Rosita Ávila abre su casa y su corazón

TEATRO | A LAS TABLAS

Historias sobre los temores de los adultos mayores, en juego abierto con el público, integran “La mayor mentirosa del mundo”.

 9 horas

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EN PLENA VIGENCIA. Rosita Ávila tiene 82 años y no deja de actuar. Gentileza Máximo Gómez.

ACTÚA HOY
• A las 21 en Entre Ríos 109 (entradas limitadas, reservas al 0381-5754143).

Rosita Ávila no abre su casa al público; ella misma le reconoce a LA GACETA que abre su corazón. “Yo no lo entiendo de otra manera”, admite. A los 82 años y con más de seis décadas sobre las tablas, la entrañable actriz debutará esta noche en el mismo lugar donde funcionó Nuestro Teatro, Entre Ríos 109, para ofrecer “La mayor mentirosa del mundo”.

No es casualidad que el monólogo que dirige Máximo Gómez se subtitule “Experiencia teatral”, lo que de entrada permite deducir que es mucho más que una simple obra que se repite de función en función, y que los presentes en cada oportunidad la construirán junto con la protagonista. Para que no queden dudas, Ávila lo ratifica en sus respuestas.

- ¿Es una obra abierta, que se construye en un ida y vuelta con el público, o es un texto cerrado? 

- ¿Vos crees que en el teatro hay algún cierre? En este trabajo yo me conecto con el público y el texto también se va modificando a partir de ellos.

- ¿Por qué elegiste trabajar con Máximo? 

- ¡Yo no lo elegí! Él me eligió. Siento mucho respeto por él como gente de teatro y por su capacidad humana. Muy grato estar en esta idea porque cuento con compañeros excepcionales, de raza.

- ¿Cómo vas a trabajar la emoción en esta propuesta?

- Con miedo a que se me escape un lagrimón ….

A su lado está el director, con más de una generación de distancia entre ellos. “Comencé a estudiar teatro en 1985, cuando Nuestro Teatro estaba en el final de su trayecto como grupo y no viví la mítica de su apogeo, que seguramente me hubiese marcado mucho. Sólo vi a Rosita haciendo su clásica María en algunos espectáculos del ciclo teatro en la calle y en dos trabajos de Carlos Alsina. Siempre me pareció una enorme profesional del teatro”, confiesa Gómez.

La obra no es una colección de recuerdos y anécdotas, sino que tiene una estructura dramática sobre la cual juegan. “En los ensayos, me interesaba muchísimo indagar sobre los miedos de las personas mayores, y quería profundizar en la experiencia rica y dolorosa del paso del tiempo, en la memoria que falla, en los dolores del cuerpo y en el impulso que nos lleva a seguir defendiendo la vida. Como base tomamos la novela deChico Buarque, ‘La leche derramada’. Finalmente dejamos ese texto de lado y armamos el trabajo a partir de historias de Rosita en las que están presentes las inquietudes iniciales, y en las que se van a meter algunos de los personajes más queridos del teatro”, remarca.

El vínculo entre actriz y director tiene ya nueve años, con varias piezas en común, pero ésta será la primera en la casa de Ávila. “Tenemos una relación profesional y humana. Este monólogo es un desafío especial, ya que Rosita está atravesando su madurez artística y, estando sola en la escena, siente que defiende y carga sobre sus espaldas toda su trayectoria construida. No es sólo este espectáculo, sino su vida dedicada al teatro y a la cultura, lo que me impone exigencias como director”, admite.