Jeremy Irons: El Señor de la Triple corona


Entrevista
Es de los pocos actores que ganó el Oscar, el Emmy y el Tony. El jueves estrena “El hombre que conocía el infinito”, donde compone a un matemático, habiendo sido un pésimo alumno...  

Nunca es suficiente el tiempo para hablar con un actor del calibre de Jeremy Irons (67). Con casi noventa títulos en su espalda (entre cine y televisión), varios años en la Royal Shakespeare Company e innumerables papeles aclamados por la crítica y el público, los quince minutos disponibles se esfuman casi por arte de magia. Uno de los acentos británicos más emblemáticos del cine (junto con Sean Connery, Anthony Hopkins y Alan Rickman), habla de su último trabajo en la pantalla grande: El hombre que conocía el infinito, que se estrena el jueves.
En el filme, basado en el libro homónimo de Robert Kanigel, Irons personifica a Godfrey Harold Hardy, un matemático británico que enseñó en el Trinity College (Oxford), y que a pesar de su vasta formación académica, apostó por las teorías de un joven matemático hindú autodidacta llamado Srinivasa Ramanujan. En un contexto de colegas prejuiciosos y recelosos por la llegada de un tipo sin estudios sobre la materia, Hardy apoyó el genio de Ramanujan hasta sus últimos días (murió a los 32 años), y además de conseguir que sus novedosas teorías se publicaran, logró que lo nombraran miembro de la "Royal Society" (la sociedad científica más antigua del Reino Unido).
Pero más que la historia de los hallazgos y logros de Ramanujan (Dev Patel, aquel de Slumdog Millonaire), la película se centra en el vínculo de amistad que van construyendo dos hombres con pensamientos, orígenes y formaciones bien antagónicas. Al señor Irons, el rol de lord inglés y profesor de universidad frío y exigente, le calza a la perfección.
La película tiene una mirada romántica y espiritual hacia los números. Después de hacerla, ¿llegaste a sentir los números desde otro punto de vista?
Sí. Para mí, la matemática era sólo una materia en la que era malo. Siempre me costó, me pareció difícil, nunca me fue bien en el colegio. Pero al leer los libros de Hardy, me di cuenta de que la matemática pura no está tan lejos del arte.
Como la explicación que Ramanujan le da a su esposa cuando quiere entender por qué le apasionan las matemáticas: “Es como una pintura sin colores”.
Claro. La idea de que los números, las ecuaciones, están ahí esperando a ser descubiertas, es muy linda. Y yo pude conectarme con Hardy cuando supe cuánta pasión tenía por lo suyo. Y cuán ingenioso era. De repente me di cuenta de que no odiaba tanto a las matemáticas.
¿Qué te gustó de la historia en general, y de Hardy en particular?
El era un tipo que se si se quedaba en un hotel, solía tapar los espejos, no le gustaba mirarse a sí mismo; miraba al hombre en su interior. Y me interesó poder apreciar cómo va conociendo a este compañero de espíritu, un matemático como él, cómo se fue abriendo emocionalmente. La pasión por la matemática lo acercó mucho a Srinivasa Ramanujan. Conocí a muchos académicos que pasaron tantos años de su juventud estudiando, que nunca desarrollaron aptitudes para sociabilizar. No sé, quizá tengan un cerebro distinto, maravilloso para las matemáticas, pero no tan bueno para las relaciones sociales.
¿Cuánto tiempo invertiste en investigar a Hardy y a sus teorías?
Leí el libro de Kanigel. Y eso fue una increíble cantidad de información tanto sobre Ramanujan como sobre Hardy. Luego leí Apología de un matemático, el libro de G. H. Hardy, para escuchar su voz. Y eso fue todo. Ya sabía sobre la Inglaterra de esos años, trabajé mucho esa época.
Se te reconoce por tener un acento británico claro, que te ha permitido hacer muchas trabajos de voz en off. ¿Lo tomás como una faceta más de tu carrera?
Sí. Es una de las cosas que tenés o no tenés. Es muy útil.
¿Y es algo que fuiste ejercitando a lo largo del tiempo?
No, para nada. De hecho, fumo hace años.
En 2012 estrenaste un documental que se llamó “Trash” (“Basura”). ¿Sos un tipo preocupado por el medio ambiente?
Bueno, vivo en él, así que claro que estoy preocupado. Todos deberíamos estarlo. Pienso que todos tendríamos que hacer esas pequeñas cosas que hacen una gran diferencia: cuidar su propia basura, reciclarla responsablemente. No creo que el problema desaparezca, pero al menos se va a reducir enormemente.
¿Cuál dirías que es el mayor peligro del problema de la basura?
Lo que más me preocupa es cuánta basura entra en los mares, particularmente el plástico. Y cómo se mete en la cadena almenticia; los efluvios que despiden los incineradores de basura, que también pueden afectar la cadena. Todo lo que sale en forma de humo cae al suelo, se traslada al ganado y lo comemos... Y afecta el desarrollo de los chicos. Cuando vemos dificultades para aprender, dislexias, comportamientos agresivos, falta de concentración, es causado por la mala alimentación. Por eso es importante reciclar, en vez de incinerar o enterrar nuestra basura.
Max, tu hijo, está dando sus primeros pasos como actor. ¿Lo aconsejás en algún aspecto de su carrera?
Lo hago cuando él me pide consejo. Los hijos tienen que hacer su propio camino. El negocio es bastante diferente a lo que era cuando yo tenía su edad. Pero es un actor adorable. Y me gusta transmitirle algo importante: disfrutar realmente lo que hace.
¿Qué tanto cambió el trabajo desde tu época a la actualidad?
En Inglaterra, hoy es muy distinto. Antes, había una gran red de teatros provinciales que ofrecían teatro de todas las épocas. Como actor, podías actuar, practicar y salirte un poco del libreto. Ahora es mucho más difícil porque todo está más expuesto. Si hiciste un mal trabajo, todo el mundo lo ve. Es más difícil aprender a arriesgar. Y es más difícil evolucionar como actor si no te animás a hacer algo que pensás que no podés hacer, y quizá sí podés hacer. 

JEREMY IRONS y De Niro en la pelicula La Mision.
JEREMY IRONS y De Niro en la pelicula La Mision.
El recuerdo de La Misión, filmada en Iguazú
Jeremy Irons es uno de sólo catorce actores que ostentan la Triple Corona: un Oscar (por Mi secreto me condena, 1990), un Tony (por la obra The Real Thing), y varios Emmy. Se destacó en Lolita (1997),El hombre de la máscara de hierro (1998, y fue la voz de Scar, enEl Rey León (1994). Pero muchos lo recordarán como el Padre Gabriel, en La Misión (1986), rodada en gran parte en Iguazú, Misiones.
“Tengo recuerdos maravillosos. Fue una experiencia extraordinaria hacer de un sacerdote jesuita, un católico como yo, y en ese momento histórico. Además, era mi primera vez en Sudamérica. Y como tuvimos una pausa de seis semanas en el rodaje, pude viajar y conocer el continente con mi familia. Los tres anduvimos explorando lugares increíbles. Cuando veo la película, me vuelven todos esos recuerdos”, cuenta Irons, que vino varias veces a Buenos Aires. “Fui hace 30 años por primera vez y desde entonces me enamoré. No por nada la describen como la París de Sudamérica”, asegura.

JEREMY IRONS como Alfred en Batman vs. Superman.
JEREMY IRONS como Alfred en Batman vs. Superman.
De superhéroes y videojuegos
Si ya era considerado un actor ecléctico que transitó con credibilidad el drama, la comedia, la acción, el género romántico y el histórico, tanto en cine como en televisión (protagonizó las tres temporadas de Los Borgia), Irons suma a su currículum dos géneros muy de moda en la industria: las películas de superhéroes y las basadas en un videojuego. “Ahora estoy filmando La Liga de la Justicia. Y acabo de terminar de filmar Assassin’s Creed”, anuncia. El británico ya había interpretado a Alfred, el mayordomo de Bruce Wayne, en la fustigada Batman vs. Superman. Y volverá a cumplir ese rol junto al Hombre murciélago en el seleccionado de superhéroes del universo cómic DC. “Está bueno hacer trabajos como El hombre que conocía el infinito y hacer películas como Batman. Creo que es una buena mezcla. Espero poder captar a la audiencia tanto de una como de otra”, augura el actor.

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