Los Tipitos: “Somos fieles a nuestra libertad de expresión”


Música. Los Tipitos
La banda presenta “Ojos tremendos”, y sus integrantes hablan del lenguaje directo de sus nuevas canciones.
“Podés tocar muy bien muchas veces, pero justo el día en que vas a grabar o tocar en vivo te puede pasar como Messi, que juega increíble pero por ahí la pifia en una final”. Y si lo sostiene Tevez debe ser así: un oscura intuición, y un alerta -en espejo- para el resto de su equipo: Los Tipitos. Pablo Tevez, el baterista, no lo dijo el domingo pasado tras la final de la Copa América entre Argentina y Chile: fue el 16 de mayo, al lado de sus tres compañeros en el Teatro Gran Rivadavia (Av. Rivadavia 8636), frente al escenario donde el 2 de julio, a las 21, presentarán su nuevo disco, Ojos tremendos. Esta versión más directa de su rock de canciones tan leves y potentes, pensadas para funcionar en el oído radial. “Los riesgos siempre están, incluso el riesgo de aburrirnos. Por eso tratamos de hacer las cosas cada vez mejor para no defraudar a nuestros públicos”.
Así los nombró en plural Walter Piancioli, el de los teclados, guitarras y la voz, junto con Raúl Ruffino, también violero: una delantera que sostienen con destreza y toque enérgico Pablo Tevez y Federico Bugallo en el bajo. Para seguir agitando generaciones y charts con éxitos asegurados. “Defraudar al público sería tratar de convertirte en lo que no sos. Igual, siempre hay algún defraudado que piensa que te vendiste, que el marketing, cosas así. Pero es el 1 por ciento, por suerte. Los que gustan de nuestras canciones están contentos”, dice Tevez. Y lo siente Bugallo: “Lo mejor es ir cambiando con la gente. Pero si te aburrís como músico, nadie te va a creer nunca”.
¿Por dónde comenzar a verlos, así, en el disco Ojos tremendos, que harán sonar completo por primera vez el sábado, dentro del ciclo Rivadavia Rock? Por el quinto ojo: en la producción, Michel Peyronel -el legendario baterista de Riff- los ayudó a ser más concretos y directos para no desviar su foco, como bien expone el corte de difusión Gritando en la radio, un rocanrol de rugosas voces magnéticas. Confiesa Bugallo: “Ese tema me hace sentir nuevo y me llena de vida. Me devuelve a mi juventud”.
Un Tipito se durmió en el Gran Rivadavia y los otros bajan la voz para sintonizar, cada uno, con su propio tema preferido entre los trece de Ojos tremendos, justo su disco número trece en 26 años de vida como banda. “Yo elijo Efecto sanador por cómo suena en vivo”, sigue el juego Tevez. “Es un tema muy arriba y con un estribillo bien alto. Lo disfruto mucho”. ¿Y Walter Piancioli cuál prefiere? “A ver… Uno que me encanta porque tiene un groove especial es Lo que te vive, que es medio funk. Michel Peyronel nos decía que era como un tango alemán, bien duro”. Y lo marca como si la voz fuera una batería electrónica: “Hum, ah, hum, ah”. Se ríen, Los Tipitos, y recuerdan con nitidez cómo llegaron a grabar el tema más inesperado de Ojos tremendos, como bonus track: Cuando pase el temblor. “¿Vamos a hacer un tema de Soda Stereo?”, convidó Michel Peyronel. “Y nos sorprendió que viniera de parte de él, nada menos. Incluso después de haberlo grabado y mezclado dudábamos. No estuvimos convencidos hasta que nos divirtió realmente hacerlo”.
Buenos Aires 16 de mayo 2016 Los tipitos en teatro gran rivadavia en floresta 
foto Rolando Andrade Stracuzzi ley 11723 - FTP CLARIN  buenos aires  banda los tipitos banda de rock argentino teatro gran rivadavia musica recital - rolando andrade
El encuentro con Peyronel fue igual de fluido para ellos. “En realidad, Michel se nos acercó un par de veces en la cola de SADAIC: ahí donde nos encontramos muchos músicos”, sonríe Piancioli. “Otra vez nos vino a ver al Teatro Ópera, y siempre nos decía: ‘Ustedes tendrían que trabajar conmigo en un disco’. Me gusta lo que hacen, está muy bien’”. Y Los Tipitos se dijeron a sí mismos: “Probemos”. Lo convocaron a la sala de ensayo y inmediatamente Peyronel les dijo: “¿A ver? Toquen algo”.
¿Qué ocurrió entonces? “Ahí mismo se puso a producir el tema Un dios sin tiempo”, recuerda Piancioli. “La verdad, nos resultó interesante y bien diferente. Como siempre que tenemos un productor de afuera del grupo, nos entregamos a ver qué sucedía: hasta dónde irían sus ideas, cuál era su manera de laburar, su propuesta. Y creo que nos salió muy bien. El resultado está al oído. A Michel le dimos mucha libertad”. Con él buscaron administrar, para Ojos tremendos, los distintos climas y tesituras que puede lograr la banda. “Hay un equilibrio. Muchas veces nos pasó de tener canciones muy lindas, como Silencio, donde hay un contraste: la letra es bien oscura y la canción es feliz. También eso ocurre en La ley de la ferocidad. Acá esos momentos están más fusionados”, capta Bugallo.
¿Buscaban recobrar una esencia lejana? “No, porque cierta oscuridad existió siempre en nosotros. Lo que nos pedía Michel era que tocáramos menos y con una dirección un poco más clara”, prosigue el bajista. Y remata Tevez: “Michel nos decía que quizá no pegaba tanto un estribillo de algunas canciones porque las estrofas eran muy extensas. Nos pidió que fuéramos más directos”. Bugallo también lo ve: “Cuando trabajás sobre pocos acordes, o sobre uno solo, lográs más fácilmente ese clima. Ahí pueden surgir las partes más oscuras de vos mismo. Y cuando tocás una parte con muchos más acordes -mayores y menores-, vas pensando en lo que sucede. Ante todo, somos fieles a nuestra libertad de expresión”.
Porque el motor creativo sigue vibrando, dicen los tres (y otro Tipito aún descansa en su butaca del Gran Rivadavia). “La necesidad de componer es permanente. La primera vez que nos juntamos en casa para pensar el disco teníamos un montón de canciones. Con el tiempo, lo que cambiamos para no aburrirnos es la forma de operar”, jura Piancioli. Y busca una imagen Bugallo: “Cuando empezamos a pensar en Ojos tremendos estábamos viajando mucho. Cuando ya venís con mucha rotación, ni te juntás a ensayar. Te juntás nada más en los conciertos, en los viajes, en los aeropuertos, en el micro de gira…”. Y allí, mirándose a los ojos sin tanto furor, alguno podrá decir: “Che, ya van dos años. Tendríamos que hacer otro disco”. Así conecta Bugallo: “Es ese momento en que necesitás espiritual y económicamente una obra nueva”.
El resultado es Ojos tremendos que, aseguran, suena a puro presente. Por más que hayan reflotado demos de otros momentos -y espesores- de la banda. El tema más viejo es Efecto sanador, que quedó afuera del disco Tan real (2007). Después están Una mañana en la gloria, de la época de El club de los martes (2010) y Un dios sin tiempo y Promesas para hoy, que quedaron fuera de los días del disco Push (2013). “Si bien son temas compuestos hace algunos años, quedan muy bien en la lista de Ojos tremendos porque éste es un disco rápido, veloz”, completa Piancioli. “Eso también tiene que ver con la vestimenta, con la instrumentación, y con cómo están tocados. Al disco lo escuchás y percibís una unidad. Nada se corta en Ojos tremendos”.
Aun esos ojos en la tapa del disco: dos grandes tetas de plástico sobre un corpiño negro. “Hubo mucho gil que dijo: ‘¡Eh, esa tapa es una porquería! Pero también mucha gente nos dijo que Ojos tremendosles parecía conmovedor. Al menos no pasa desapercibido. ¡Y las tetas siguen generando polémica!”, se ríe Bugallo, recobrando conexión con lo que está del otro lado de los ojos, del cuerpo y de todo lo demás: el poder la música. “Este 2 de julio, cuando toquemos Ojos tremendos y nuestros clásicos en el Teatro Gran Rivadavia, ahí se va a ver lo que sucede con la emoción del público. Eso mismo nos sigue pasando arriba de los escenarios”.
Los Tipitos presentan "Ojos tremendos" el 2 de julio a las 21, en el Gran Rivadavia, Av. Rivadavia 8636. Desde $250.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Jorge Rojas fue papá: "la familia feliz y agradecida por este milagro de la vida"