Almodóvar: "La vejez no es una enfermedad, es una masacre"

Festival de Cannes

El manchego presentó "Julieta", con la que regresa al campo del melodrama. "No soy una vaca sagrada", dijo al explicar por qué siempre decide competir y no venir a Cannes fuera de concurso. "No tengo el talento de Allen o Spielberg", dijo.Y habló de su inclusión en los Panamá Papers.

Habitué. A los 66 años, "Julieta" es su quinta película en competencia por la Palma de Oro. Darío Grandinetti tiene un rol en el filme, como en "Hable con ella". AFP

• TAGS
• Cannes 2016,
• "Julieta",
• Pedro Almodóvar,
• Assayas

• 0
  opiná
• 11
  shares

• Pablo O. Scholz

CANNES. Enviado especial

Anteojos negros, zapatillas, camisa verde y camperita al tono, el cabello más canoso que nunca, con una birome garabatea papeles mientras responde las preguntas de los periodistas, Pedro Almodóvar es otro mimado del Festival de Cannes. Llegó con Julieta, un melodrama más seco del que nos tiene acostumbrados.

“Es mi película número 20, y no es que he querido hacer algo especial. No cambia la actitud al escribirla ni al dirigirla. Lo importante siempre es la historia”, arranco el manchego, cuyo filme se estrena en la Argentina el 23 de junio e incluye a Darío Grandinetti  como actor secundario.

El director de La piel que habito y La ley del deseo tomó tres relatos de la canadiense Alice Munro (“un ama de casa como yo”) sólo como base para centrarse en una mujer que sufre distintas pérdidas desde su juventud en los ’80 hasta el presente (interpretada por Adriana Ugarte y Emma Suárez, respectivamente), y que trata de retomar el contacto con su hija.

Involucrado en los Panamá Papers. "Si los Papeles fueran una película, mi hermano y yo sólo seríamos figurantes, extras.", respondió el director, incluido en las filtraciones. EFE

“No tengo el talento de Allen ni de Spielberg, respeto las posturas de los dos, pero yo prefiero mostrar mis película en la competencia. La ven a ver, va a recibir críticas, siempre es más excitante para mí. Y así demuestro que no soy una vaca sagrada”, respondió sobre por qué no prefería estar fuera de la discusión por los premios.

Pedro no paró de tirar autodefiniciones. “Soy hijo del Technicolor, me gustan los colores vibrantes, muy contrastantes, muy vivos. Mi espíritu es tirando al barroco. Soy hijo de los años ’60, me formé en el arte pop, con colores exagerados”. Y, sí, sorprendió con una historia oculta.

“Descubrí cuando hacía Mujeres al borde de un ataque de nervios que mi madre había vestido de negro, de luto, desde los 3 años, y que cuando me concibió vestía también de negro. El negro, lo ven aquí mucho en las galas de la alfombra roja, es maravilloso, excepto cuando es imposición siendo una niña. En ese sentido es una maldición", ametralló.

Y de nuevo una madre es protagonista de un filme suyo. “He vuelto a un lugar de que nunca me iré del todo, que es el universo femenino. Hice muchas películas sobre madres, pero Julieta es la más vulnerable, la que cuenta con menos capacidad para luchar. Las anteriores han sido sobrehumanas. Pero Julieta tiene una desesperada restricción pasiva, si esto fuera posible”.

Es cierto que Julieta, recibida con aplausos, tiene un final “abierto a la esperanza, pero no del todo a lo feliz, y elegí la voz de Chavela Vargas para desencadenar la emoción. ‘Si tú te vas… en ese mismo instante muero yo’”, dijo en lo que fue un homenaje a la cantante mexicana.

Pedro y sus dos mujeres. Adriana Ugarte y Emma Suarez, que interpretan a la protagonista en distintos momentos de su vida, en la presentación de"!Julieta" en Cannes. AFP

Cuando estrenó en abril en España, Almodóvar no dio notas porque apareció su nombre en los Panamá Papers. Cuando tras endulzarle los oídos primero, diciéndole cómo le había gustado su filme, un periodista le preguntó cuánto podía modificar su carrera los Panama Papers, respondió: "Uno de los problemas es que la prensa española nos ha tratado a mí y a mi hermano como si fuéramos absolutos protagonistas. Eso no es justo. Si los Papeles fueran una película, mi hermano y yo sólo seríamos figurantes, extras. Hay tantos nombres detrás, que no sabemos bien cuál es el asunto”, y continuó: "A ti no te ha impedido ver la película y te ha gustado, eso es lo que espero del resto del público”.

Y contó que un crítico dice que muchos de sus filmes son “Almodramas: hay muchas canciones, colores más chillones que nunca, personajes descarados. No existe el pudor ni en mí ni en los actores. PeroJulieta no es metadrama ni almodrama, sino un drama sobrio, muy contenido, que era lo que la historia me pedía.”

Y sobre el paso del tiempo, aclaró risueño que “No es que me sienta viejo, pero estoy en ello. Tomo una frase de Philip Roth: 'La vejez no es una enfermedad, sino una masacre'”.

Abucheos para Kristen Stewart y un filme con Sonia Braga

Kristen Stewart y el francés Olivier Assayas, en competencia con "Personal Shopper". REUTERS

También en competencia por la Palma de Oro, la prensa no recibió bienPersonal Shopper, de Olivier Assayas, que terminó abucheada tras la proyección para la crítica. El director de Las horas del verano vuelve a trabajar con Kristen Stewart, tras la muy buena El otro lado del éxito, que compitió aquí en Cannes hace dos años.

La estrella de Crepúsculo es Maureen, quien se encarga de realizar las compras que un personaje mediático del mundo de la moda no puede realizar. Pero así como sorprendió que Bruno Dumont presentara aquí una comedia (Ma Loute) lo mismo ocurre con esta historia con espíritus entrelazados. Maureen los percibe, es acosada por uno y desea contactarse con su hermano muerto.

El hecho de incluir presencias fantasmagóricas en la vida cotidiana ha pasado a ser patrimonio del cine de terror, y Personal Shopper no es precisamente eso. e sun drama, con intrigas y muerte en el que Stewart está prácticamente el 99% del tiempo en pantalla. Pero el filme decepciona proviniendo de un talento -el de Assayas- puesto al servicio de un filme por cierto menor.

La única presencia latinoamericana en competencia es la brasileñaAquarius, del cineasta y crítico de cine Kleber Mendonça Filho, con Sonia Braga. La actriz de Doña Flor y sus dos maridos es Clara, la mujer que a sus 65 años y tras ganarle a un cáncer de mamas es la única propietaria de un edificio frente al mar, en Recife, que se niega a venderlo a una constructora.

De estructura clásica, es un alegato contra el poder en el que Braga, a 40 años de Doña Flor y sus dos maridos, se atreve a desnudarse y tener escenas de sexo como en su mejor época. Y aprovechó para hablar de la destitución de la presidenta Dilma.

"Yo vivo en los Estados Unidos, pero también en Brasil, tengo familia y amigos allá y pienso que lo que está sucediendo, la manipulación de la toma del poder, tiene que ser expuesto al mundo entero", indicó.

En la sección Una cierta mirada se vieron también fimes desconcertantes. Pero de Singapur llegó Apprentice, de Junfeng Boo, historia carcelaria sobre un joven que se vuelve ayudante del que fuera ejecutor de su padre en prisión, seguramente lo mejor hasta ahora en la segunda sección competitiva del festival.

Pero las sorpresas resultaron la rumana Caini (Dogs), opera prima de Bogdan Mirica, porque se aleja de lo que el cine rumano nos tiene aocstrumbrado,s ese realismo sofocante, es un thriller que por ambiente y clima parece australiano, sobre un joven que llega a las tierras de su difunto abuelo, para venderlas, sabiendo que quienes trabajaban para él no lo van a dejar hacerlo sin presentar, digamos, batalla. Y la israelí (Beyond the Mountains and Hills), deEran Kolirin, conflictivo filme sobre los integrantes de un afamilia (padre, madre, hijo e hija) que s even envueltos, por decisión propia, en distintos delitos o actos que les remuerden, o no, la conciencia. Y que plantea no sólo cuestiones éticas, sino que no deja bien parada al director con respecto a su posición ante el asesinato de un palestino inocente.