Un Maluma muy veloz en Tortuguitas



El colombiano le puso garra a su show del domingo en el DirecTV Arena. Lució el número diez en la espalda y camiseta argentino-colombiana.
El colombiano Maluma saborea su reggaetón y su pop urbano con erotismo y desenfreno para mujeres de todas las edades. Bien cerca del cierre de su agitado show del domingo en el DirecTV Arena de Tortuguitas, adultas, adolescentes y también niñas corean el tema Cuatro Babys: “Estoy enamorado de cuatro babys. Siempre me dan lo que quiero. Chingan cuando yo les digo. Ninguna me pone pero”, agita Maluma.
Nueve mil personas gritan y bailan Cuatro Babys, que una semana atrás, por su letra y su videoclip, recibió 26 mil firmas en su contra en la web change.org, por “hacer apología a la violencia directa hacia las mujeres, descritas como meros cuerpos sin valor”.
Ellas, en el DirecTV Arena, aúllan y disfrutan: las niñas cantan -como las grandes- cuando Maluma, de 22 años, rapea a capella, con su voz más fuerte, libre de censuras: “La primera se desespera. Se encojona si se lo echo afuera. La segunda tiene la funda. Y me paga pa’ que se lo hunda. La tercera me quita el estrés. Polvo corridos siempre echamos tres”. Y le ofrecen más gritos familiares y sexuales al ritmo del reggaetón: “¡Ahhh!”.
En el estadio, Maluma (Juan Luis Londoño Arias, de la bella Medellín) explica su norte y su fe artística: “No pueden decir que soy mala persona porque me enamoré de cuatro babys”. Y remata: “Un artista canta las cosas que pasan día a día. Yo canto lo que el pueblo quiere escuchar”.
Antes, con la electricidad atrayente y enérgica de su banda (guitarra eléctrica, baterista, un DJ, un cantante-corista), ofreció 13 temas casi sin respiro, al compás de sus caderas, las de seis bailarines de perfecta y sexual sincronía, y de los fla-shes de los celulares: entre otros, Borro cassette y Sin contrato, luego recobradas como bises. También El perdedor, La curiosidad, La fila, Carnaval y algunas más. Incluso las que lo instalaron en nuevos nichos de éxito: Vente pa’ ca (su colaboración con Ricky Martin) o Chantaje (la otra con Shakira: su imagen y voz en las seis pantallas de alta tecnología), o una reversión abrumadora -sin adjetivos posibles- de La bicicleta, el último mega hit de Carlos Vives con Shakira.
Las babys descansaron a la mitad. Dedicó la versión acústica de Vuelo al olvido “a los jugadores de fútbol de Chapecoense, que perdieron la vida en mi país. Cada luz que está prendida esta noche es un homenaje a ellos, a los campeones del cielo”, dijo Maluma. “Todo el mundo con su celular arriba: préndelo sin miedo”. La conmoción fue aire y elevación melódica sostenida, con otros matices en su voz. Hasta que las sirenas, los rapeos, las punzantes y sincopadas bases pregrabadas debajo de la banda volvieron a estallar en el resto de las dos horas. “Pues, ¡me voy a poner esta remera en el chow!”, le había prometido en camarines a Luna Belén, presidenta de Crew Maluma Argentina (uno de los clubes de fans no oficiales), cuando ella le regaló la remera mitad argentina, mitad colombiana, que también usaron 24 fanáticas. Y así apareció él para el adiós: meneando sus caderas y sus músculos. Con el número diez en la espalda y la clave sensual de este furor: “Argentina y Colombia, un solo corazón”.

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