Balance positivo del Festival de Danza Contemporánea



Repaso
Culminó el domingo a la noche, después de diez días de una actividad intensa y una inmensa convocatoria de público.

El 9º Festival Buenos Aires de Danza Contemporánea culminó el domingo a la noche después de diez días de una actividad muy intensa y una inmensa convocatoria de público.
El cierre fue con el grupo Krapp y su Cosas que pasan. Si es o no una obra de danza, podría conversarse en otro marco. En cuanto a lo que los directores de Krapp enuncian en el programa -“es una pieza dislocada, irreverente, resentida”, etc.- vale recordar lo que dijo el máximo irreverente, el director holandés Jan Fabre: “La única irreverencia o provocación que nos queda, si sólo de se trata de eso, es asesinar de verdad a alguien sobre el escenario”.
Un breve e incompleto repaso de los últimos días: una obra-homenaje a la gran maestra, coreógrafa Renate Schottelius (1921-1998) con tres bailarines y el pianista Aníbal Zorilla (¡estupenda su intervención!) y proyecciones de videos en una totalidad muy orgánica y muy bien elaborada por Susana y Silvina Szperling. Rubato, una obra bella y poética del gran coreógrafo David Señoran con el Grupo de la UNSAM. Rojo paso, con el que Carlos Casella recuperó –no literalmente- un viejo dúo que había hecho con Ana Frenkel en la Primera Bienal de Arte Joven, ahora ella sólo dirigiendo y Federico Fontán como intérprete. Preciosa pieza, con humor y una ligera melancolía, cómplice con el público, pero muy escénica. Ensayo abierto, en el que Gustavo Lesgart y Eugenia Estévez mostraron partes del material de una obra para 2017. Muy interesante fue lo que dijo Lesgart respecto de ese proceso de creación.
Hubo obras adaptadas a diferentes espacios de la Usina del Arte: Acto Blanco, de Laura Figueras y Carla Rímola, y Elemental, de y por Gabriela Romero, que aprovecharon, de distintas maneras, grandes escaleras y un enorme hall, lo que dio una perspectiva nueva y sugestiva a ese espacio.
En Miniaturas se vieron piezas breves que el público encontraba inesperadamente, como Finito-Infinito, del grupo Emergentes, interesante propuesta sobre un espacio muy acotado. U Olvidémonos un rato..., un trío delicioso, en parte comic y en parte disparate dadá de Forconessi, Alonso y Katzowicz.
En síntesis, un gran festival excelentemente dirigido por Roxana Grinstein.

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