Coqueteos y confesiones inesperadas entre el Gobierno y los artistas K
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La política cultural.
El macrismo busca achicar la grieta.
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A nadie se le ocurrió gritar ¡digan whisky! en el momento exacto del click. Tal vez porque no era razonable: todos sonreían naturalmente para la foto.
Menos natural iba a resultar, en cambio, lo que sobrevino a las instantáneas:
—Con esta foto se terminó la grieta. Tenemos que estar todos juntos–, le susurró Andrea del Boca a Marcos Peña.
El jefe de Gabinete se quedó mudo en medio de un bullicio generalizado.El Gobierno había convocado a 400 actores, productores y directores de cine en el Museo Nacional de Bellas Artes para presentar el“Plan de Fomento para la Industria Cinematográfica”, que prevé una inversión de 930 millones de pesos, sin siquiera tener la certeza de si asistirían quienes hasta un año atrás compartían palcos y actos con Cristina.
Pero los que ahora hablaban con el jefe de Gabinete eran tres de los más identificados con la era K: además de Andrea del Boca, estaban Ana María Picchio. y Víctor Laplace. Picchio ya había sorprendido insinuando que hay cuestiones que comparte con el nuevo oficialismo: valoró que en el encuentro se hubiera privilegiado el diálogo entre actores de distintos signos políticos (en la misma escena asentía Luis Brandoni, que simpatiza con Cambiemos) y trajo a colación el encuentro que el día anterior el Presidente había mantenido con docentes en Tecnópolis. “Qué bueno eso que dijo Bullrich de que los chicos, más que una computadora, necesitan un buen maestro”, dijo la actriz. “Tenés razón, estoy de acuerdo”, respondió Peña.
Esas muestras de confraternidad, sin embargo, parecieron un búmeran para la estrategia del Gobierno de achicar la grieta. El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, y el secretario de Cultura y Creatividad, Enrique Avogadro, tomaron nota horas después –cuando los portales ya tenían subidas las fotos– de que algo extraño había ocurrido en Bellas Artes. Cuentas de tuiteros identificados con el macrismo exhibían su malestar y recordaban que Del Boca cobró más de 30 millones de pesos del Estado por una serie de 25 capítulos. Del otro lado, en los celulares de los artistas kirchneristas que habían asistido a la presentación comenzaban a apilarse mensajes con reproches de sus colegas. Picchio se lo contó sin rodeos a Clarín: “Mucha gente me preguntó ‘¿Pero qué hacés ahí?’ Y yo digo: ¿Dónde quieren que esté? Qué grieta ni no grieta. No quiero hablar de un lado ni de otro lado: soy actriz y estoy donde tengo que estar. Soy un persona civilizada y quiero que mi país salga adelante”.
Música para los oídos macristas. “No elegimos ni rechazamos a los artistas por sus ideas políticas. Y eso fue lo que les transmitimos en el acto. Queremos terminar con los prejuicios”, dice Avelluto. “El clima del encuentro fue muy amable y me parecen auspiciosas este tipo de iniciativas”, afirma Brandoni.
En los últimos días, a medida que trascendían detalles de la cita cinematográfica, en la Casa Rosada celebraban los resultados: “No habíamos ido a buscar esa foto y de pronto la teníamos a Andrea del Boca diciendo que se había terminado la grieta”, contaba días atrás un alto funcionario que seguía por TV el rebote de los nuevos índices de pobreza. En los despachos políticos suelen utilizar algunas situaciones como estas para compensar dificultades. Por ejemplo: las renovadas cifras del Indec dejaron esta semana al Presidente más lejos de su objetivo de pobreza cero, pero la postura de los artistas lo acerca un poco a otro objetivo trazado en la campaña: generar mejor clima para “unir a los argentinos”.
Víctor Laplace, en el saludo de despedida a Peña, puso la cereza del postre: “Mandale saludos a Mauricio. Hace rato que no le veo”. Se aclara por las dudas: Mauricio es Macri.
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