Humberto Tortonese: "Ya no me dan ganas de desbordarme"


Entrevista
Sufrió ataques de pánico, dejó la televisión, se refugió en la radio. En enero regresará al teatro con "Obra de Dios", en el Maipo. La fe, las creencias inventadas y la vida a los 52.
En el fondo del caserón, una gallina (real) a la que le falta una pata. En la entrada, un conejo (de cerámica y enjaulado), con un cuello adornado por tenedores. En medio de ese arca de Noé doméstica, una perra rescatada que besa a la gallina y pasa indiferente ante el conejo ficticio. El amo de todo, Humberto Tortonese, que a los 52 años anda practicando ser Dios.
Debutante en el Maipo, el 6 de enero “Torto” estrenará Obra de Dios, de David Javerbaum. La excusa le sirve para revisar sus creencias. Cuenta que de chico sufrió una lipotimia en una iglesia. “Quedé como ciego y le dije a la abuela Pilar: ‘Ya no veo’. Me respondió: ‘Vos arrodillate y rezá’. Entonces vi a Cristo en la cruz, como borroso”, relata en el living, mientras su gallina hace equilibrio en una pata. “Si después de eso no me hice hipercatólico, ya está”.
Cuesta saber cuándo habla en serio y cuándo en broma. Lleva zapatillas sin cordones y piensa en la libertad y la locura. Dice que no tiene Dios, pero “reencarnará” en un Todopoderoso que viene a reformular los Mandamientos y a advertir que hubo una mala interpretación de las lecturas bíblicas. “Uno se va inventando en qué creer”, juzga. “Leí El libro tibetano de los muertos. Esa cuestión de que hay 24 horas en que el muerto queda ahí. Ese mito de que flotan antes de irse. Hace un tiempo yo creía en eso, entonces moría alguien y le pedía favores que se cumplían. Incluso a muertos que no conocía, como al ‘Potro’ Rodrigo”, confiesa serio. Imposible no sonreír ante sus cuentos.
“Cuando murió mi padre, yo puse una foto de él con una vela, la vela se derritió, se pegó y se transformó como en mi altar. Si yo necesitaba algo, pedía en ese altar, en un rinconcito de la casa. Le ponía origami que aprendí a hacer en Japón. Nunca en mi vida me puse a rezar, pero uno se aferra a cosas que pueden ser raras”, deduce frente al vidrio por el que vigila a la gallina. La “mascota” convive con él desde hace cinco años. La curó, la adoptó y ahora la deja habitar el parque y “decorar” el paisaje de la piscina. “La atacó un zorro y pensé que se iba a morir. Hasta que empezó a poner huevos”, cuenta.
En la piel de Dios. Desde enero en el Maipo.
En la piel de Dios. Desde enero en el Maipo.
¿Antes te permitías más la locura?
La locura te la permitís siempre, pero la locura y el desenfreno me provocaron cansacio físico. Así como no es lo mismo después de los 50 años recuperarte de una borrachera, ya no me dan ganas de desbordarme. Tuve hace dos años ataques de pánico. Ahí paré. El organismo te dice “Bajá un poco”. Yo sin tomar nada ya estoy estimulado. En la radio (FM 89.9) estamos frenéticos. Algunos pensarán: “Este se fumó un porro”. Pero no.
¿Puede decirse que te aburguesaste?
No burgués, pero entrás en una estructura. Si aparecés en televisión, la televisón es burguesa. Aunque estamos viviendo un momento de transición. Antonio Gasalla podía marcar 40 puntos, y hoy eso es inconcebible, porque la gente mira YouTube, Netflix. Cuando empecé, trabajaba poco y disfrutaba más. La vida que se lleva hoy te lleva a trabajar más y disfrutar menos. Como están las cosas, siempre decís: “Bueno, mantengo ese ritmo sólo por un año más”, y lo seguís haciendo eternamente. Antes no me daba miedo un cambio. Cuando sos más grande, dudás ante los cambios. Yo trabajé siempre con libertad y felicidad. Y me da más miedo perder eso que lo económico.
¿Sentís que hay algo de tus primeros años que ya no se recupera en cuanto a la libertad creativa?
Mirá, me encontré con Rita Cortese y me dijo: “Vení que yo canto, quiero que digas una poesía. No pierdas la poesía”. Yo no siento que se perdió la poesía en mí. Tampoco es que yo fui poeta. Yo me divertí con la poesía. Agarré la poesía como un medio de actuación. A la poesía la llevo y lo voy a llevar siempre en mí. Me encanta la locura de la poesía. Eso lo conocí con Urdapilleta.
¿Antes eras como más oscuro en escena?
Nunca fui oscuro. Que haya trabajado en sótanos, no significa oscuridad. Al contrario. Leía un poema desaforado y creían que tomaba cocaína. Y tal vez mi vida era mucho más tranquila de lo que se creía. La gente se cree cosas. Algunos creían que Urdapilleta era el malo porque jugaba a pegarme. A mí me gustaba meterme en algo y enloquecer, transformar un poema en una locura. Esa fue una etapa muy linda y creativa, pero la vida avanza. No me aferro a esa época. No quiero seguir haciendo lo mismo.
El año que viene Tortonese dejará la radio. (Andres D'Elia).
El año que viene Tortonese dejará la radio. (Andres D'Elia).
Una generación lo conoce por El Diario de Mariana (con Mariana Fabbiani), RSM, la diputada Gascón en el programa de Susana Giménez. Otra lo conoce por sus personajes en El palacio de la risa, junto a Gasalla. Pero hubo un antes más intenso para Tortonese. Formaba un trío con Batato Barea y Alejandro Urdapilleta en el Parakultural. Subsuelos, provocación y leyendas. Batato murió en 1991. Urdapilleta, en 2013. Con la última pérdida, Humberto se replanteó el “cómo estaba viviendo”. Dejó la televisión y prefirió seguir refugiado en la radio. El año próximo dejará el “nido” radiofónico y dará un salto al vacío. (ver Adiós...). “No volvería a la televisión para hacer un programa donde todos opinan de cualquier cosa sin saber nada. Nadie se ubica en los papeles. En la época de Gasalla también se permitía cualquier cosa, pero nosotros entrábamos con la libertad del Parakultural. Había algo verdadero”.
En pareja con Nicolás, Humberto carcajea cuando recuerda “el chiste” al periodismo que hizo este año. “Fue genial, porque con “La Negra” Vernaci hicimos un acting. No es una crítica al periodismo en sí, sino a que con cualquier cosa se necesita tener la primicia. Me fui a San Francisco de vacaciones y en un portal cualquiera publicaron que me radicaba allá. La información terminó llegando a todos lados. Nadie chequeaba. Después la seguimos. Inventamos al aire que yo había montado un restaurante llamado A todo culo, abierto las 24 horas”, se ríe.
Sobre su cabeza, colgado a la pared, un retrato que confunde a los visitantes. No es su madre ni su abuela, sino la actriz Sarah Bernhardt, una francesa pionera en teatro nacida en 1844. Las otras fotografías que completan la decoración llevan el crédito del fotógrafo Marcos Zimmermann, quien fue su pareja por más de 20 años. En tortonelandia hay adornos de sapos con plumas y una frondosa vegetación que descansa en la pared del patio. Llegó a tener pavos reales como mascotas. Hoy le alcanza con abrazar a Alicia, la sabueso triclor que se suma a la foto. No suele dar entrevistas en su casa, pero esta oportunidad como anfitrión lo amerita: Lino Patalano confía en que el Día de Reyes empezará un idilio entre el público y Tortonese, Dios de la provocación.
¿Qué le pedirías a Dios si existiera?
Morirme de una manera como viví. Sentado, como estar hablando acá y dejarme ir. Cuando yo era chico escuchaba eso de “Estaba leyendo el diario y murió”. Yo pensaba: “Qué lindo. Qué divino irse así”. Eso le desearía a todos. He visto el sufrimiento en parientes, en mi padre que tuvo hemiplejia... Yo le daba ánimo en su silla de ruedas, pero él en ese estado creo que quería el revólver.

ADIÓS A LA RADIO 2017
La dupla radial con Elizabeth Vernaci tendrá su fin en unos días. Humberto Tortonese decidió no hacer radio en 2017. Dejará las cuatro horas diarias de Black & Toc (FM 89.9, Radio con vos) y se dedicará exclusivamente al teatro -en principio por los tres meses estipulados-.
“La Negra” perderá así a su gran coequiper que la sigue desde Rock & Pop. Es probable que Vernaci preste su voz a dos emisoras el año próximo (además de Radio con vos, podría incorporarse a Pop). “Se logró como una familia donde se trabaja a gusto. Logramos una hermandad que sumado a lo que recibís del oyente, da felicidad”, cuenta “Torto”, que se luce, por ejemplo, los viernes con la disparatada sección “Disco Beto”. ¿Podrá vivir mucho tiempo sin “aire”? “La vida hoy te lleva a trabajar más y disfrutar menos. Quiero revertir eso”.

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