Enrique Pinti: "Siempre una herida queda"


El favorito de Extrashow
A los 76 años, reconoce que venció al bullying con el humor. Elegido en una encuesta entre lectores, habla de sus tocs desconocidos y su reclamo a Adrián Suar.

¿Tiene algún toc (trastorno obsesivo compulsivo)?
Cuentos los pasos. Si cuento pasos impares, siento que me va a ir bien, sino hago trampa, para que el número quede impar. Lo hago antes de entrar al teatro o de subir al avión. Después, uno tiene cábalas: tengo una pulsera contra el vértigo. Me viene el vértigo cada siete años. Me mareo y caigo al piso.
¿Sufre alguna fobia?
Al dentista, a los reptiles, a los alguaciles. Si me dan 500 mil dólares para ir a Canta si puedes, los rechazo. No puedo entender que se sometan a eso. 
¿Algún arrepentimiento artístico? 
Solamente una cosa. Cuando hice la nueva versión de La cigarra no es un bicho, en cine. Era como chatarra. No se me caen anillos, pero ese tipo de cine no tenía ningun tipo de prestigio. Hoy a esa película la pasan en una parroquia, pero antes, no. 
¿Y algún arrepentimiento de algo no hecho?
Muchos me preguntan por el hecho de que no me enamoré nunca. No siento la carencia, porque reparto el amor por todos lados. Nadie que haya trabajado conmigo te va a decir que yo no repartí amor. Reparto mi amor de esa manera. No he conocido el amor romántico, sí la cosa sexual. 
¿Qué explicación encontró?
La única que se me puede ocurrir es creerme tan feo que nadie pudiera mirarme. Pero eso, igualmente, no tiene nada que ver con el amor.
El año próximo se cumplen 60 años de su debut teatral. ¿Tiene recuerdos borrosos o lo recuerda a la perfección?
13 de noviembre. Cumplía un ahijado de mi mamá y tuve que faltar por primera vez a un cumpleaños en casa. Se armó quilombo. Yo tenía 16, hacía teatro independiente y en casa no podían concebirlo: “Este chico se olvida de la familia”. Debuté dirigido por Alejandra Boero. Dos obras: Esperando al zurdo y Para que triunfen. Hacía de un tipo que formaba parte del comité de huelga de taxistas del año ‘30. Y en la otra obra hacía de utilero. Fue en el Teatro Sindical de Cámara. Pensaba que iba a salir en tapa de Radiolandia en 15 días. Después, engrupía a la familia haciendo el ciclo basico de la Facultad de Derecho. 
¿Cree que hubiera sido buen abogado?
Hubiera sido buen abogado mediático. Por mi locuacidad e histrionismo. Pero no iba a poder defender a un asesino o a un estafador. 
¿En qué sentido podría creer que el público tiene una imagen equivocada de usted? 
La gente se hace fantasía con los actores que no tienen una vida pública. Creen que no tengo familia, que vivo solo rodeado de libros. Como no soy casado, ni tengo hijos, ni perros... Cuando llegan a conocerme, dicen:  “Ah, usted no es como los otros cómicos, huraños”. Rompo con ese mito. Vivo con un hermano mayor, que me lleva siete años. Tengo ahijados, hijos de amigos, gente que se ha convertido en mi familia y me sostiene. Siempre me han protegido mucho. Mamá y papá no querían que saliera la calle. Siempre pensaron en casa que yo era medio tarado.  
¿Algún trauma por demasiada protección?
No me mandaron al colegio Pellegrini por miedo a que cruzara la calle. Me mandaron a uno a la vuelta. Lejos de traumatizarme, me reía. Trataron de hacerme bullying en el colegio por gordo, pero no lo lograron. Enseguida puse los puntos. Mi humor lo revirtió. Jugué al gordo gracioso. Siempre algún pase de factura te queda del bullying, que no era tan violento como hoy. Aunque no haya sido traumático, me debe haber jodido y por esa razón no me cuidaba físicamente. Siempre una herida te queda. Creo que tengo alguna vieja herida.
Casi 60 años de actor y no ha trabajado de algo que no sea la actuación o sus derivados. ¿Eso es bueno o malo?
No lo sé. Solamente una vez, desesperado, fui por un aviso para vendedor de terrenos. Iba a ofrecer terrenos a oficinistas.  Se me reían en la cara. Duré 48 horas. Después fui encuestador de la bebida Spur Cola. Duré dos días. Soy un inútil. Y debo ser bastante inclasificable.  Sigo esperando mi papel de cine o tele. Llamé al “Chueco” (Suar)  y se ríe, pero no pasa nada. 
¿Quiere que metamos presión con esta nota?
(Se ríe). Me hubiera gustado un cameo en Me casé con un boludo, llamaron a todos. Podemos meter presión, pero no quiero hacer una tira. A los 76 años, no puedo hacer ni tira de asado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Jorge Rojas fue papá: "la familia feliz y agradecida por este milagro de la vida"