"Yo soy así, Tita de Buenos Aires": la vida de un monumento nacional


El rodaje.
Clarín accedió a la filmación de la película sobre Tita Merello, interpretada por Mercedes Funes. Damián de Santo hace de Sandrini, su gran amor, y Soledad Fandiño de Eva Perón.
"Je suis Lulú de Montparnasse, la del Trianón, Palais du Glace", canta Mercedes Funes en la piel rebelde y castigada de Tita Merello. "¡Pero andá, Lulú, que vas a ser Lulú! ¡Vos sos una terrajona, che!", le responde Ludovico Di Santo, interpretando a Hugo del Carril. Le da un chirlo en la cola, la ningunea, se hace el canchero, pero al final caerá rendido a sus pies. La escena ocurre en los aristocráticos salones del Círculo Militar Argentino, a orillas de la Plaza San Martín, en lo que simula ser una elegante velada de gala en la Casa Rosada durante la primera presidencia del General Juan Domingo Perón, que aplaude en primera fila junto a Eva -Soledad Fandiño-, Luis Sandrini -el eterno amor de Tita interpretado por Damián de Santo-, y Esther Goris haciendo el papel de su madre. Finalizado el acto, Eva se acerca a saludar a Tita y las dos parten hacia un lugar sin tanto barullo para encontrarse en una charla íntima de mujeres.
Se trata de uno de los momentos felices de la vida de la gran actriz y cantante argentina que la directora Teresa Constantini narra en "Yo soy así, Tita de Buenos Aires", el filme que estrenará el año que viene. "Es La historia de una mujer que luchó en un mundo de hombres. Montar historias de mujeres es lo que me importa. La mirada de una mujer sobre otra mujer. Es un musical, no con escenas cantadas a la manera de Chicago, pero se canta. Hay mucho teatro. Y lo que está haciendo Mercedes Funes es extraordinario", dice la directora que confió en la actriz santafesina que encara en este proyecto su primer protagónico con el desafío extra de ser ella misma la que canta por Tita. "Tengo un personaje que está en todas las escenas de la película. Lo mostramos en todas las etapas de su vida, desde que tiene 17 años hasta los 51. Es fuerte transitar una mujer así, con distintas edades, distintas ideas, experiencias", confiesa Funes entusiasmada.
Parte del equipo del filme. (Lucía Merle)
Parte del equipo del filme. (Lucía Merle)
El caracter de Tita Merello en la vida real era tan fuerte que impregnaba cada personaje que ella interpretara en la ficción. "Era de ese tipo de personas con una forma potente y única de expresarse con toda la cara . Y la llevaba a todos los ámbitos. Si me permito tener una opinión sobre ella, diría que Tita ante todo fue una actriz que se ponía como instrumento para contar historias. Para mostrar personajes desde ella. Desde esa actriz cantaba o se paraba en el teatro o en el cine. Hay actores que tienen su personalidad más desdibujada. La de ella era avasallante y le abrió puertas en todo el mundo. Esa petisita que caminaba medio a lo pibe, que algunos decían, ni muy linda, ni muy fea. Normal, distinta, pero particular", agrega Mercedes en una pausa del rodaje.
La vida de Tita no fue la de la niña mimada que creció en cuna de oro. Todo lo contrario. "Ella siempre hablaba de que su motor siempre fue el hambre. No buscaba ir hacia algo, buscaba salir de algo. Y así el impulso es mayor. Ese hambre la acompañó toda su vida, nunca pudo sentirse del todo satisfecha. Es hambre de cariño, de compañía, de aceptación, porque siempre estuvo muy sola. Vivió con lo justo, alguna vez durmió en la calle. Pero su mayor carencia no era económica, sino con el frío del alma, de la soledad que la persiguió toda la vida. Ella los sobrevivió a todos y, una y otra vez, se terminó quedando sola. Eso se ve claramente en la película. Los personajes de su vida le pasan, y ella sigue escapando de esa soledad. Creo que nunca lo logró", reflexiona Funes.
La película arranca con Tita viviendo en el conventillo, trabajando en el Teatro Bataclán, uno de los primeros donde trabajó. Allí mostraba las piernas, algo que en ese tiempo no era menor. "Un lugar de bajofondo, un tugurio donde se sugiere que Tita ha trabajado de prostituta, hasta que alguien la vio, que es SimónYrigoyenIriondo, interpretado en la película por Mario Pasik, que le enseñó a leer y escribir a sus 17 años. Fue la persona que le abrió la cabeza y le dijo "vos podés". Así salió del tugurio para subirse a un escenario. Empezó a encontrar a la artista, la mina que dice y razona. Era una mujer con ideas muy fuertes", cuenta Mercedes.
Costantini, cuyo padre fue funcionario del Gobierno de Perón, habla de la película como "una súper producción". No es para menos, a Tita le hicierom 35 vestuarios a medida, todos a mano. Se usaron 45 autos de epoca, y hay 800 extras lookeados a tono, 1200 metros cuadrados de realización de decorados en estudio, 30 locaciones reales entre palacios, conventillos, bares y casonas de aquel tiempo, algunas pertenecientes al barrio en qué vivió Tita. Se grabaron los temas musicales en los estudios ION con micrófonos usados por Tita para sus últimas grabaciones donde participaron 25 músicos.
El rodaje de la escena de Je Suis Lulu termina y Tita y Eva se retiran. "Es una escena muy íntima entre Eva y Tita, de mujer a mujer, de intimidad. Es un momento de charla con su amiga", explica Soledad Fandiño vestida como Eva, con sus ojos claros escondidos detrás de lentes de contacto oscuros."Son mujeres con personalidades parecidas, una esencia similar. La directora las pone en una situación descontracturada, charlando. Se muestra un lado B de las dos. Está bueno ver a Eva tan relajada. Estas mujeres vinieron a mostrarnos que lo femenino no quita lo valiente y el coraje. Por eso son tan fuertes", cierra Funes.


Tita y Sandrini: Una historia de amor
"La historia con Luis Sandrini fue una pasión arrolladora en la vida de Tita. La dejó subyugada. Ella hubiera dado todo y más por quedarse al lado de ese hombre. Fue el único que la desdibujó, que la corrió de su eje. La transformó en otra cosa. La amansó, la adiestró, al menos eso intentó. De hecho, hubiera dejado por él su profesión. Ella decía: "Yo nunca tuve un traje blanco, no llegué, no tuve la suerte. Ni de la comunión, ni de novia. El único que me va tocar el del final, en el cajón"", cuenta Mercedes Funes.
Poseído por el personaje de Sandrini, Damián de Santo habla ese amor. "Tita me parece una hembra hermosa, que en la intimidad despliega todas sus alas, que tiene bien definida su parte femenina, así como la masculina. Es de armas tomar, tiene una energía especial. Ellos tenían una intimidad feroz, cosa que Sandrini había desconocido. Pero lo pasional se diluye con el tiempo si no suceden otras cosas, y eso fue lo que le pasó a Luis. Ella tenía una potencia que Sandrini no podía controlar. Por ahí la afinó un poquito, pero amansarla no. Luis era un gentleman, le gustaban las cosas bellas, caras, tenían orígenes antagónicos. Tita venía del barro, la pobreza. Luis tuvo una vida acomodada", explica.
Personificar una mujer como Tita Merello puede ser un antes y un después para Funes. De cierta forma el personaje la interpela como mujer. "Tengo similitudes con ciertas aristas de su historia que me estremecen. Intimas, de soledades, en las que digo: "Yo te entiendo". Su forma de pararse frente a la profesión, el tema de la no maternidad, y en otras en las que ella es avasallante y directa, y yo todo lo contrario. Soy diplomática, paciente y me fascina ponerme en sus zapatos. Me enseña. Ojalá termine la película siendo menos complaciente, menos paciente, aprender a mostrar los dientes. Algo que ella hacía para defenderse, desde que nació. Lo estoy transitando como un aprendizaje personal. Porque peor es el cinismo, especular con el otro, la cosa oscura y retorcida", confiesa la actriz.
Sin dudas, una mujer como Tita desafiaba todos los parámetros de su tiempo. Esther Goris, que interpreta a su madre, lo resalta. "Para mí Tita es un referente, un modelo a seguir en un montón de cosas. Tuvo una libertad que era un escándalo para la época. Tiene los pies sobre la tierra, su madre, Ana, no, es una militante del entusiasmo, que tiene algo de negación de la realidad. Siente un gran amor por ella, porque vive a través de ella. "Pronto vamos a ser felices", le dice cuando están en la peor de las condiciones. Cuando Tita estaba en el orfanato. Tal vez sabe cosas de su hija, como su historia en el Bataclán, pero para ella no sabe, no se entera", comenta.

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