"Die Soldaten": La destrucción del hombre como único destino
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Música. Baldur Brönnimann y Pablo Maritano
Director y regisseur hablan de los desafíos que presenta la monumental ópera que hoy sube a escena en el Colón.
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Die Soldaten, la ópera del alemán Bernd Alois Zimmermann, es tal vez el mayor desafío que se planteó la programación del Colón desde su reapertura, en 2010. Y el suizo Baldur Brönnimann, que ya con la realización del Gran Macabro había demostrado ser la persona indicada para cargarse al hombro las gestas musicales más difíciles, tomó el riesgo de dirigirla. Basta con recordar que aquel estreno, al comienzo de la temporada 2011, estuvo signado por una pertinaz huelga de la orquesta. En esa oportunidad, Brönnimann demostró que no sólo está muy preparado técnicamente, sino que sabe lidiar con los problemas que acarrea trabajar en un teatro como el Colón, donde lo imprevisible puede convertirse en regla.
Pero como Die Soldaten ha superado las posibilidades técnicas de muchos teatros, parece lógico preguntarse si el Colón podrá llegar a realizarla.
“Yo creo que vamos a salir adelante”, dice Brönnimann optimista, aunque su cara denote un agotamiento previsible para un trabajo de esta dimensión que, además, realizará por primera vez. “Es cierto que es muy difícil, pero las cosas van haciéndose. Hay que entender que Zimmermann ideó un teatro para esta representación, con sillas móviles y un escenario que rodeara a la gente. La idea wagneriana de crear un lugar para escuchar una música nueva de una manera novedosa no prosperó con Zimmermann. En algún teatro se intentó poner al público en el escenario y hacer que las acciones sucedieran en la zona de butacas. Veremos cómo responde esta sala, construida para grandes óperas. Aquí pueden sonar muy bien las partituras de Richard Strauss y Simanovsky. Veremos qué pasa con Zimmermann. Creo que sonará bien, pero hay detalles que implican más trabajo, especialmente en las escenas más secas y abruptas.
Die Soldaten, la ópera que sube a escena mañana martes en el teatro Colón
¿Cuál es la dificultad mayor que expone esta obra?
La idea de la simultaneidad. Hay una superposición constante de hechos en la escena, pero también en la música.
Se dice que esta obra retoma a “Wozzeck” de Berg. ¿No aparece esa obra por debajo, como un hilo conductor, una ayuda también al oyente?
Por supuesto que Wozzeck está presente, en algunas cuestiones técnicas y también en algunos personajes, como el de Stolzius. La experiencia del soldado fue fundante en esta ópera, que tiene elementos autobiográficos. Pero la conexión más fuerte está entre Lenz (su libretista) y Büchner. Te diría que hay un triángulo de influencias: Zimmermann estaba obsesionado por Wozzeck, Berg por Büchner y Büchner por Lenz. Pero tengo que aclarar algo importante: no creo que sea una obra difícil para el público. La dificultad radica en su realización: la orquesta es enorme, tiene además una banda de jazz, percusión agregada, una cinta cinematográfica. Son muchas cosas para coordinar. Hay un coro que hace percusión también y la orquesta en sí, que necesita trece percusionistas que, además, tienen textos en alemán y hacen percusión con cacharros. Zimmermann había imaginado una formación de teatro musical: gente que pudiera bailar, tocar y cantar.
Pero eso no sucede ni sucedió jamás en el ambiente de la ópera.
En la ópera no existe esta formación, y aunque existiera, esta pieza no es fácil de aprender como un musical. ¡No es El Fantasma de la Ópera!
Die Soldaten, la ópera que sube a escena mañana martes en el teatro Colón
¿Te parece que el elenco local está preparado para el desafío?
Sí, estoy seguro. Los cantantes conocen bien su parte y solo hace falta trabajar cuestiones que tienen que ver con la interpretación de ciertos gestos. No es difícil desde el punto de vista de la tradición. Zimmermann usa su música en un sentido teatral y esto implica que las coloraturas, apoyaturas y otras expresiones significan algo en particular. Y me parece muy valioso que haya un número importante de cantantes locales para empezar a crear una tradición en el lugar.
¿Rinde trabajar con tanta diversidad? ¿Se escucha en el resultado final?
A Wagner le preguntaban para qué trabajaba con tantos metales si con menos igual se podía conseguir el efecto. Lo que hay que entender es que no es una cuestión de cantidad de instrumentos o de materiales. Lo que estos artistas buscan es un cambio en la dirección estética. La obra muestra cómo esas aparentemente insignificantes acciones humanas son las que llevan a la destrucción del hombre como único destino. Sobre el final de la obra, la música sigue su curso desafectada de lo que pasa en escena; es un sino. Se entiende que ya nada de lo que hagan los hombres cambiará esa realidad. Y se entiende lo que Zimmermann quiso decirnos.
Baldur Brönnimann y Pablo Maritano Juarez buenos aires Baldur Bronnimann Pablo Maritano una opera fuera de lo comun en el teatro colon director musical y director de escena nota entrevista reportaje
Pablo Maritano
“Una obra sobre la mediocridad moral”
En un tiempo en que la vanguardia musical de Stockhausen y Boulez -consagrada finalmente como la Academia hacia fines del siglo XX--, desechaba la ópera como lenguaje burgués, Bernd Alois Zimmermann no sólo la reivindicaba sino que encontraba en su tradición un hilo de progreso del que seguir tirando.
Die Soldaten fue concebida como una pieza que quiebra las relaciones clásica de tiempo y espacio: los hechos y las ideas musicales se superponen en el oído y en la escena. Era lógico que para esa nueva idea dramática hiciera falta un nuevo teatro. Zimmermann lo ideó con butacas giratorias y un escenario circular que rodeara al público. Sus ideas iban en una dirección muy diferente a las de Boulez quien, por eso mismos años, entendía que la única solución para la ópera era dinamitar los teatros que la programaban.
“En Die Soldaten hay un concepto de edición de collage que es estético y dramatúrgico” -explica el régisseur Pablo Maritano, en una pausa del intenso ensayo-. Zimmermann toma la obra y la recorta, y ese procedimiento va ligado con su propia idea de llevar el universo antiaristotélico de Lenz: superposición de espacio y de tiempo”.
A través de esta ruptura de la temporalidad, Zimmermann da cuenta de su visión de la naturaleza humana. “Para mí, la obra gira sobre el tema de la mediocridad”, puntualiza Maritano. “Los soldados, el ejército, representan a la humanidad entera que marcha hacia su destrucción. Diría algo más, es una obra sobre la mediocridad moral. Esa posibilidad que tiene el hombre de seguir deslizándose por la pendiente, mirar para otro lado. La sumatoria de imbecilidades y pequeñas miserias, la conveniencia de hacer algo por propio beneficio negando el bien común, son las responsables de que la humanidad termine siempre, inevitablemente parada frente al horror”.
"Die Soldaten" va hoy, el viernes, y martes y miércoles de la semana próxima, a las 20 horas, y el domingo a las 17, en el teatro Colón. Dirección: Baldur Brönnimann; Régie: Pablo Maritano; Con Susanne Elmark, Julia Riley, Noemí Nadelmann, Tom Randle, Leigh Melrose, Frode Olsen, Santiago Ballerini, Gustavo Gibert, Eugenia Fuente, Virginia Correa Dupuy, Nazareth Aufe, Sergio Spina, Santiago Bürgi, Iván Maier, Alejandro Meerapfel, Luciano Garay y Christian De Marco.
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