Un paseo por los ‘60


Cómo fue el estreno de "11.22.63", por AMC
Con la excusa de viajar al pasado para evitar el asesinato de JFK, la miniserie invita a recorrer viejos tiempos. 

La trama se propone un objetivo. La miniserie, claramente, otro. Por un lado, está el disparador de la historia: que un hombre se zambulla en una suerte de túnel del tiempo para evitar el asesinato de John F. Kennedy. Pero mientras él cambia conceptualmente el sentido de las agujas del reloj, el televidente recorre, sin moverse de su obligado presente, postales en tonos pasteles de los inolvidables años ‘60. El estreno de 11.22.63, la miniserie que durante cuatro semanas va los martes a las 22, por AMC, invita a un viaje al pasado, en el que nada está librado al azar. No sólo porque al protagonista le cueste -en principio- torcer el destino, sino porque los looks, la estética, el lenguaje y la ambientación se enmarcan en una muy cuidada pintura de época.
Encabezada por James Franco, en el rol de un profesor de colegio secundario que debe rearmar su vida, la serie cuenta la misión que un viejo amigo le encarga a él para salvar la vida de JFK: meterse en un armario, cuyo interior desemboca directamente en... el 21 de octubre de 1960. Hasta que llega esa propuesta, 11.22.63 -basada en el libro de Stephen King 22/11/63- hace un claro paneo de personajes y situaciones: se lo ve a Jake Epping (Franco) dando clases y ajustando con su mujer los términos de su divorcio. Esa supuesta última charla se da en la mesa del restaurante de Al Templeton (Chris Cooper), quien en el fondo de su local esconde el pasaporte para desandar el tiempo. De hecho, en una de las primeras escenas se lo ve a él volviendo, algo atribulado, de ese curioso pasado. Con el correr del primer capítulo, elige a Jake para que vaya, mueva piezas e impida que el 22 de noviembre del ‘63 maten al entonces presidente de los Estados Unidos.
Primero se niega, luego prueba con un viaje fugaz, más tarde vuelve a negarse y, finalmente, acepta la propuesta, que, fiel al estilo Stephen King, juega hábilmente con la elasticidad del tiempo: porque de acuerdo al guión, quien vaya al pasado podrá estar allí todo lo que quiera, pero sólo significará dos minutos de su realidad. El reglamento verbal indica que si alguien que se anima decide salir, cuando vuelva a entrar todo volverá a empezar: o sea, cada vez que Jake se mete en el armario desemboca en el 21 de octubre del ‘60, a las 11.58, cuando pasa el mismo Impala de siempre. Si se queda, la historia corre. Así es que, munido de documentación y dinero que le aporta Al, se manda, cambia el look y vive otra época.
Los próximos capítulos de la miniserie producida por J. J. Abrams y King revelarán si su misión final es la meta, o sólo la anécdota para revisar una década histórica. 

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