Facundo Arana: “Todo lo que hice, fue con toda mi alma”
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Música. Entrevista a Facundo Arana
Dos meses después de haber hecho cumbre en el Everest, editó “En el aire”, su segundo disco. Y se animó a componer sus propias canciones.
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“Es la primera vez que alguien que no es de mi entorno va a entrar aquí”, advierte Facundo Arana, apenas deja atrás la estrechísima e interminable escalera caracol que asciende a la cumbre de su casa, donde hace un par de años se construyó un “escritorio” de madera y chapa acanalada.
Un espacio -”mi lugar”, lo define- en el que conviven una barra, una tabla de surf, un par de sillones, una mesa sobre la que reposa su segundo disco, En el aire, recién salido del horno, un arsenal de pinturas y el atril en el que pinta María -Susini, su esposa-, una vieja heladera bien roja, un baño mínimo, cuadros con imágenes de familia y poco más, además de una salamandra que el dueño de casa pondrá a funcionar cuando el sol que pega desde el lado de la laguna del barrio obligue a cerrar el portón corredizo que permite disfrutar de un balcón con porte de mirador.
Ahí, adonde sus hijos India (8), Yaco y Moro (mellizos de 6) no acceden, ”por ahora”, Arana se refugia para escribir, pensar, mirar videos de deportes extremos, simplemente hacer nada, o para enfriar sus broncas que, asegura, las tiene, y furiosas.
“Antes, no le hubiera abierto la puerta a nadie. Con el tiempo, me di cuenta que los tiempos cambiaron, o yo crecí. Y no quiero tener la puerta cerrada para todo el mundo”, dice, y ofrece pan “que hace María” y una porción de queso brie rodeada de miel y cubierta con almendras y pasas de uva.
13 de Julio de 2016 Entrevista con Facundo Arana por el lanazamiento de su primer disco Foto Juano Tesone buenos aires facundo arana actor musico lanzamiento disco notas entrevistas reportajes
Los gestos, los colores, el entorno, los sonidos; todo en el universo íntimo del actor, saxofonista, cantante, compositor, surfer, montañista y hombre solidario full time, se ve amable. “Pero cuidado -advierte-, que éste es un lugar precioso siempre que dentro tuyo tengas la capacidad de verlo así. Porque aunque yo te siente acá o en otro lugar de ensueño, si vos tenés un infierno dentro, no hay paraíso que valga. Y entonces, algo que a una persona que le va bien le resulta perfectamente normal, deja de serlo”.
En su caso, la normalidad incluye, además de sus trabajos -muchos de ellos exitosos- en televisión, cine y teatro, y como músico, el desafío de haber subido a una montaña de casi 7 mil metros en marzo, y a otra que roza los 9 mil, a 16.5 mil kilómetros de su mini edén rústico tigrense, en mayo.
¿Se parece en algo la sensación que te genera un teatro aplaudiéndote de pie, un Martín Fierro, hacer cumbre en el Everest o sacar un disco?
La sensación es la misma. De verdad. Todo lo que hice, fue con toda mi alma, independientemente del éxito. No hablemos de cumbre, de Martín Fierro o de las ventas del disco. Esos son unos bonus preciosos que todos queremos tener; pero no puede ser lo que te mueva. Porque a veces, alguien hizo las cosas mejor que vos, alguien brilló más, y vos no te llevas el premio. Pero si la pasaste bien haciéndolo, ese es el fin.
Pero subir al techo del mundo requiere un coraje adicional.
Yo no lo mido por coraje. Para mí fue muy importante poder ir a pararme en la altura, a exponerme a esfuerzos físicos muy fuertes. Pero tiene que ver conmigo, con mi propia historia, con mi pasado. Por ahí me sirve para cerrar algunas cosas; pensar en el linfoma que tuve. Cuando estás ahí, todo el tiempo estás haciendo balances. Sobre todo ahora, con la crisis de los 40, que ya tenemos un pasado y la inteligencia necesaria con qué hacerlos.
¿Sentís estar pasando esa crisis?
No, pero la llaman así.
La cumbre es tener tu familia, haber encontrado la persona con la que querés compartir la vida y a través de los años ver que no te equivocaste.
¿Ponerte siempre como al amparo de “alguien mejor”, no es un modo de protegerte de algunos golpes?
Puede ser. Lo que pasa es que uno no es el mejor. Si tu fin es ganar un Martín Fierro, tenés que ir urgente a hacerte ver. La cumbre es tener tu familia, haber encontrado la persona con la que querés compartir la vida y a través de los años ver que no te equivocaste, tener 44 y poder llamar por teléfono a tus viejos. Esas cosas le dan valor a todo. Sin eso, nada. Lograste sacar un disco, escribir tus canciones y que te dieran bola. Si después es un éxito, ojalá.
Supongamos que con “Salir a tocar”, superaste el prejuicio del “actor que graba un disco”, Ahora, tener a Juanse, Ricardo Tapia, la Sole y Palito en “En el aire”, ¿es una forma de legitimación?
No. Es un mimo. Siempre digo que si uno está haciendo las cosas en función de la aprobación o desaprobación del resto, es un problemón. Nunca vas a dar el piné de lo que todo el mundo quiere o espera de vos. Yo, con poder aprobarme a mí mismo y sentir que ando cómodo y contento, ya estoy bien. Y cuando veo que vienen estos ángeles y se ponen a cantar mis canciones, no veo que hayan venido a legitimar nada. Vinieron a cantar. Y si vinieron a hacerlo es porque las cosas están bien hechas. Si no, serían los primeros en no venir.
13 de Julio de 2016 Entrevista con Facundo Arana por el lanazamiento de su primer disco Foto Juano Tesone buenos aires facundo arana actor musico lanzamiento disco notas entrevistas reportajes
¿Chequeaste antes las canciones con María o con los chicos?
Con María, sí; con los chicos, algunas. Pero son mis hijos y todo va a estar bien. Ellos tienen ya esta cosita de haber nacido en una casa en la que los papás están en una revista o en la tele, en la que saben que pueden ver algunas escenas y otras no.
¿Es difícil manejar eso?
Cuando mejor lo manejás es cuando te olvidás del tema. Los chicos son sabios. Yo tenía un problema con la exposición, pero la gente se encarga de cuidarte.
¿Aún en un medio y en un momento en el que se busca...?
De momentos estamos hechos. Si tenés un estilo de vida, una forma de hacer las cosas; si vas caminando por una vereda, no te van a tirar en la otra. Me di cuenta de eso con la práctica. Y los chicos hoy saben que salimos en la tele o en las revistas, así como ocurren muchísimas otras cosas.
Nunca me paro en un lugar de la política; me paro en un lugar de honor o deshonor, honestidad o deshonestidad, responsabilidad o irresponsabilidad.
Entre esas muchísimas cosas que pasan, ¿qué hacés con el actor?
Actúa. Tengo una obra de teatro que se llama como el disco. Y te diría que si cuando empecé me preguntabas adonde quería ir con la profesión, cuál era mi ideal de historia para contar, todo lo que me gusta está en En el aire.
¿Dónde elegís pararte, cuando esa profesión es atravesada por la cuestión política?
Cuando veo que un actor abrazó una idea con toda su alma -y nos conocemos todos-, y la está pasando mal, yo prefiero llamar y preguntar si necesita algo. Nunca me paro en un lugar de la política; me paro en un lugar de honor o deshonor, honestidad o deshonestidad, responsabilidad o irresponsabilidad. Me importa un bledo si son de este o aquel partido, porque ahí es donde entramos en esa cosa idiota de tirarle a todo el mundo porque defiende una u otra idea. Me gusta la gente honesta. Está sembrado de gente deshonesta y de chorros; y no hablo de la Argentina, sino en general. Pero prefiero, aunque parezca naif, poner el ojo en que haya una justicia que pueda juzgar eso, mientras en el gobierno hay gente que se preocupa por administrar bien. Pero estamos hablando desde el calor y con la panza llena. Yo estuve en Chaco, en el Impenetrable, donde les tenés que rascar la sarna en la cabeza a los chicos, y donde la gente no sabe en qué país vive. Entonces, no se trata de hablar de política, cuando no sabés del tema. Pero lo podés arreglar fácilmente: es honesto o no es honesto. Después, si son responsables y bien paridos se van a ocupar de lo que hay que ocuparse.
Con el Everest bajo sus pies.
“No hacer cumbre no puede ser un fracaso”
“Yo pensaba que uno vez que se te había manifestado un edema, el cuerpo quedaba propenso a sufrirlo nuevamente. Entonces, la cuenta era sencilla: no más intentos de escalar. Pero cuando supe que después de un tiempo, el cuerpo olvida el trauma, me di cuenta de que iba a pasar el resto de los abriles de mi vida preguntándome si no habría habido un lugar para mí en alguna expedición argentina que fuera al Everest. Y decidí que no hubiera ‘siguientes’ abriles.” Dos meses después de haber hecho cumbre en los 8.848 metros de la montaña más alta del mundo, Arana recupera esa aventura desde un lugar diferente.
“Si hubiera podido tomar conciencia de cuán delicado era, no sé si me habría ido. Pero eso lo descubrí cuando, al regresar, vi en las caras, en los ojos de mis hijos, lo mucho que me extrañaron. Habiendo visto eso y sabiendo lo que yo los extrañé, ya no me iría”, dice.
¿Sintieron miedo también?
No; hacían dibujos muy preciosos con un Everest mucho más puntudo que el real. Me dibujaban en la cima, y escribían: ‘Si no llegás a la cumbre, te queremos igual.’ Pero lo que vi en ellos cuando volví, es que no les había sido fácil.
En 2012, el edema del que hablabas te obligó a bajar sin haber cumplido el objetivo. ¿Por qué volviste? ¿Era una revancha?
No. Cuando estás allá, tenés tiempo y te ponés a pensar un montón de veces en el ‘para qué’. Si la bandera de ‘donar sangre salva vidas’ es una razón o una excusa. Y es muy complicado, porque si es la razón, tenés un buen motivo para estar ahí; pero si es una excusa, sos un imbécil. Y tuve la fortuna de darme cuenta que era la razón.
¿Qué sentiste cuando ya no hubo más ‘arriba’?
Pensé en todo lo que había visto y leído sobre el Everest y en que, de golpe, estaba ahí. Pero, más allá de lo genial que es llegar, en realidad hace días que te diste cuenta que esa cumbre te la querés sacar de encima, y que lo único que querés es estar en tu casa con tu familia, porque la papa está ahí. Y que lo importante es hacer la expedición, y pasarla bien. Porque podés sufrir un problema de salud, mal de alturas, y tener que volver. Pero si te pasaste dos meses intentando eso, entonces, no hacer cumbre no puede ser un fracaso. Fracaso sería no haberla pasado bien.
El disco nuevo
Canciones propias y un plantel de lujo
“Un día vino Luciana (Crespo, la productora ejecutiva), y me propuso grabar un disco con canciones propias, y y dije: ‘Ok, hay que componerlas’.
¿Y entonces?
Entonces, me presentó al ‘Chino’ Asencio. Nos conocimos, y ese día escribimos una canción. En el siguiente encuentro salió otra, y cada vez que nos juntamos salió una. En el aire es el producto de las veces que nos juntamos.
¿Las canciones nacieron de experiencias propias o de otros?
Algunas son solo canciones. Lo que pasa es que cuando hablás de alguien, hablás de todos. Todos sufrimos, a todos nos duele algo, todos tenemos cosas en común. La ruta fue una historia sobre una pareja que va a un campo en San Antonio de Areco, pero que nunca llega, porque paran cada 5 kilómetros desesperados por la pasión. Yo lo conozco.
¿Al campo, o a la pareja?
Al campo... y a la pareja. (Risas) Tú y yo está inspirada en mis viejos. Yo los vi toda mi vida juntos, y un día, a los 80, él estuvo a punto de morir. Y de pronto los imaginé en La Biela, mirándose, mucho más jóvenes. Y no había nada que decir, porque estaba todo ahí. El ‘Chino’ empezó con la música, y se armó. Así fueron saliendo las canciones.
Luego, a la guitarra y la voz primaria que van del blues al rock y del folk a la balada, de a poco se fueron sumando los músicos de la banda -Martín Cabello, Dizzy Espeche, Lisandro Nieto y Alejandro Conde-, el aporte de Guillermo Vadalá, Natacha Seara, Lee Levin y Willy González, entre otros músicos invitados, y varias voces ilustres. “La ficha técnica es una locura. Que Palito, que es una leyenda, viniera a grabar Sabor a nada, que vinieran Juanse, la Sole, Ricardo Tapia; gente a la que admiro, respeto y quiero, es un mimo increíble”, cierra Facundo.
En el interior y en Buenos Aires
Facundo Arana presentará su flamante álbum, “En el aire”, el 19 de agosto en san Juan; el 20 en General Alvear, Mendoza, y el 16 de septiembre en La Trastienda, en Buenos Aires. Localidades desde $150.
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