Isabelle Huppert: "No me siento atormentada por lo que actúo"


Está en Buenos Aires
La actriz está en Buenos Aires para presentar “Elle”, un filme sobre una mujer que luego de violada continúa la relación con su violador. 

Si alguien piensa que un minuto dura 60 segundos, puede hacer la prueba de subirse a un ring de boxeo y recibir trompadas durante tres minutos. Quizá de esa manera entenderá el carácter subjetivo del tiempo. Lo mismo sucede con la distancia. Entre Isabelle Huppert y el periodista hay ahora unos tres metros, pero parecen muchos más. La actriz francesa es correcta y precisa en las respuestas; se roza levemente el cuello varias veces y mira al horizonte de la terraza de su hotel en Puerto Madero cuando una pregunta la incomoda levemente.
Huppert no sólo es un ícono del cine de su país y la actriz que eligieron directores como Claude Chabrol, Jean-Luc Godard y Michael Haneke. A lo largo de su carrera con más de 80 películas, también fue construyendo una imagen de mujer de papeles incómodos. De la prostituta y parricida de Violette Nozière (1978) a la docente estricta y sadomasoquista de La profesora de piano (2001), la parisina siempre prefirió la intensidad a la hora de componer a sus personajes.
“Yo nunca me siento atormentada por las cosas que actúo”, le dice a Clarín sobre Elle, la película que vino a presentar en el marco de la Semana de Cannes en Buenos Aires. En el filme del holandés Paul Verhoeven (Bajos instintos), Huppert interpreta a la cofundadora -junto a una amiga- de una exitosa empresa de videojuegos, divorciada y madre de un joven con pocas ambiciones. Un día, un hombre enmascarado se mete en su casa y la viola. A partir de ese hecho, Verhoeven construye un thriller erótico, que pese a las aberraciones nunca abandona el humor. O se aferra a él para poder sobrevivir.
-En la presentación en Buenos Aires, definió a “Elle” como “un filme caliente... pero frío”. Dejó afuera al humor, que juega un papel muy importante...
-Sucede que Thierry Frémaux (Delegado general del Festival de Cannes, que la presentó en el Gaumont) dijo que la película era un poco caliente, por las escenas de sexo que tiene. Y yo agregué lo de la frialdad justamente porque el humor permite pasar de una situación a otra; es el contrapunto frío de esas escenas más osadas.
-Paul Verhoeven dijo que una actriz estadounidense no podría haber hecho como usted una película tan amoral. ¿Está de acuerdo? ¿Le parece que es un término justo para definirla?
-Le dejo a Verhoeven la responsabilidad de lo que dijo -sonríe y agita las palmas, como una forma de sacarse el peso-. Hay tantas actrices maravillosas en los Estados Unidos, que seguramente él podría haber conseguido una. En cuanto a lo amoral de la película, estoy totalmente de acuerdo. Pero diría que es una amoralidad sana.
-¿A qué se refiere con una amoralidad sana?
-Claro, es un poco más complejo que el término moralidad. Y creo que ahí radica el talento de Verhoeven. Él siempre nos da a entender que está del lado de la moralidad. Pero lo que sucede al final -no quiero adelantar mucho de la película- lo aleja de toda moralidad y lo pone en un lugar de integridad.
-Su personaje está perturbado por una infancia horrorosa, por la relación con su madre y por lo que sufre. ¿Qué cosas la perturban?
-A mí nada. Nunca me siento atormentada por lo que actúo. Sólo me encargo de que el espectador tenga ese sentimiento. Dejando de lado el humor, el conocimiento del pasado de su padre es un indicio de la relación rara que establece con su violador. Nada de lo que estoy diciendo puede ser tomado de una forma definitiva porque la película justamente evita esas afirmaciones. Sólo da hipótesis.
-“Elle” es la representante de Francia para los premios Oscar. Tiene muchos galardones en su carrera, pero no el de la Academia de Hollywood. ¿Le produce algo especial el predio de esa industria?
-La película está en la selección francesa, pero aún no llegó a la lista definitiva. Para el director sería un reconocimiento grande de una industria muy oficial en el cine. Y sería merecido por su carrera.
-Hizo muy pocas comedias en su larga filmografía. ¿No le convencen las propuestas que llegan? ¿Con qué director de ese género trabajaría con gusto?
-Los directores saben perfectamente que puedo hacer comedias. Quizá es más difícil encontrar grandes papeles en comedia, a diferencia de otros géneros. Si llegara la oportunidad, por supuesto que lo haría.
-Alguna vez mencionó que le encantaría que ese director fuese Woody Allen.
-No me gusta dar nombre de directores. Pero sí, claro que admiro a Woody Allen o a David Cronenberg. Pero va más allá del género. Uno puede ser bastante cómico y gracioso en películas que no lo son. De los directores argentinos, aunque no sean necesariamente de comedia, admiro a Pablo Trapero y a Damián Szifron.
-Desde “La profesora de piano” hasta ésta última película, tiene un largo historial de personajes fuertes. ¿De qué manera influenciaron en la percepción que se tiene de usted?
-Lo de personajes fuertes es curioso. Porque siento que los míos nunca se reducen a una sola definición. Muchas veces, las fuertes son débiles y viceversa. Lo interesante es descubrir el lado contrario a lo que parecen ser. En cuanto a la mirada de los otros, siempre hay un malentendido con las actrices. Somos vistas a través del crisol de actuaciones que somos capaces de hacer. ¿Qué me produce? Es algo que me no me importa nada. 

Dos oficios: actriz y amante del cine
En alguna entrevista, Isabelle Huppert dijo que es mucho más difícil ver una película que hacerla. La actriz francesa es una cinéfila apasionada. Junto a su hijo, tiene una sala de cine-arte en París, que programa joyas de todos los tiempos. “Como espectador, uno es mucho más crítico. Yo sé muy bien dividir mis dos ‘oficios’ de amante del cine y actriz. Incluso me pasa con mis propias películas. Me pueden llegar a conmover, pero cuando pasó mucho tiempo. En el momento de actuar, no me emociono tanto. En cuanto a nuestra sala de cine, tengo que ser justa: mi hijo se encarga de todo. No participo de la programación. Sólo me limito a disfrutarlo como espectadora”.

Los atentados en París
El mes pasado, se cumplió un año de los atentados terroristas en París, que dejaron 173 muertos. Isabelle Huppert, ícono del cine de su país, cree que la sociedad todavía se mantiene en estado de shock después de semejante golpe. “Puedo opinar como un ciudadano común, como una actriz francesa. No tengo nada muy revolucionario para decir. Todos estuvimos muy tristes y sintiendo compasión por el sufrimiento de las víctimas y de sus familiares. Y seguimos haciéndonos la siguiente pregunta: ¿Qué podemos hacer como sociedad para que toda esta locura pare de una vez por todas?” Huppert termina un año intenso, con más de cinco estrenos en 2016 y otras tantas películas que están en proceso de postproducción.
“Me sigue motivando trabajar con algunos directores y poner a prueba mi intuición a la hora de elegir al realizador de una ópera prima. Vista de lejos, doy la impresión de tener una vida vertiginosa, porque varias de las películas que hice se estrenaron este año en el extranjero. Tuve un 2016 de mucho trabajo, pero es mi oficio y lo disfruto. Le da orden a mi vida”.

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