Ellas conducen: la cantidad de mujeres que manejan los subtes no deja de crecer
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Igualdad de género
El cambió empezó hace 15 años y ya hay 105 sobre un total de 532. Por eso, es el transporte público con más presencia femenina. “Antes no pasábamos de la boletería”, afirman orgullosas.
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Lo dicen con orgullo, sin revancha, y con la convicción de haber comenzado a transitar, quince años atrás, un camino que le abrió las puertas a muchas otras compañeras que hoy, con total normalidad, se postulan para llegar a ser guardas y conductoras en los subtes, tareas que históricamente fueron realizadas por hombres. "De once compañeros que rendíamos exámenes, quedé primera"; "en el momento en que rendí yo, eramos 26, las seis mejores notas fueron de mujeres"; "dicen que tenemos mejor mano". Los números son incontrastables, el "dicen que" puede ser subjetivo. Lo cierto es que hoy 249 mujeres están a cargo de los vagones como guardas y como conductoras.
Línea A, lunes por la tarde, casi hora pico. Los vagones, a full. Los pasajeros viajan compactados. Casi que no queda más opción que esperar en los andenes, un rato, hasta que la marea de gente se detenga. "¿Te diste cuenta que en los últimos cinco trenes que pasaron eran todas mujeres? Las guardas y las conductoras. ¿Raro, no?", le dice un joven a su novia. "Sí, ya me había dado cuenta, son cada vez más", sentencia ella. Fin del diálogo. El puntapié para indagar que sucede bajo tierra con la igualdad de género y de oportunidades.
Juntas. Algunas de las conductoras, en la cabina de un subte. / David Fernández
"Pertenezco a la primer camada de mujeres que se pusieron al frente de las cabinas de conducción. Y en los primeros tiempos la gente miraba 'raro' y algunos incluso evitaban subirse al vagón. Lo que no saben los que tienen prejuicios sobre nosotras, es que las mujeres en la conducción somos capaces de lograr un alto nivel de concentración, somos muy responsables y estamos siempre alerta... Bueno, como la mayoría de las mujeres", opina Stella Maris Caballero. Primera generación de conductoras, lleva 14 años manejando. Es vecina de San Cristóbal y trabaja en la línea E.
En los primeros tiempos la gente miraba `raro` y algunos incluso evitaban subirse al vagón", cuenta Stella Maris Caballero.
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Roxana Centurión es licenciada en kinesiología y fisiatra; además conductora en la Línea A. Hace 24 años que trabaja en Metrovías y fue la primer guarda mujer que tuvo la Línea D. "Éramos poquitas. El principio de la convivencia fue duro, porque los varones estaban acostumbrados a estar solos y tenían su dinámica y costumbres... bah, mucho chiste desubicado y fútbol. Creo que las cosas fueron cambiando, para mejor", opinó Roxana. Vive en Lanús y con mucho orgullo cuenta que tienen una Comisión de Derechos de Género y desde allí "venimos dando pequeñas luchas, que tienen que ver con lograr espacios propios, duchas, vestidores. Creo que ya estamos en un camino que es irreversible", contó a Clarín. Edith Zárate, conductora en la B y con 13 años en la empresa, apunta: "Lo importante es que cuando subimos al tren, somos un equipo. No importa si salís con un hombre o una mujer guarda. La responsabilidad ante todo".
El principio de la convivencia fue duro, porque los varones estaban acostumbrados a estar solos y tenían su dinámica y costumbres... bah, mucho chiste desubicado y fútbol, dice Roxana Centurión.
Todas recorrieron el camino típico hasta llegar a las cabinas: pasaron de atender en las boleterías, a cumplir la función de guardas y luego conductoras. "La empresa hace una convocatoria abierta, hombres y mujeres. Hay que postularse, luego comienzan los cursos -que son de 45 días de una escuela pedagógica técnica- y en función de como te vaya en estos cursos quedás habilitada, o no, a rendir el examen final. Para mí lo mas importante es que te permite escalar posiciones y aspirar a una mejora en el sueldo en las mismas condiciones que los hombres. Las mujeres que tienen mas años en la empresa cuentan que de la boletería no pasabas", dijo María Florencia Santilli. Es de Balvanera y conduce desde hace cinco años, cuando aún no había cumplido los 30. "¿Con esa carita de nena vas a manejar?", cuenta que le decía su mamá cuando anunció su ascenso y nombramiento.
Lo importante es que cuando subimos al tren, somos un equipo. No importa si salís con un hombre o una mujer guarda. La responsabilidad ante todo", apunta Edith Zárate.
Algo similar le ocurre a Mariela Ghio: "'¿En serio? ¿Tan chiquita y manejas un subte?' Me lo han dicho muchas veces. Y para mis hijos es normal pero cuando hablan del trabajo de los padres en el colegio, mi trabajo despierta curiosidad", cuenta. Es chiquita, pero de estatura. Hace doce años trabaja en Metrovías. Arrancó como boletera en la Línea A, luego fue guarda en la H y hace cinco años conduce. "En chiste, siempre decimos que estos vagones modernos y nuevos se manejan solos. Tenemos una jornada de trabajo de seis horas porque hemos luchado mucho para obtenerla. No es fácil trabajar bajo tierra, y si bien nunca ha pasado nada grave, el manejo con los pasajeros es también un tema estresante", relató Mariela y en este tema, contó con el aval de sus compañeras.
Como guardas, un clásico son los escupitajos. ¿Cómo? Sí, la gente los escupe como método de protesta. "Sí, es triste pero nos sucede. A hombres y mujeres. La gente nos responsabiliza por cosas de las que no podemos hacernos cargo. Por suerte, desde hace un tiempo, la mayoría de las formaciones tienen alto parlantes, lo que nos permite anunciar rápido a la gente lo que sabemos, para que pueden tomar una decisión. La verdad es que era un viejo reclamo de todos, de nosotros y los pasajeros", cuenta Roxana Elizabeth Flores, quien pertenece a la primera generación de mujeres en tránsito.
En el Premetro somos sólo cuatro mujeres. Y muchas veces me han preguntado: ¿el hombre es guarda y la mujer conduce?", señala Celeste Gallardo.
Actualmente la empresa tiene casi 5.000 empleados. De ellos, 532 son conductores: 427 hombres y 105, mujeres. Y hay 433 guardas: 289 son hombres y 144 son mujeres. Las cifras están lejos de ser igualitarias, pero al menos estas siete mujeres, en representación de otras, dieron los primeros pasos. "En el Premetro somos sólo cuatro mujeres. Y muchas veces me han preguntado: ¿el hombre es guarda y la mujer conduce?", cuenta Celeste Gallardo. La respuesta es sí, y ellas están felices y a gusto con su tarea, frente a un desafío que supieron asumir.
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