Leonor de Guzmán vivió en el siglo XIV y su apellido materno es muy tucumano
SEPTIEMBRE MUSICAL
Virginia Correa Dupuy estudió en profundidad para su protagónico en la ópera “La favorita”, de Gateano Donizetti, que se repone en el San Martín.
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FUNCIONES
• HOY: a las 20.30.
• MAÑANA: a las 18.
Teatro San Martín (av. Sarmiento 601). Entradas 2 x 1 con Club LA GACETA.
“Vas a ver que cuando llegués a Tucumán te vas a curar”, le dijo su médico, en Buenos Aires, ante una alergia provocada por una construcción vecina.
La mezzosoprano Virginia (Vicky) Correa Dupuy ha vuelto a su ciudad natal hace casi un mes, y se repuso de la alergia porteña, en gran parte por la energía que le demanda ser la protagonista de la ópera “La favorita”, de Gaetano Donizetti.
La acompañan en los roles principales Gustavo Ahualli, Pablo Bemsch y Marcelo Oppedisano, entre otros. La régie es de Boris; la dirección general, de Emir Omar Saúl; con la Orquesta y el Coro Estable, dirigido por Ricardo Sbrocco, así como el Ballet Contemporáneo, conducido por Patricia Sabbag.
“La favorita” se puede ver hoy y mañana en el Teatro San Martín.
Una historia real
“Para la cantante es un personaje rico. Desde el punto de vista histórico, se sabe queLeonor de Guzmán (también Leonora di Guzman) era una mujer muy inteligente, fuerte y hermosa -explica Correa Dupuy-. Por algo el rey la elige, pero lo más interesante es su nivel de inteligencia y cómo ella fue la consejera del rey Alfonso XI de Castilla, con quien tuvo diez hijos. Era muy conocida en las demás cortes europeas. Más allá de dónde pone la mirada la ópera en ese momento, y en el vínculo con su amante, Fernando (el tenor), cuenta la historia que le aconsejan que repudiara a la reina, María de Portugal, y que se casara con el rey. Ella, inteligentemente, al contrario, continúa en su lugar de favorita; apoya a los hijos y, a través del rey, consigue para ellos lugares muy importantes. Eso que le da un valor más allá de las apariencias. Es una mente muy abierta para una mujer del medioevo. Era muy fuerte, y manejó muchos aspectos de la política junto al rey”.
- ¿Qué dificultad hay en el rol como cantante?
- Es un desafío para una mezzosoprano porque abarca todo el registro de la voz permanentemente, tanto en los momentos más dramáticos como en los más líricos y de mucha concentración. Por ejemplo, en el aria “O mio Fernando”, tiene que mostrar toda su capacidad dramática, de duda, de decisión, y de replegarse sobre sí misma, sobre su capacidad de reflexión.
- El público no se imagina un estudio tan profundo del personaje.
- Sí, hay roles de comedia divertida (en “Barbero” es una chica fresca, una historia de amor, pícara). En cambio Leonora es un personaje que existió, del cual se saben muchos datos. Hay relatos que pueden haber sido adornados por los narradores para volverlos más interesantes, pero lo cierto y probado es que ella fue la favorita de Alfonso XI de Castilla. Cuando estudiaba me di con que ella era de Sevilla, y que su apellido materno era Ponce de León, ¡un apellido muy tucumano! Era tataranieta de un tal Alfonso IX de León. Estamos hablando del año 1340.
- Y estamos hablando de una ópera compleja de Donizetti...
- No sé si es la más compleja, pero tiene muchos números, es extensa para los solistas, para el coro y la orquesta.
- ¿Cómo te llevás con el elenco?
- Hemos construido una ópera compleja que seguramente sale bien más allá de todos los inconvenientes lógicos. Canté en los inicios de mi carrera dirigida justamente por Emir Saúl, y ahora me reencuentro con él después de muchos años. Con Boris es mi primer trabajo; lo conozco como periodista musical.
- ¿Cuál fue tu anterior visita “cantabile” a Tucumán?
- Canté en el “Réquiem” de Verdi, hace dos años. Antes, en 2007 me trajo “Carmen”, de Bizet.
- ¿Te gusta venir o te da lo mismo que otros escenarios?
- Para mí venir a cantar aquí es muy fuerte, y muy hermoso, porque es mi ciudad; es donde yo he soñado ser una cantante. El Teatro San Martín es un lugar lleno de recuerdos, donde he pasado mi niñez y adolescencia. A veces me detengo unos momentos mirando las maderas del escenario: recuerdo cuando vine a escuchar aVictoria de los Ángeles, a quien adoraba; cuando vi bailar a Maia Plissetkaia o vi tocar el violín a Salvatore Accardo. Una ha crecido allí. Además tiene una acústica preciosa, una vez más lo compruebo ahora. El San Martín es una joya que tendríamos que proteger y cuidar siempre, porque es hermoso por dentro y por fuera, por estilo y emplazamiento. Y por calle Muñecas tiene toda esa línea de naranjos lleno de azahares y de frutas. ¡Es algo tan bello! Me hace acordar a un teatro en Heildelberg (Alemania) al frente del cual hay un inmenso y centenario ciruelo, lleno de frutas. ¡Es tan hermoso apreciar la potencia de la naturaleza junto a la potencia de las obras del hombre, que está comprometido a cuidar!
Vicky cruza los dedos. Y canta.
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