 6, es un niño.
¿Todavía te responden las piernas para jugar al fútbol?
Estoy como en la época en que Menem era presidente y jugaban para él. La pelota y la cancha son mías.
Comentarios
Publicar un comentario